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Las máquinas han substituido los seres humanos durante toda la historia, la diferencia con la revolución actual, es que sustituyen el cerebro

Xavier Sala-i-Martin
Xavier Sala-i-Martin comenzó Ciencias Económicas en la UAB sin demasiada convicción y, finalmente, encontró su camino de vida. Combina su faceta como catedrático en Columbia University con la de divulgador en diferentes medios de comunicación y la publicación de libros.

18/10/2018

Hablamos con Xavier Sala-i-Martin, graduado en Ciencias Económicas en la UAB en 1985, sobre sus inicios en la Universidad y sobre todo sobre los retos éticos que plantea la cuarta revolución industrial de la inteligencia artificial.

Sala-i-Martin fue el ponente de la Inauguración del curso en Economía y Empresa el 4 de octubre. ¡Mira el vídeo completo del acto!
 
¿En qué momento de tu vida comienzas a interesarte por la economía?
Yo soy producto de aquello que se llamaba “curso de orientación universitaria”, que no orientaba nada. Pregunté a mi madre quién era la persona más rica de mi familia y qué había estudiado. Era un tío mío que había estudiado Económicas y entonces decidí hacer Economía en la UAB por unas razones totalmente equivocadas. Lo hice más o menos bien al principio, pero al llegar a segundo descubrí que me gustaba realmente la Microeconomía, con un profesor visitante que venía de San Diego, Joaquim Silvestre.
 
¿Cómo te influyó?
Silvestre me dijo: “Tú tienes que ir a estudiar a Estados Unidos”. Yo no hablaba inglés, porque soy producto de la época de la estupidez donde se hacía francés. Tuve dos años para estudiar inglés y poder marchar. Me gustó la idea, y a partir de aquel momento me entusiasmó todo, pero yo estaba encarado hacia la micro, economía matemática, y fui a Harvard a estudiar con Andreu Mas-Colell, que en aquel momento era profesor de economía matemática. Allá, como la universidad y la vida son carísimas, en verano siempre tienes que buscar trabajos y conseguí uno en Bolivia con uno de los profesores, Jeffrey Sachs. Allí es donde descubrí la pobreza. Yo vivía aquí, mi padre era profesor, no éramos ricos, pero vivíamos más o menos bien. Una familia media de un país medio. No había estado en África ni en la India, y en aquel momento Bolivia, junto con Haití, eran los países más pobres de América.
 
Entonces fue una experiencia clave para ti.
Sí, entonces me dije: “La economía está muy bien, la teoría matemática es como hacer crucigramas, es divertidísimo, me encanta, pero tiene que servir para alguna cosa, por ejemplo, para que los países pobres dejen de ser pobres”. Fue un punto de inflexión y pasé de la economía matemática a crecimiento económico y desarrollo. A partir de aquí he vivido un año en la India, tengo una ONG que trabaja en África y he dedicado toda la vida, desde la teoría, desde la lógica de la matemática, aplicada a problemas de pobreza: cómo se elimina la pobreza, cómo se hace crecer a los países… Mis últimas investigaciones utilizan las observaciones de las luces de los satélites para analizar la actividad económica en países empobrecidos, donde hay muy pocos datos. Podemos calcular muy bien cuál es la producción y lo medimos mejor que las propias autoridades.
 
Para erradicar la pobreza, ¿se está haciendo un buen trabajo actualmente?
Desde aquí, desde Catalunya pensamos que el mundo es un desastre, pero hoy en día se muere más gente por comer demasiado que por comer demasiado poco. Las hambrunas de los 70, toda la población muriéndose de hambre, esto no existe. Por lo tanto, la humanidad ha tenido un grandísimo éxito. La Biblia habla de los cuatro jinetes del Apocalipsis: la hambruna, la epidemia, las guerras y la muerte. Los tres primeros los hemos eliminado. El año pasado hubo un ataque de Évola que parecía que tenía que matar la mitad de la humanidad, y al final murieron muchas personas, pero no fue lo que esperaban. Y hoy en día se muere más gente por accidentes de tráfico que por guerras. A lo largo de la historia estas tres cosas han sido una plaga para la humanidad y hemos conseguido erradicarlas prácticamente. Obviamente la muerte no la hemos superado, pero la esperanza de vida en 1800 era de 37 años. Tenemos que celebrar los éxitos que la humanidad ha conseguido. Esto no quiere decir que no tengamos problemas, tenemos unas desigualdades exageradas, por ejemplo.
 
¿Qué otros retos tiene la humanidad?
El deterioro del medio ambiente, por ejemplo, y otro que está más relacionado con la ética. Ahora estamos en medio de una revolución científica en muchas áreas, la inteligencia artificial, los nanomateriales, las energías renovables, el cryptocurrencies… toda una serie de innovaciones que están cambiando radicalmente el mundo, y una de las que está cambiando es que estamos descubriendo cómo funciona el cerebro, que es el último gran secreto del universo. Descubrimos qué es la conciencia, qué es lo que nos hace felices, qué es lo que nos hace sufrir, pero por otro lado estamos descubriendo que todas estas bestias que son nuestras esclavas, también sienten lo mismo. Y en algún momento tendremos que reconsiderar cómo estamos tratando a las vacas, no hay derechos vacunos, hay derechos humanos. Los humanos nos hemos proclamado reyes de la creación y nos damos derechos, pero se los hemos quitado a las otras especies vivas.
 
