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Campus de Arqueología y Paleontología de la UAB

Parc Natural del Montseny

Seu del Parc Natural del Montseny

Los cortijos del Bellver, Agustí y el Passerell se encuentran al pie del cerro de Tagamanent. Las menciones documentales más antiguos de la organización parroquial y castastral de éste espacio son del siglo X. El cortijo Agustí aparece mencionado en un documento de finales del siglo XII. Esta articulación de centros de poder y de cortijos conforma un lugar privilegiado para el estudio de las formas de organizar las construcciones, los campos de cultivo y los pastos en un espacio feudalitzado. El paisaje actual es el resultado de la disposición inicial, medieval, de construcciones y de campos, y de las transformaciones, ampliaciones y abandonos que han tenido lugar hasta la actualidad. La comprensión de este paisaje, desde el punto de vista histórico, comporta explicar, por un lado, los diferentes componentes (castillo, iglesias, casas y otros edificios, campos, pastos, bosques, caminos) que forman el conjunto. Y, de la otra, las relaciones, variables a lo largo del tiempo, entre todos ellos, los espacios habitados, las instalaciones como eras, graneros y bebederos, los campos cultivados, los pastos y los bosques.           

Además del potencial de la zona en la formación de los estudiantes de los grados de arqueología y de historia, y en las expectativas de investigación, el espacio conforma un conjunto patrimonial con muchas posibilidades de puesta en valor. Más allá del acondicionamiento del castillo, de las iglesias de Santa Maria y de Sant Martí, y de los cortijos (hay un plano director del castillo; Bellver funciona como restaurante; la casa de Agustí ha sido musealizada; el Passerell está abandonado) la docencia y la investigación vinculadas a la UAB pueden dar una perspectiva más amplia y original de este patrimonio. Los conocimientos históricos generados mediante el uso combinado de la documentación escrita y de la arqueología pueden ser el fundamento de una musealización completa del espacio, con un discurso museológico con el cual hacer inteligible, de manera diacrónica, la relación de las construcciones (castillo, iglesias, cortijos) con las prácticas agrarias que, en última instancia, daban sentido en estos edificios. De este modo, las zanjas, los caminos, los pastos, etc, no serán elementos inconexos y sin significado del paisaje, sino que conformarán un conjunto articulado e inteligible, el cual, por otro lado, podrá ser percibido como un rastro consistente de saberes y de prácticas fundamentales, ya desaparecidas, difícilmente aprehensibles por otros medios, y que han generado el paisaje que todavía se puede ver en la actualidad.

Información complementaria