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Construyendo un futuro de equidad en salud: Una conversación con la Dra. Maribel Ponferrada Arteaga

Entrevista Dra. Maribel Ponferrada 1

La entrevista con la Dra. Maria Isabel Ponferrada Arteaga, Doctorada en Antropología y experta en Perspectiva de Género, destaca la importancia de la perspectiva de género en la salud, identificando las desigualdades estructurales y la necesidad de integrarla en todos los niveles de investigación y práctica clínica. Pone de manifiesto la disminución de mujeres en posiciones directivas y la persistencia de sesgos de género en la concesión de financiación para proyectos de investigación. Resalta la importancia de superar las barreras que limitan el acceso de las mujeres al ámbito de la investigación y la salud, especialmente a través de la formación en perspectiva de género y la promoción de mujeres en posiciones directivas. Por último, destaca la necesidad de seguir evolucionando en la integración de la perspectiva de género en la investigación en salud, con un enfoque inclusivo y multidisciplinar que aborde las desigualdades estructurales y garantice una atención equitativa para todos.

11/03/2024

Entrevista con la Dra. Maribel Ponferrada Arteaga, doctorada en antropología y experta en la perspectiva de género en la investigación.

-¿Cuál es tu opinión sobre la equidad de género en la salud?

La perspectiva de género, en cualquier ámbito, implica revelar y abordar las desigualdades de género en el acceso a los recursos materiales, considerando la interacción con otras desigualdades como el estatus socioeconómico, la edad, el origen, el estatus de ciudadanía, la racialización, la discriminación por orientación sexual e identidad de género, y las discapacidades.

Esto implica varias dimensiones:

1) Asegurar que mujeres y hombres, en toda su diversidad, disfruten de un nivel completo de bienestar físico, mental y social. Esto implica diagnosticar y corregir los factores estructurales que condicionan la salud, coordinando las políticas de salud con las políticas económicas y territoriales. Aunque las mujeres tengan una mayor esperanza de vida, las desigualdades que padecen se traducen en una peor calidad de vida en la vejez.

2) Garantizar un acceso igualitario a los beneficios de los sistemas de salud, incluyendo la prevención y los tratamientos, y abordar los sesgos de género en el diagnóstico y la atención. Existen sesgos de género inconscientes en el diagnóstico de enfermedades que producen un retraso en los diagnósticos y una infradiagnóstico, y puede haber más sesgos también en el tiempo dedicado a la atención de mujeres y hombres. Por otro lado, el colectivo LGBTI también puede experimentar sesgos de género, como mayores dificultades en el acceso a la salud reproductiva y sexual.

3) Integrar la perspectiva de género en la investigación en salud, incluyendo la inclusión de mujeres en los ensayos clínicos y el análisis de las diferencias de sexo y las desigualdades de género en todas las fases de la investigación. Además, se debe priorizar la investigación de los problemas de salud específicos de las mujeres en diferentes etapas de la vida, como la adolescencia, el embarazo y el envejecimiento.

En ciertas investigaciones, las cuestiones biológicas serán relevantes, pero en otras se deberá tener en cuenta las desigualdades que afectan específicamente a las mujeres debido a sus condiciones de vida.

-¿Crees que las mujeres tienen limitaciones para acceder al ámbito de la investigación y la salud?

En el ámbito de la investigación y la salud, las mujeres enfrentan limitaciones notables en su trayectoria profesional. Aunque son mayoría a nivel de alumnado universitario y en los primeros niveles académicos como el doctorado, se produce una disminución significativa de la presencia de mujeres a medida que se estabilizan laboralmente. Este fenómeno, conocido como "techo de cristal", se manifiesta con una menor representación de mujeres en grados titulares y, especialmente, en cargos de catedráticas.

La subrepresentación persiste en la investigación, con menos mujeres liderando proyectos y una notable desigualdad en la financiación. A pesar de una tasa de éxito superior en las mujeres que solicitan proyectos, el importe económico otorgado a proyectos liderados por hombres es significativamente más elevado.

La maternidad surge como un obstáculo destacado, afectando negativamente la carrera investigadora de las mujeres. Las dificultades para acceder al financiamiento y la falta de apoyo para la conciliación entre carrera y cuidado también contribuyen a esta discriminación de género.

Se necesitan estudios cualitativos y un análisis profundo de los procesos de selección y financiamiento para abordar estas desigualdades persistentes. La formación en perspectiva de género y el impulso de mujeres en posiciones directivas son cruciales para avanzar hacia una mayor equidad en la investigación y salud.

Un pequeño ejemplo en datos es el que nos proporciona "Científicas en cifras 2023", donde se comenta que a nivel de grados titulares y de consolidación de la carrera científica, las mujeres aparecen en un 44,5% en comparación con el 55,5% de hombres. Además, el techo de cristal es evidente, con solo el 26,6% de las cátedras ocupadas por mujeres.

