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Universitat Autònoma de Barcelona

España nunca ha estado por debajo de la media mundial del PIB per cápita

30 jun 2016
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Jordi Maluquer ha presentado España en la economía mundial. Series largas para la economía española (1850-2015) (Instituto de Estudios Económicos). La obra constata que España nunca ha sido un país pobre y desmiente algunos tópicos sobre las épocas de bonanza económica.
Facultad de Economía y Empresa
Jordi Maluquer, catedrático del Departamento de Economía e Historia Económica de la UAB, ha sintetizado, en su obra España en la economía mundial. Series largas para la economía española (1850-2015) (Instituto de Estudios Económicos), los resultados de la contabilidad del país durante más de un siglo y medio. Según ha podido constatar, España no fue nunca, durante el periodo estudiado, un país pobre, ya que no estuvo en ningún momento por debajo de la media mundial de PIB per cápita. Por otra parte, tampoco ha ocupado nunca una posición de liderazgo. El libro, además, contradice algunos tópicos sobre historia económica, como la expansión durante la I Guerra Mundial o la bonanza extraordinaria del periodo 1997-2007. En cambio, destaca un momento poco conocido de crecimiento comprendido entre 1919 y 1929.

La obra arroja una descripción estadística de la estructura, la dinámica, las tendencias y las variaciones coyunturales de los principales agregados de la economía española, especialmente del Producto Interior Bruto (PIB), el dato más relevante para el análisis.

Maluquer explica en su obra que, de 1850 a la actualidad, el crecimiento del PIB (2,27% anual) y del PIB per cápita (1,56%) en España siguió un ritmo muy semejante al del conjunto de Europa. El país creció poco durante el siglo XIX y mejoró claramente en los últimos 65 años. Los mejores años son los del milagro económico español, entre 1960 y 1973, coincidiendo con el auge de otras economías mediterráneas. Pero destaca también un periodo de crecimiento importante desconocido por la historia económica hasta ahora, el que abarca los años 1919 y 1929, que estuvo marcado por el gran impulso de la explotación de los recursos hidroeléctricos. Las otras dos etapas de gran expansión se sitúan en 1985-1992 y 1997-2007.

No obstante, en este último periodo, la tasa de aumento del PIB per cápita fue más baja que en el conjunto del periodo 1950-2014 debido al aumento de la población, dato que desmiente el tópico de una presunta bonanza extraordinaria entre 1997 y 2007. Por otra parte, el estudio confirma que la etapa más negativa de la historia en términos de variación interanual se sitúa en el reciente intervalo entre 2007 y 2014: nunca antes, salvo en periodos de guerra, el ritmo del PIB y del PIB per cápita había sido tan contrario a la prosperidad general.

El libro deja también constancia de lo poco que crecieron el PIB y el PIB per cápita entre 1914 y 1919, desmintiendo así la supuesta expansión propiciada por la neutralidad de España en la I Guerra Mundial. Además, se corrige otro tópico muy arraigado, según el cual, el país no se vio especialmente afectado por la gran depresión internacional de los años 1930: la evolución del PIB de 1929-1935 no registra casi ninguna mejora, mientras que el PIB per cápita disminuyó un 1,30% anual a causa del aumento demográfico, que se debió al descenso de la mortalidad y al retorno masivo de emigrantes debido a la depresión en sus países de residencia.

Comparación con Europa y con el mundo

La obra brinda una imagen muy clara de la evolución relativa durante los siglos XIX y XX gracias a las nuevas estimaciones. La trayectoria de la economía española fue poco dinámica en comparación con los países desarrollados de Europa en el siglo XIX. Pero, entre 1913 y 1930, el nivel económico de España mejoró claramente con relación al resto del continente. Con la guerra civil y con la autarquía y la ausencia de reconstrucción económica posteriores, se reanudó la caída relativa, que alcanzó el mínimo histórico en 1960. Por el contrario, el período 1960-1975 registra la mayor elevación de la participación de España en el PIB de Europa occidental. Entre 1975 y 1985, la parte española del PIB de Europa Occidental se mantuvo esencialmente estable, y desde 1986 volvió a crecer para caer de nuevo a partir de 2007.

El balance global es de fuerte convergencia económica con Europa a partir de 1960, lo que suponía recuperar el nivel de principios del siglo XIX y superarlo con claridad aunque de forma algo irregular.

Si la comparación se efectúa con el conjunto de la economía mundial,se comprueva que la parte del PIB mundial que suponía la economía española creció en la segunda mitad del siglo XIX. Esta expansión, bien que modesta, colocó a España entre los países que, sin conseguir el liderazgo en la modernización, tampoco quedaron atrasados con respecto al conjunto de la economía mundial.

La evolución que lleva de 1913 a 1950 es comparativamente bastante negativa, por causa de la gran depresión de los años treinta y, de nuevo, por la guerra civil y la cerrada autarquía del primer franquismo. En cambio, de 1950 a 1973, España creció a un ritmo muy superior al del conjunto del planeta. Entre 1973 y 2001, registró una pérdida relativa con respecto al total mundial: pese a que el PIB real de España casi se había doblado, nuevos grandes actores, especialmente en Asia, impulsaron un crecimiento mucho mayor que el de los países europeos.

Las series largas para la economía de España muestran con toda claridad que el país nunca en su historia estuvo por debajo de la media mundial del PIB per cápita. Eso significa que jamás conoció una situación de pobreza, lo que demuestra que el concepto de subdesarrollo no es aplicable a ninguna de sus etapas históricas. España figuró siempre en el grupo de países más desarrollados, aunque no en posiciones de liderazgo o de avance sobresaliente.

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