Yacimiento arqueológico de La Bastida
La sociedad del Argar supuso un hito en el desarrollo de la vida sedentaria y del urbanismo, en el despegue de la metalurgia y en la formación de las desigualdades políticas y económicas. En este sentido, La Bastida ofrece una oportunidad única y excepcional para conocer esta etapa clave de nuestro pasado. Sus 4,4 hectáreas de superficie hacen que sea uno de los asentamientos más extensos, donde podrían haber vivido alrededor de 1.000 habitantes. Cabe decir que esta cifra resulta excepcional para la Edad de Bronce de Europa Occidental.
El elemento arquitectónico más emblemático encontrado hasta el momento en el yacimiento es el monumental sistema de fortificación que cierra el núcleo poblacional por la vertiente norte de la colina. Las dataciones de Carbono-14 indican que el complejo defensivo se encontraba ya en pie hacia 2200-2100 ane. Su antigüedad y el alzado conservado de muros y torres convierten este hallazgo en una de las más importantes de la arqueología europea de los últimos años.
En cuanto al espacio de hábitat excavado hasta ahora podemos decir que se han documentado varios edificios que dejan constancia de la existencia de hasta tres fases urbanísticas cronológicas diferenciadas. Tras una ocupación caracterizada por cabañas hechas de material perecedero, la fase de apogeo, a partir de ca. 1.800 ane, destaca por viviendas de planta trapezoidal de grandes dimensiones (hasta 50-65 m2 de espacio interior hábil) hechas con muros de piedra de uno o dos paramentos que se disponen en paralelo, adaptándose a las curvas de nivel, en terrazas recortadas en las laderas de la colina. Estas residencias cuentan con estructuras como hogares, hornos y bancos, y funcionaban también como talleres productivos especializados o plurifuncionales, almacenes, etc.
Como en otros poblados argáricos, las tumbas se encuentran dentro del mismo núcleo urbano. Buena parte son inhumaciones individuales o dobles dentro de urnas de cerámica, aunque también encontramos cistas o fosas.