Hablas de esta cuarta revolución industrial: la inteligencia artificial, el big data… ¿cómo afecta esta nueva revolución al sistema de mercado?
Cambia radicalmente muchos aspectos de la economía. De entrada, cabe decir que será muy beneficioso. Por ejemplo, gracias a la inteligencia artificial podemos conducir sin conductor. Un millón trescientas mil personas mueren por accidentes de coche en el mundo, y la mayor parte por culpa del conductor. Son errores humanos lamentables. Todos estos errores se evitarán con la inteligencia artificial, seguirá habiendo accidentes, pero serán mucho menores. Gracias a la inteligencia artificial, los médicos tendrán una capacidad de diagnosticar tumores mucho más amplia, porque hoy en día las máquinas los visualizan mucho mejor que los patólogos humanos. Gracias a las máquinas y a la evolución de las ciencias neurológicas, la inteligencia artificial puede predecir el comportamiento de la gente. Y por ejemplo, han entrado en un campo que estaba absolutamente prohibido, predecir cuando alguien intentará suicidarse. Tendrá unas ventajas brutales, es una cosa muy buena toda esta tecnología. Pero, ¿qué pasará con los taxistas? Hay 65 millones de personas que viven de conducir. ¿O qué pasará con los médicos?
 
Exacto, ¿dónde queda entonces el trabajo de las personas?
El hecho de que las máquinas sustituyan a los seres humanos ha pasado durante toda la historia, lo que pasa es que a lo largo de la historia hemos sustituido trabajos rutinarios y trabajos físicos. La diferencia con la revolución actual es que sustituyes al cerebro. Y esto tiene una implicación. Yo creo que a la larga seguiremos creando más puestos de trabajo de los que destruiremos. En todas las revoluciones ha pasado, el paro tecnológico del que habla Keynes no ha pasado, no existe, porque siempre hemos encontrado algo. El problema es que ahora la sustitución no es el cuerpo, es el cerebro, por lo tanto, gente con capital humano importante. Entonces una de las cosas que pasa ahora es que la clase media, la gente que antes tenía buenos sueldos, pasan a tener sueldos ridículos por hacer trabajos no cualificados y la clase media se vacía y se polariza la sociedad, y esto da lugar a todos los populismos que estamos viendo. Al final los futuros trabajadores se adaptarán e irán a buscar otro trabajo, pero el problema es la transición, que en otras revoluciones ha sido muy fácil, porque cambiar de trabajo en una persona poco cualificada no cuesta tanto. La única manera de preparar para todo esto es la educación, pero la forma como estamos educando a los niños creo que es errónea.
 
Eres catedrático en Columbia, ¿cuál es el papel de las universidades en este futuro tan próximo?
En esta facultad, y en todas las facultades de Economía del mundo, enseñan profesiones. Yo creo que nos tenemos que adaptar, pero sobre todo tenemos que visualizar que el mundo cambiará y será bueno que lo haga. Desaparecerán muchas profesiones y, por lo tanto, lo que tenemos que hacer es adaptarnos nosotros, los educadores, a enseñar capacitaciones a los chicos, las skills que nos permitan sobrevivir en un mundo cambiante.
 
Una última pregunta, ¿qué se espera de los economistas del futuro?
No sé predecir el futuro ni sé hacia dónde iremos, pero lo que a mí me gustaría es volver a los orígenes, a los primeros grandes economistas. Los grandes economistas eran profesores de ética. Adam Smith, además de La riqueza de las naciones, escribió libros de teoría moral, de la teoría de los sentimientos, y esto lo hemos perdido. Nos hemos especializado, hemos intentado ser físicos, eliminar toda la parte humana, imaginamos que los humanos se comportan como robots de manera ultraracional sin mirar las consecuencias éticas. Y esto es importante porque la nueva revolución nos comporta dilemas éticos importantes. Por ejemplo, una de las tecnologías que se están desarrollando es la que está relacionada con el ADN, la modificación genética de los humanos. Es un problema ético y no sabemos pensar sobre este tema. O por ejemplo, los automóviles sin conductor tendrán accidentes, pero serán accidentes programados. A partir de ahora, en caso de accidente, el robot tendrá que decidir si gira a la izquierda o a la derecha, giro a la izquierda y mato un bebé, o giro a la derecha y mato a una anciana. ¿Cuál es el valor de la vida? ¿Vale más la vida de un bebé que la de una anciana? La persona conductora no puede decidir, es un accidente, pero en este caso está escrito en un algoritmo. También se necesita un compromiso político, ¿qué visión tiene Pedro Sánchez de la inteligencia artificial para España? Yo no la sé, pero los coches están a punto de llegar y la manipulación genética ya está aquí. Y Trump, ¿qué visión tiene el país más poderoso del mundo, el país donde está Silicon Valley, donde están desarrollando éstas técnicas? ¿Qué visión tiene de la inteligencia artificial? ¿Cómo se solucionan todos estos problemas que explico?