La Bodega Cooperativa y el Sant Cugat del vino
En 1921 se fundó el Sindicato Vitivinícola y Caja Rural de Sant Medir por parte de 51 viticultores locales. Esta cooperativa tenía como objetivo principal hacer vino conjuntamente para sacar más rendimiento al trabajo y la producción.
Con la constitución de la cooperativa se promovió la construcción de una bodega cooperativa para llevar a cabo la vinificación y conservar el vino hasta su venta.
El proyecto fue encargado a César Martinell, arquitecto especialista en arquitectura agraria del momento, cuya obra une el modernismo gaudiniano y el racionalismo novecentista e integra los conocimientos enológicos más avanzados del momento. El resultado fue un impresionante edificio de arcos catenarios y bóvedas de ladrillo, que representó el medio de vida para varias generaciones del campesinado de Sant Cugat.
Más allá de la Bodega como emblema principal del Sant Cugat del vino, la ciudad cuenta con testimonios del pasado agrícola de la ciudad, donde la tradición de la viña y el vino ha dejado una huella importante. Esta tradición arraiga en el mundo romano, cuando ya se documenta en yacimientos como la villa de Can Cabassa, y toma fuerza en el mundo medieval, donde el mismo monasterio impulsa el cultivo de la viña y la comercialización del vino. Pero será en los siglos XVIII y XIX cuando una fuerte especialización en la vinicultura se convierte en motor de cambio y expansión. La imagen actual de la ciudad, las casas con bodegas, las masías y la Alfarería Arpí testimonian este momento. La Bodega Cooperativa, el edificio más emblemático de esta tradición, representa también el punto final como último testigo del pasado vinícola.