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Un estudio de la UAB rehace los orígenes culturales de Vic

Orígens culturals de Vic
Jesús Alturo i Tània Alaix, consultando los documentos del Archivo Episcopal de Vic.

Un análisis paleográfico y filológico de centenares de códices y miles de documentos de los siglos IX y X de la diócesis de Vic demuestra que muchos de los manuscritos de este periodo y algunos de los personajes más importantes que los produjeron, como el obispo Gotmar y el canónigo Adanagell, eran autóctonos y no foráneos, como se pensaba hasta ahora. La investigación abre la puerta a analizar con la misma metodología los documentos y códices del resto de diócesis catalanas de este periodo, un patrimonio cultural de los más importantes de Europa.

21/04/2021

Una investigación realizada por investigadores de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) ofrece una nueva interpretación sobre los orígenes culturales del obispado de Vic a lo largo de los siglos IX y X, al inicio de la época carolingia, cuando se restauró la diócesis de Osona al acabar la invasión sarracena. Un periodo, el del alta Edad Media, en el que la cultura se hacía y difundía desde los estamentos eclesiásticos y que sentó las bases del pensamiento y personalidad de la proto-Cataluña.

El Archivo Episcopal de Vic es uno de los más importantes de este periodo en Cataluña y Europa. Jesús Alturo y Tània Alaix, catedrático e investigadora predoctoral, respectivamente, del Departamento de Ciencias de la Antigüedad y la Edad Media, han llevado a cabo un análisis comparativo paleográfico y filológico de toda su documentación: centenares de códices y unos dos mil documentos (diplomas). Y además de la edición crítica de los textos más significativos, se han ocupado también de las personas que los produjeron y difundieron, así como de las instituciones culturales en la que fueron creados y utilizados, como los escritorios, bibliotecas y escuelas.

El estudio lo han recogido en el volumen “El canonge Adanagell de Vic (ca. 860-925), llavor de noves semences”, editado por las Publicaciones de la Abadía de Montserrat y que se presenta mañana en la sede del Patronat d’Estudis Osonencs, en el Templo Romano de Vic, en un acto presidido por la alcaldesa de la ciudad, Anna Erre; el obispo de Vic, Romà Casanova y la directora general del Patrimonio Cultural, Elsa Ibar. La presentación del mismo está a cargo del historiador Ramon Ordeig i Mata.

Los resultados ofrecen una nueva visión sobre la producción cultural en aquel periodo y de sus protagonistas (los homines scholastici), a menudo bastante diferente a la presentada hasta ahora. Como por ejemplo que el primer obispo de la sede de Vic, Gotmar, y su secretario, el erudito canónigo Adanagell, eran autóctonos y no llegaron de la diócesis de Narbona, como se pensaba mayoritariamente. Su escritura, carolingia pero con claras influencias visigóticas, así lo demuestra.

La atribución de la procedencia foránea de los dos eclesiásticos había dado pie a considerar del mismo origen un notable conjunto de manuscritos actualmente conservados en el archivo episcopal vicense, que ahora se ha demostrado que se produjeron en Vic.

Por el contrario, los expertos han determinado el origen narbonés del segundo obispo, Ideler (este considerado hasta ahora catalán), con quien empezó la influencia cultural de Narbona sobre Vic.

Una producción cultural continuada

La comparación de los textos de diferentes territorios ha llevado los autores a demostrar también que Vic, a pesar de que partió inicialmente de un nivel inferior al del resto de obispados catalanes, tuvo una mínima producción cultural durante el periodo anterior a la restauración, y sus instituciones culturales no desaparecieron completamente.

“Vic no partió de cero, como hasta ahora se había creído. Hemos identificado clérigos plenamente alfabetizados, hecho que prueba la continuidad de un sistema educativo, aunque sea en el ámbito doméstico de los propios eclesiásticos docentes”, explica Jesús Alturo. “A la vez, en estos eclesiásticos pervivía un sentimiento de formar parte de una iglesia local, como era la antigua diócesis de Vic. No había obispo, pero sí que quedaron sacerdotes que continuaron su tarea ministerial y cultural”, señala.

El análisis de un parlamento del año 906 del obispo Ideler les ha permitido constatar, además, que la diócesis de Vic no quedó solo bajo la tutela única del arzobispado de Narbona antes de la restauración, sino también de otras diócesis catalanas.

Los investigadores han detectado igualmente discusiones de los clérigos sobre temas teológicos bajo la presidencia del obispo y destacan la identificación de un breve texto escrito en el dorso de un pergamino que podría tratarse del inicio de la preparación de un sermón, de una clase o de una discusión teológica. “El hecho que este texto esté escrito en un latín muy romanceado nos ilustra también sobre cómo debían de ser algunos sermones, el lenguaje de los maestros en las clases o el latín hablado entre los clérigos, una lengua de cultura muy influida por el catalán, que era, desde hacía siglos, la lengua corriente de la proto-Cataluña”, indican.

No les ha sido posible, sin embargo, hallar muchos restos de actividades culturales por parte de las mujeres, a excepción de la firma autógrafa de algunas de ellas o la lectura de textos litúrgicos, como es el caso de la monja Riquell de Sant Joan de Ripoll. “Para encontrar un caso como el de Alba de Vic, auténtica profesional de la escritura, habrá que esperar el siglo XI, el de mayor esplendor cultural de Vic en tiempos altomedievales”, señalan.

Estudio orígenes culturales de Vic

Firma original del obispo Gotmar, con reminiscencias visigóticas. Acta de consagración de Sant Martí d’Aiguafreda puesta por escrito por el canónigo Adanagell el 5 de agosto del año 898. Barcelona, ACA, Cancelleria, Pergamins, Guifrè I, num. 8. © Archivo de la Corona de Aragón

La importancia de estudiar los idiotismos gráficos

Los expertos en Paleografía y Diplomática de la UAB han identificado también a los autores de numerosas copias de manuscritos enteros, de simples fragmentos de códices e incluso de diplomas anónimos, con nombres como por ejemplo Altimir, At, Eiximèn, Isarn, Llop o Recared.

Lo han hecho demostrando inequívocamente que los escribas de los diplomas y los amanuenses que copiaban los códices eran muy a menudo la misma persona y aplicando en su estudio una aproximación propia basada en el análisis de los idiotismos gráficos, es decir, los mínimos detalles que personalizan una escritura determinada.

“Aunque hemos constatado que había una escuela caligráfica para enseñar la técnica de transcripción a los jóvenes clérigos, lo que les hacía tener una escritura muy parecida, existen particularidades en la escritura de cada individuo. La manera de indicar una abreviatura, la forma de una simple letra, enlace o nexo o la particular manera de expresar una idea son detalles que con frecuencia pasan desapercibidos, pero que cuidadosamente observados pueden ofrecer datos culturales de gran interés. Reconocer estos idiotismos gráficos ha sido clave para la identificación de los autores de la copia de una gran parte de los manuscritos conservados”, explica Tània Alaix.

“Confiamos en poder aplicar esta metodología basada en el análisis paleográfico y filológico al resto de diócesis catalanas con resultado parecido: quizás encontraremos que también nos ofrecen un panorama diferente al que hemos tenido hasta ahora”, concluyen los investigadores.