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"El G7 es lo más parecido a un gobierno mundial que ha existido nunca"

Josep Maria Colomer
Josep Maria Colomer, economista, politólogo, profesor en la Universidad de Georgetown y experto en el funcionamiento de las instituciones globales, ofreció la charla "Gobernanza mundial: el gobierno de los expertos" el 4 de noviembre, en la Facultad de Ciencias de la Comunicación.

11/11/2015

Josep Maria Colomer, economista, politólogo y profesor en la Universidad de Georgetown (EE.UU.) pronunció la conferencia "Gobernanza mundial: el gobierno de los expertos" el pasado 4 de noviembre, en la Facultad de Ciencias de la Comunicación. Colomer disertó sobre el poder ejercido por las instituciones globales y su funcionamiento, temas que trata también en su último libro, El gobierno mundial de los Expertos (Anagrama).

El acto fue organizado por el Departamento de Periodismo de la UAB para la asignatura "Periodismo internacional" con la colaboración de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología. Joan Botella, decano de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología, presentó y moderó el acto, en el que también intervino Teresa Carreras, profesora de periodismo internacional.

¿A qué se refiere cuando habla de un gobierno global de expertos?

Un gobierno global, como organismo único o "superestado", no existe ni tampoco sería deseable. Lo que hay es una serie de organizaciones temáticas: Naciones Unidas para seguridad, el Banco Mundial para el desarrollo, el Fondo Monetario Internacional para temas de estabilidad económica, la Organización Mundial del Comercio, la Organización Mundial de la salud, la Organización Internacional del Trabajo, etc. Forman parte representantes de los gobiernos electos y expertos, lo que pasa también a nivel estatal: en cada estado hay instituciones de expertos como la judicatura, la administración pública, el banco central... Tienen diferentes reglas internas de decisión, en conjunto tienen mucho poder y están muy coordinadas por el G7 y el G20. Así pues, el G7 es lo más parecido a un gobierno mundial que ha existido nunca.

¿En estas instituciones globales, se acentúa la preponderancia de los países del "Norte" sobre los del "Sur"?

Depende de la organización. El G7 son las siete democracias industriales más ricas, todas ubicadas al Norte. El G20, en cambio, incluye a China, India, la República Sudafricana, Argentina, etc. En Naciones Unidas, los cinco [miembros fijos del Consejo de Seguridad con derecho de veto] son ​​los supuestos ganadores de la II Guerra Mundial, que están todos en el Norte. Pero en otros como el BM o el FMI, todos los países tienen un derecho a voto proporcional a su población y a los recursos que aportan: Sudáfrica, Arabia Saudita, Argentina o Brasil tienen más votos que muchos países del Norte.

¿Las actuales desavenencias entre Rusia y las potencias occidentales afectan a los equilibrios de ese gobierno mundial?

Rusia fue miembro del G7 y se convirtió en G8. El presidente Clinton y el presidente Yeltsin hicieron una especie de pacto que Clinton explica en sus memorias: Rusia entraba en ésa y en otras organizaciones a cambio de aceptar que Polonia, Hungría, etc. convirtieran miembros de la UE y de la OTAN. Lo que ha cambiado es la política interna de Rusia, que es menos democrática y más conflictiva. A raíz de la anexión de Crimea, fue expulsada del G8. Pero el problema es europeo, más que global, porque las fronteras de la UE no están definidas. El presidente actual del Consejo Europeo, Donald Tusk, cuando tomó posesión del cargo, afirmó: "Rusia es nuestro problema estratégico".

¿En el futuro, aumentará la representatividad de las potencias emergentes como los BRICS?

Se ha intentado hacer un banco de los BRICS alternativo al BM y crear un banco de inversiones dirigido por China. Pero tenían relativamente poco dinero, ha habido rivalidades internas y la economía china ha hecho aguas. El problema viene de una reforma pendiente de la distribución de los votos en el BM y el FMI que da más votos a esos países y menos a los europeos. Se aprobó hace tiempo pero no ha sido aún ratificada por el congreso de los Estados Unidos. Como reacción, se ha creado otra alternativa que no tiene mucho futuro pero sirve para presionar. Si los congresistas republicanos aprobaran la reforma, esos bancos creados por los BRICS tendrían menos relevancia.

¿El sector empresarial intenta influir en las instituciones internacionales a través de lobbies como hace a las instituciones norteamericanas?

El G20 tiene un B20 (Business 20), liderado por un empresario canadiense. Estuve en una reunión donde vi una gran presión; es un grupo muy activo y se le escucha con atención. Después, se ha creado el L20 (Labour 20), formado por sindicatos. Hay también un Y20 (Youth 20) y se intentó crear otro académico. Diferentes sectores, pues, intentan hacer propuestas y demandas al G20, como sucede en los estados. La globalización, pues, afecta también a las organizaciones sociales.

¿No cree que el ciudadano común tiene una visión muy negativa de las instituciones globales?

En efecto. En parte, porque son poco conocidas. Quedan más lejos, naturalmente, que la Generalitat o del Estado. Si hubiera más información, yo creo que la valoración mejoraría porque en algunas cosas son eficientes, responsables, deciden por consenso y rinden cuentas con mucha transparencia.

¿Cómo se está acercando el mundo académico a la idea del gobierno global?

En Estados Unidos, hay bastante acercamiento. La disciplina de las relaciones internacionales tiene mucha importancia. En general, sin embargo, el enfoque es muy teórico y no acaba de conectar con problemas operativos. No obstante, hay cada vez más atención sobre el tema. Yo, por ejemplo, he escrito el libro que no existía y que me hubiera gustado leer. Hay mucho trabajo por hacer.

¿Y su presencia en los medios de comunicación?

La política local está sobredimensionada: partidos políticos, gobiernos y campañas electorales tienen más espacio en los medios de comunicación que poder real de decisión. En realidad, las organizaciones globales tienen una gran influencia que los medios no reflejan. Invito a los periodistas a informar más porque eso ayudaría al control y a la evaluación de lo que hacen. Hace falta más información pública.