La UAB publica el manual de historia de la mujer de Montserrat Jiménez Sureda

El libro parte de la experiencia de Jiménez como profesora, desde el año 2013, de la asignatura "Historia y género en la época moderna" en la Facultad de Filosofía y Letras de la UAB. Al preparar la asignatura, Jiménez detectó la falta de un manual que explicara la evolución histórica de las mujeres "estructuralmente, pero también en coyunturas concretas". Así pues, según la autora, "este libro quiere ser un manual de iniciación, unos rudimentos muy simples que trasladan al papel una parte del contenido de mis clases sobre historia y género en la época moderna". Su obra, sin embargo, abarca el tiempo histórico comprendido entre la antigua Grecia y los inicios del siglo XXI.

"La historia de los hombres y la historia de las mujeres tiene la divergencia desconcertante de las vidas paralelas"

En la introducción del libro, Jiménez explica: "Normalmente, los niños suelen tener el sentimiento de ser inexistentes para los adultos que los rodean. (...) Nuestras antepasadas seguramente que se sentían igual. Nuestros antepasados ​​tenían la costumbre de no dejar que participaran en nada cuando se trataba de poder. Ahora bien, limpiar y cocinar y, en general, servirlos, tanto como quisieran".

Esta posición queda reflejada en el relato convencional de la historia: "La ciencia de los seres humanos no ha sido nunca neutral. Las instituciones que han tenido capacidad para legitimar y transmitir el conocimiento han sido creadas por los hombres bajo supuestos de poder y control social que los favorecían en una clasificación genérica y que los ponían en sus manos el dominio de cualquier estructura, doméstica o pública. Este esquema basado en unos supuestos biológicos falsos que aseveraban la inferioridad natural femenina silenciaban y deslegitimizaban el saber científico femenino tanto como sus detentoras". Además, según reflexiona la autora, "la misoginia se convirtió en la filosofía de vida dominante en Occidente hasta la segunda mitad del siglo XX. Como norma, la encontramos en todos los filósofos y en todas las disciplinas que aparecen como popes en los manuales de enseñanza: desde los padres de la Iglesia hasta Sigmund Freud". Y afirma, más adelante: "Desde la historia podemos dar fe de que individuos dispuestos a dejarse matar por los derechos del hombre y del ciudadano han sido furibundamente misóginos".

Jiménez cita a Winston Churchill -"La historia ya nos juzgará"- para afirmar: "Pues, por si acaso, mejor figurar, en medio de tan ilustre magistratura, en el bando de quienes la escriben, así las mujeres nos aseguraremos de que el veredicto nos sea del todo favorable". Ya que, a las mujeres "el hecho de ser simples objetos de análisis para los colegas historiadores de las épocas pretéritas no es que nos haya ido muy bien". Y sentencia: "Ahora nos toca a nosotras, a las mujeres. No es un simple usufructo de este concepto. Tenemos todo el derecho a una propiedad plena, a la fusión del dominio útil y el dominio directo. Este es nuestro momento histórico".

"El trabajo propio de los esclavos y los obreros"

La introducción repasa también la posición histórica de las mujeres a lo largo de los tiempos. Afirma, por ejemplo: "Paradójicamente, en un sexo etiquetado de débil, el primer acceso de las mujeres al trabajo es el del trabajo propio de los esclavos y los obreros. Es decir, el trabajo físicamente más duro y peligroso. (...) Muchos de estos trabajos integraban la violencia como una de las herramientas del negocio. (...) Las pastoras se podían enfrentarse con un lobo con la ayuda de su valentía (o su desesperación) y armadas rudimentariamente con un palo".

Y trata también sobre los mecanismos de discriminación: "El hecho de victimizar a las más débiles ha esquivado tensiones grupales entre hombres que corrían el peligro de hacerse daño. Así que las mujeres se han usado como chivo expiatorio de sociedades patriarcales enteras. Por ejemplo, durante la terrible época de la caza de brujas en Europa. (...) Solía elegirse aquellas que se desviaban de la norma social establecida por el grupo". Y, más adelante, explica: "La vigilancia, la regulación, la persecución y, si procedía, el castigo de la alteridad femenina, en general y de forma particularizada, se convirtió en un mero mecanismo para estabilizar el orden patriarcal".

Según Jiménez, "a lo largo de los siglos, los hombres han procurado el acceso de las mujeres a un saber instrumental destinado a su beneficio propio, a ser mejor servidos (es decir, con más eficiencia) por estas. Esta formación subordinada al bienestar del género dominante dificultaba, en cambio, el acceso femenino a un saber teórico y conceptual que podía permitir el cuestiona-miento de la hegemonía del sexo masculino y de la vertebración de la sociedad patriarcal. La costura estaba bien; los cuadernos de ganchillo o de punto de cruz, también. La filosofía (leer El contrato social, por ejemplo), no". Además, "las féminas han sido, siempre, sometidas a una autoridad superior. Y, a menudo, para hacerse escuchar y ser respetadas, han tenido que hablar ventrilocuizando las ideas de los otros, siendo un puntal para sus mismos avasallador".

La autora

Montserrat Jiménez Sureda, profesora titular de historia moderna en la UAB, ha impartido docencia también en la Venice International University. Es autora de numerosos artículos especializados en revistas como Hereditas Monasteriorum, Memoria y Civilización, Hispania, Investigaciones Históricas, Cuadernos Dieciochistas, Intuir Legere, La Razón Histórica, Memoria Ecclesiae, Manuscrits o Afers. Entre sus libros más recientes, se cuentan Crist i la història. Els inicis de la historiografia eclesiàstica catalana en el seu context europeu; Les bruixes. Del feminicidi històric a la icona social; Les dones i les professions sanitàries al llarg de la història y Amb el cor al paper. Història i teoria de les cartes d'amor, todos ellos editados por el Servicio de Publicaciones de la UAB.