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"En la Edad Media, la polémica religiosa tenía también funciones políticas"

John Tolan
Islamolatina organizó un seminario el 28 de enero en el que se presentó un proyecto de investigación internacional sobre el papel del Corán en la Europa medieval y el historiador John Tolan presentó un libro sobre las representaciones de Mahoma también en la Edad Media europea.

30/01/2019

El historiador John Tolan, profesor de la Universidad de Nantes (Francia), presentó su libro Mahomet l'européen: Histoire des représentations du Prophète en Occident (Albin Michel) en la Facultad de Filosofía y Letras el 28 de enero pasado en un seminario organizado por el grupo Islamolatina de la UAB. Tolan presentó también el proyecto de investigación 2018 Synergy Grant "European Qur'an" (EuQu), en el que participa Islamolatina.

En el prólogo de su libro, marca la diferencia entre Muhammad y Mahomet. ¿Qué matiz hay entre el uso de esos dos términos?

Hago la distinción entre el término Muhammad, para referirme a la persona histórica, y Mahomet (Mahoma), para la figura en la cultura europea, es decir, las representaciones que hacían los europeos del profeta del islam.  

¿Y qué sabemos del personaje histórico?

Tenemos pocas informaciones. Algunas se encuentran en el Corán pero no son muchas porque no hay una biografía como en los evangelios. Los especialistas consideran que el Corán fue escrito treinta o cuarenta años después de la muerte del profeta; después, circularon muchas tradiciones orales que se pusieron por escrito por primera vez en el siglo IX, en el contexto del califato abasí, es decir, doscientos años después de la muerte de Mahoma. A partir de esas tradiciones, hubo un erudito, Ibn Ishaq, que escribió la sira, la vida de Mahoma. Y tenemos la versión de Ibn Hisham, que narra la vida del profeta con mucho detalle. Pero, como historiador, es imposible distinguir los elementos históricos de la leyenda piadosa.

La mayoría de los europeos conocemos muy poco la figura de Mahoma, ¿era así también en la Edad Media?

En la Edad Media, había diferentes visiones del profeta. Una era la imagen de Mahoma como dios de los sarracenos; la encontramos, por ejemplo, en algunas crónicas latinas de la primera cruzada. Pero también había la idea de que los sarracenos eran politeístas. Por ejemplo, en la literatura francesa: en la Chanson de Roland, los sarracenos adoran a tres ídolos o dioses que son Apolión, Termagante y Mahoma. Y escritos para cristianos de lengua árabe o siriaca, ya en el siglo VII, presentan a Mahoma como herético o como como heresiarca. Esta imagen se encuentra también en la España del siglo IX, en los textos de Pablo Álvaro y Eulogio de Córdoba (en la época de los mártires de Córdoba). En el siglo XII, en Europa, se extendió la idea de que Mahoma como creador de una herejía y de los sarracenos como heréticos.

Supongo que la idea de la herejía en la Europa medieval afectaba también al judaísmo.

El judaísmo era otra cosa: era más viejo que el cristianismo y los cristianos consideraban que, a partir del Nuevo Testamento, el cristianismo se había posicionado como la religión favorita de Dios. Por eso, desde el punto de vista cristiano, había judíos, paganos, cristianos y heréticos. Según Pedro el Venerable, abad de Cluny, había que estudiar si los sarracenos eran paganos o heréticos; y, para él, eran heréticos.

¿Había, en las sociedades europeas de la Edad Media, convivencia entre cristianos, judíos y musulmanes?

Sí la había, en el sentido estricto de la palabra convivencia: vivían juntos en las mismas ciudades. Pero la leyenda dorada de al-Ándalus como civilización donde todos se respetaban es, como todas las edades de oro, un mito simpático que no corresponde totalmente a la realidad histórica.

Explica usted en uno de sus libros anteriores que la hostilidad contra los herejes podía ser una excusa para justificar otro tipo de intereses.

En algunas de las crónicas de la primera cruzada queda claro que la herejía musulmana justificó la conquista. En España, había la idea de tomar el territorio y reinstaurar la dominación cristiana (aún no se llamaba reconquista, es un término inventado por historiadores del siglo XIX). Y en las crónicas de Alfonso III de Asturias, en las de Rodrigo Jiménez de Rada o en las de Alfonso el Sabio, se narra la vida de Mahoma como herejía. Concretamente, Alfonso el Sabio decía que la "herejía de los moros” era un "insulto a Dios”, y esto justificaba la toma de los territorios musulmanes y la subyugación de los musulmanes al poder de los reyes cristianos. Por eso, la polémica religiosa tiene funciones también políticas e ideológicas.

¿Había muchas representaciones gráficas peyorativas del profeta en libros, ilustraciones...?

No muchas pero sí que había. En mi libro doy algunos ejemplos. [Muestra una de las ilustraciones] Aquí, Mahoma predica con una paloma que come trigo sobre su hombro y eso hace pensar a la gente que es el Espíritu Santo, y que están, pues, ante un ángel que viene a hace revelaciones. Este tipo de imágenes polémicas querían demostrar que Mahoma había hecho milagros falsos para fingir ser un profeta y convertirse así en rey de los árabes.

Y explica también que, en los siglos XVIII y XIX, hubo autores que cultivaron una imagen del profeta como "un gran hombre, una suerte de héroe nacional árabe".

Ya vemos ejemplos en Inglaterra en el siglo XVII y, después, en la Francia del siglo XVIII: utilizan al profeta como héroe anticlerical o reformador para atacar los privilegios de la Iglesia. Por eso presentan a Mahoma como profeta del monoteísmo puro, mucho más puro que un cristianismo marcado por supersticiones y ritos más o menos politeístas relacionados con los santos, la trinidad, etc. Después, sobre todo en el siglo XIX, se crea una imagen positiva del profeta como reformador y legislador de su pueblo.

¿Por qué Mahoma fascinó, según explica, a gente como Goethe, Lamartine, Napoleón...?

Napoleón se veía como un nuevo Mahoma. Para él, el profeta era sobre todo un conquistador, un líder de su pueblo que sabía inspirar a la gente. Cuando llegó a Egipto, Napoleón leyó a traducción francesa del Corán de Claude-Étienne Savary, que presenta a Mahoma como un gran hombre que ha cambiado el curso de la historia, lo mismo que él quería hacer. Y el caso de Goethe es muy interesante porque le atrae mucho la similitud entre profeta y poeta. Decía que, si Mahoma hubiera nacido en otro momento, habría sido poeta, y que si él hubiera nacido también en otra época, habría sido quizás profeta.

Un salto a la actualidad: ¿los brotes de islamofobia en la Europa actual tienen raíces históricas?

Sí, claro que las tienen. Desde la Edad Media, hay estereotipos de Mahoma como personaje violento. Por ejemplo: Geert Wilders, el líder de la extrema derecha holandesa, califica a Mahoma de terrorista y pedófilo. Esas ideas sobre la violencia y la sexualidad del profeta existen desde el siglo XII.

¿Y, en el ámbito académico, se ha estudiado mucho la figura del profeta?

Sí, algunas personas lo han estudiado, y aquí ha sido el grupo Islamolatina el que ha trabajado mucho sobre el Corán y sobre la imagen del islam en la cultura medieval latina.

Más información: Islamolatina