Sala de prensa Prensa y medios

La estabilidad laboral de las mujeres, más determinante que la de los hombres en la decisión de tener un hijo

MareTreballantNena
Autoria foto: Dragonimages (istockphoto).

Las parejas en que sólo la mujer tiene un empleo estable muestran niveles de fecundidad mayores (2,1 hijos por mujer) que cuando la estabilidad sólo la tiene el hombre (1,8 hijos), lo cual apunta a la importancia del empleo femenino en la decisión de tener hijos, concluyen los investigadores del Centro de Estudios Demográficos - Universitat Autònoma de Barcelona (CED-UAB) que acaban de publicar un estudio en la revista “Perspectivas Demográficas”, donde analizan cómo incide la diferencia educativa y laboral entre cónyuges en la fecundidad de las parejas en España.

19/10/2020

En un artículo titulado “La fecundidad según la diferencia educativa y laboral entre cónyuges: ¿Tanto monta, monta tanto?”,  que se publica hoy en la revista divulgativa Perspectivas Demográficas, los investigadores Xiana Bueno y Joan García-Román se preguntan cómo incide la diferencia educativa y laboral entre cónyuges en la fecundidad de las parejas en España, un país caracterizado, por un lado, por su baja fecundidad y, por otro, por sus altos niveles de inestabilidad y precariedad en el empleo. 

Los datos proceden de la Encuesta de Población Activa (EPA), y examinan cómo han cambiado las características de las parejas según la diferencia relativa entre cónyuges respecto a su su nivel educativo y participación en el mercado laboral entre 2002 y 2018.   

También exploran las diferencias de calendario – edad a la que se tienen los hijos - e intensidad – cuántos hijos se tiene – de la fecundidad por cada tipo de unión. Los resultados indican cómo son las parejas mejor posicionadas (con estudios, donde ambos trabajan, y tienen estabilidad laboral), las que más fácilmente alcanzarían los dos hijos.  

Cuando hay diferencias entre cónyuges, más que la educación, la importancia radica en la estabilidad laboral, y así, son aquellas parejas dónde la mujer tiene una mejor posición laboral que el hombre, y no al revés, las que con mayor facilidad deciden aumentar la familia.  

Nuevo paradigma en la composición de las parejas  

Las parejas en que ambos tienen un nivel educativo elevado (estudios postsecundarios o universitarios), y aquellas en que la mujer tiene un mayor nivel educativo que su cónyuge han crecido de forma constante en todo el período. Por el contrario, han decrecido las parejas en que ambos tienen un nivel educativo bajo o él tiene un nivel educativo más elevado.

La educación retrasa el momento de tener hijos, especialmente cuando ambos tienen estudios altos o ella tiene más que él. “Así, cuando ella registra un mayor nivel educativo que su cónyuge presentan una fecundidad menor a edades más jóvenes, pero recupera niveles cercanos al resto de parejas en las edades posteriores”, explica una de las autoras del estudio, Xiana Bueno.  

En relación al empleo, el calendario más precoz es el de las parejas donde él está empleado y ella se encuentra fuera del mercado laboral, y el más tardío es el de las parejas en que ambos trabajan. Éstas apenas tienen hijos a edades tempranas, pero incrementan su fecundidad a partir de los 25 años.  Por lo que respecta a la estabilidad laboral, la fecundidad es siempre más elevada cuando ambos cónyuges poseen trabajos estables, a partir de los 25 años.   

¿El retraso de la fecundidad implica tener menos hijos?  

Las parejas de menor nivel educativo experimentan una fecundidad menor (1,6 hijos) que las parejas de nivel educativo alto (2,2 hijos), aunque estas últimas hayan empezado a reproducirse más tarde.  No obstante, dada la inestabilidad del mercado laboral español, no siempre un mayor nivel educativo se traduce en una garantía de empleabilidad. 

Existe una dualidad entre el modelo ‘tradicional’ de familia donde el hombre está empleado y la mujer se dedica principalmente al trabajo reproductivo (doméstico y de cuidados) y el modelo más ‘igualitario’ representado por parejas de doble-ingreso.  Ambos tipos de pareja presentan una fecundidad similar, incluso con cierta ventaja para los primeros (2,2 hijos frente a 2 hijos). Las autoras apuntan en el artículo que la fecundidad de parejas donde él trabaja y ella está desempleada es significativamente menor (1,6 hijos) que cuando ella se encuentra fuera del mercado laboral (los mencionados 2,2) lo cual apunta a la importancia del empleo femenino en las decisiones de tener hijos.  

Por lo que respecta, a las parejas de doble ingreso, la fecundidad es mayor cuando ambos tienen estabilidad laboral (2,2 hijos), y menor cuando ninguno tiene estabilidad en el empleo (1,6 hijos). Pero, por otra parte, observan que la fecundidad es mayor cuando la mujer consigue estabilidad laboral y el hombre no (2,1 hijos) respecto al caso opuesto (1,8 hijos).   

Los autores del estudio concluyen que “el hecho de que uno u otro miembro de la pareja tenga mayor o menor nivel de instrucción, empleo o seguridad laboral influye en sus pautas reproductivas”. Y subrayan: “Aunque en términos meramente educativos no se observan diferencias significativas entre las parejas llamadas heterógamas (cuando el hombre o la mujer tienen más educación que su pareja), constatamos que el empleo y su estabilidad, en cambio, sí importa. Hoy en día, asegurar el trabajo de la mujer es clave para el mantenimiento o aumento de la fecundidad”.   

Este estudio hace referencia a la fecundidad en pareja, y no a la fecundidad general.  

 ARTÍCULO DE REFERENCIA: 

Bueno, X. y García-Román, J. (2020). La fecundidad según la diferencia educativa y laboral entre cónyuges: ¿Tanto monta, monta tanto? Perspectives Demogràfiques, 21: 1-4 (ISSN: 2696-4228). 

Esta noticia se engloba dentro de los siguientes ODS

  • Trabajo decente y crecimiento económico
  • Salud y bienestar