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Estudio sobre los grandes porqués de la infecundidad en España

Infertilidad2016
Una de cada cinco mujeres entre 45 y 49 años no ha tenido hijos pero más de la mitad de estas hubieran querido tenerlos. De haberse cumplido sus deseos reproductivos, la fecundidad hubiera aumentado considerablemente en un país como España, que actualmente tiene una de las tasas más altas de infecundidad del mundo. Esta es una de las conclusiones del estudio "Los grandes porqués de la (in) fecundidad en España" que acaba de publicar el Centro de Estudios Demográficos (CED) al analizar la Encuesta de Fecundidad del Instituto Nacional de Estadística (INE) - que se ha publicado después de 19 años. El estudio permite revelar por primera vez las causas de esta maternidad deseada y no realizada.

09/05/2019

El Centro de Estudios Demográficos de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) ha publicado un artículo en la revista divulgativa Perspectives Demográfiques en el que analiza los resultados de la reciente Encuentas de Fecundidad elaborada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) y explora las principales causas de la baja fecundidad. Los resultados de esta encuesta, que llegan después de 19 años desde la realización de la última encuesta, muestran que más de la mitad de mujeres que no han sido madres lo hubieran querido ser. 

Más del 50% de las mujeres entre 30 y 34 años no han sido madres; y a los 40 años, sigue habiendo casi un 20% que no ha tenido ningún hijo.  Por generaciones, un 19% de las mujeres que tenían entre 45 y 49 años en 2018 (las nacidas entre 1969 y 1973) acabaría no teniendo hijos y su descendencia final terminaría siendo de 1.6 hijos por mujer. Si esas mujeres hubieran tenido el número de hijos que deseaban, su infecundidad hubiese sido de un 8,7%, menos de la mitad del porcentaje observado y la descendencia final de las mujeres españolas de las cohortes nacidas entre 1969 y 1973 sería de 1,8 hijos por mujer, superior a la de las mujeres del 74 nacidas en Canadá (1,73), Holanda (1,74) y parecida a la descendencia de las de Finlandia (1,82) y solo 0,09 hijos inferior a la de las de Suecia (1,89).

"En definitiva, el problema es que no se tienen los hijos que se quieren", explica Albert Esteve, investigador del CED y uno de los autores del estudio. La encuesta de fecundidad permite desvelar por primera vez las causas de esta maternidad deseada y no realizada. Su diversidad por edad y sus efectos acumulativos a lo largo del ciclo de vida dan cuenta del potencial reproductivo maltrecho de 0.3 hijos por mujer.

Entre las más jóvenes, los motivos de no tener hijos se mueven en el ámbito de la decisión personal, el 74% de las menores de 25 años no los tienen por considerarse demasiado jóvenes o por los estudios.

Entre los 25 y 29, cobran peso las razones que rebasan el ámbito de lo personal, ya sea por no encontrar el cónyuge adecuado (12%) o por motivos económicos, laborales o residenciales (29%) aunque todavía son mayoritarias las mujeres que eligen no ser madre porque no quieren tener hijos 12% o por que no creen que es el momento adecuado (44%).

Entre los 30-34 años, las razones mayoritarias para no tener un primer hijo son razones de tipo económico/laboral, sucede en casi 2 de cada 5 mujeres, y el no encontrar el cónyuge adecuado (22%). Es, por tanto, a partir de los 30, cuando la maternidad está en jaque porque progresivamente, en las edades siguientes, la disminución de los porqués ligados al ámbito laboral y económico se reduce, a la par que aumentan las mujeres que no tienen un primer hijo por motivos de salud (un cuarto de ellas), manteniéndose constante el peso de las que no son madres por cuestiones relacionadas con la pareja.

Al final de la etapa reproductiva casi se triplica el porcentaje de mujeres que no quiere tener hijos respecto al declarado por aquellas que están en los inicios de esta etapa, indicando una adecuación del deseo y la realidad, conformada por los escollos del reloj biológico.

Según afirman Albert Esteve y Rocío Treviño, los investigadores del CED-UAB que han elaborado el análisis, "las desigualdades de oportunidades en relación con la fecundidad se juegan entre los 25 y 39 años", por lo que "las políticas públicas deberían priorizar esta franja de edad en sus actuaciones por el protagonismo que adquieren las razones de índole laboral y económico. Mejorar los niveles y condiciones de la emancipación de los jóvenes es un paso previo en esta dirección. La decisión de tener hijos no se improvisa. Es el resultado de un proceso de asentamiento personal y, la mayoría de veces, conyugal, que descansa en la confianza en el futuro".

Esta fecundidad insatisfecha, en un país líder en el ranking de las más bajas fecundidades mundiales y, sobre todo, la naturaleza de las motivaciones esgrimidas y su efecto acumulativo a lo largo del ciclo reproductivo, deberían constituir un llamamiento a la actuación de las políticas públicas en esta materia,priorizando su actuación en la franja de edad de los 25 a los 39 años y en el ámbito de la seguridad laboral y residencial.

ARTÍCULO 

"Los grandes porqués de la (in)fecundidad"; Revista "Perspectives Demogràfiques- Albert Esteve y Rocío Treviño, Mayo 2019. Centre d'Estudis Demogràfics- Universitat Autònoma de Barcelona.