Fuente: Científicas en Cifras 2023 (https://www.ciencia.gob.es/InfoGeneralPortal/documento/f4f6bb28-cae5-4da2-85f4-067508c410eb)

-¿Cómo cree que el papel del género afecta a la percepción de la salud y el acceso a los servicios de salud entre las personas mayores?

En relación con la percepción de la salud y el acceso a los servicios entre las personas mayores, el papel del género puede incidir en el nivel de autonomía y toma de decisiones de las mujeres mayores, muchas de las cuales aún experimentan las consecuencias del sistema patriarcal. Esta influencia se va reduciendo, pero algunas mujeres aún sufren las consecuencias de las presiones sociales y familiares que han limitado su participación en la vida laboral y pública. Además, factores socioeconómicos y ambientales también influyen en el acceso a los servicios de salud, con un entorno peor que conduce a un acceso más limitado a los recursos, a menos que haya programas específicos de mejora. Las mujeres solicitan más servicios en los centros de atención primaria, pero pueden estar infradiagnosticadas en ciertas enfermedades, posiblemente debido a un sesgo en la percepción de sus síntomas en comparación con los hombres. Los servicios de salud pueden actuar como agentes de prevención, conectando a las mujeres mayores con servicios de actividad física y fisioterapia preventiva a domicilio, aunque esta oferta no esté uniformemente desarrollada en todos los ámbitos territoriales.

-¿Cómo ha evolucionado su comprensión de la relación entre masculinidades, feminidades y salud desde sus primeros trabajos en los institutos, hasta su investigación postdoctoral?

En mis primeros trabajos, centrados en las experiencias escolares de los jóvenes mediante la etnografía en los institutos, observé cuestiones relacionadas con la socialización de la femineidad, especialmente entre las mujeres de clase trabajadora. Inicialmente, las mujeres se veían afectadas por la percepción de falta de competencia y oportunidades, principalmente debido al sistema patriarcal. En el ámbito escolar, detecté la persistencia de machismos ocultos, y creo que, en lugar de mejorar, la situación puede estar empeorando.

Además, las desigualdades de género experimentadas durante la juventud se traducen en problemas emocionales entre las personas mayores, especialmente en aquellas que han estado inmersas en el patriarcado y han sido desposeídas. Esta población presenta mayores índices de enfermedades de demencia, psicológicas y cognitivas, especialmente cuando hay dependencia y falta de instrucción.

A pesar de los avances en la educación y el acceso a trabajos remunerados para las mujeres, la falta de voz continúa afectando a las generaciones más jóvenes. Esta desigualdad tiene repercusiones negativas en la salud mental y la percepción de salud de las chicas jóvenes, lo que pone de manifiesto la necesidad de abordar estas cuestiones y promover la agencia femenina desde las etapas más tempranas de la vida.

-¿Cómo valora el papel de la investigación en salud y género en la promoción de la igualdad y la justicia social en los sistemas educativos y de salud, y cómo cree que esta investigación puede contribuir a abordar las desigualdades estructurales en la sociedad?

Es clave que toda la investigación en salud incorpore la perspectiva de género y que tanto investigadores hombres como mujeres participen y lideren los proyectos para aportar su saber y su experiencia vital como seres con género. Esta perspectiva es esencial para reconocer las experiencias diferenciadas de las mujeres, de todas las edades y circunstancias, y convertir sus problemas de salud y de vida en cuestiones de investigación prioritarias.

La necesidad de aumentar la presencia de mujeres en la investigación es inminente, especialmente aquellas con formación en perspectiva de género. La cultura científica tradicional ha sido transmitida sin cuestionarse y sin incluir las percepciones y experiencias de las mujeres, especialmente las de sectores marginados y subalternizados por razones de origen, clase social o edad.

-¿Cómo ve la evolución del campo de la salud y la investigación en relación con el aspecto de género, y qué cree que serán los ámbitos clave de investigación en los próximos años?

La evolución del campo de la salud y la investigación en relación con el aspecto de género presenta avances significativos, con la Comisión de la Unión Europea dando mayor importancia a los proyectos que trascienden fronteras disciplinarias. Este enfoque fomenta la integración de personas de otras disciplinas, promoviendo la interdisciplinariedad como práctica común. La necesidad de una perspectiva más transversal y multidisciplinaria emerge, ya que las colaboraciones interdisciplinarias, aunque han sido percibidas en cursos de doctorado, aún no son la norma.

Es importante romper fronteras no solo desde un punto de vista disciplinario, sino también impulsando una investigación con responsabilidad social, centrándose en la aplicación práctica, con diseños de instrumentos que incorporen las voces de las personas afectadas y con prácticas como etnografías que acerquen la investigación a las realidades ciudadanas.

También se espera que se incorporen poblaciones socialmente excluidas por motivos como cambios climáticos, guerras, edad o discapacidad. Asimismo, será clave integrar la dimensión de género y la perspectiva de género interseccional, asegurando una atención médica y una investigación más inclusivas y equitativas para todos, y dando un papel más activo y protagonista a las mujeres en todos los ámbitos de su vida y en las futuras generaciones.