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Universitat Autònoma de Barcelona

"Tenemos que aprender a vivir bien con menos"

06 mar 2020
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La activista Yayo Herrero, antropóloga e ingeniera, explica en la entrevista que hay un nuevo modelo económico, que piense cuáles son las necesidades de las personas que hay que satisfacer en lugar de crear otras nuevas como hacen los modelos económicos convencionales. Vino el martes, 3 de marzo, en el campus de Bellaterra para hablar de ecofeminismo ante la emergencia climática
EntrevYayoHerrero
"El modelo de producción, distribución y consumo que tenemos ahora, cada vez será más pequeño, y cada vez irá dejando más gente fuera".

"Además de los cambio a  pequeña escala mediante la autogestión de empresas, etc. se necesitan cambios a gran escala que requieren de políticos implicados". 
Antropóloga, ingeniera, profesora y educadora social, Yayo Herrero está considerada como una de las activistas más influyentes en el ámbito ecofeminista a nivel europeo. Se explica muy bien, con tono amable pero claro y riguroso. Al final de la magistral conferencia que ofreció en la UAB el pasado martes, 3 de marzo, respondió de forma exquisita y generosa a las preguntas que le hicieron los estudiantes, en su mayoría, que llenaban a rebosar la sala Teatro UAB.

-¿Qué es el ecofeminismo?
Es una corriente de pensamiento y un movimiento social que pone en sinergia las preocupaciones del movimiento feminista -que ya tiene siglos de historia- y las del movimiento ecologista -que es más reciente, sólo tiene unas décadas-. La primera persona que utiliza este concepto es Françoise de Eaubonne y es de primeros de los 70, poco después de que se hubiera publicado el Informe Meadows sobre los límites al crecimiento (1971). Este informe es el pistoletazo de salida del ecofeminismo.

-¿Como surge este diálogo entre ecologismo y feminismo?
Surge en el momento en el que la comunidad científica nos dice que la vida está en riesgo. Es entonces cuando vemos que la vida depende de la naturaleza, y que la vida de los seres humanos es inviable si no tenemos una naturaleza de donde obtenemos todo lo que necesitamos para vivir. Pero esta naturaleza tiene unos límites físicos que han sido traspasados.

Por otro lado la vida también transcurre encarnada en cuerpos que deben ser cuidados a lo largo de la vida, y especialmente en la infancia, en las enfermedades, en la vejez y en situaciones vulnerables, y las personas que han tenido cuidado de estos cuerpos a lo largo de historia han sido las mujeres, y no porque estamos dotadas genéticamente para ello, sino porque vivimos en unas sociedades patriarcales que tienen una particular división sexual del trabajo y que asignan de forma no libre a las mujeres el cuidado de las personas.

-Usted habla en sus charlas de "crisis civilizatoria". ¿Por qué considera que la civilización está en crisis?
Somos una civilización que nos basamos de forma, prácticamente hegemónica, en la disponibilidad del petróleo. Y desde 2006, cuando se alcanzó el pico máximo de extracción de petróleo, se empieza a poner en duda el modelo de producción industrializado y globalizado. Entonces la alternativa sería sustituir el petróleo por energías renovables y limpias, incluso por energía nuclear, a pesar de sus inconvenientes, pero resulta que estas energías dependen de minerales que también han llegado a sus picos máximos de extracción o que se están acabando. Y la energía renovable no podrá sustituir nunca lo que ha proporcionado el petróleo.

-¿Y qué significa esto?
Todo esto quiere decir que todo lo material decrecerá sí o sí. No es una opción sino que es un dato. El modelo de producción, distribución y consumo que tenemos, cada vez será más pequeño, y cada vez irá dejando más gente fuera.

-¿Cada vez irá dejando más gente fuera?
Sí. Por ejemplo lo podemos ver con lo que está pasando estos dias en Lesbos. Personas de ultra derecha xenófobas estaban pegando esta mañana a los migrantes que llegaban a Lesbos. Es decir, nos encontramos ahora mismo que la valla que rodea la Europa rica no deja entrar migrantes, pero esta valla se abre y se cierra cada día para dejar entrar energía, minerales, materiales, alimentos, que vienen de estos países. O sea, la Europa rica no duraría ni dos meses sin todo lo que se obtiene de estos países de donde se explotan, donde el territorio se deteriora, donde hay guerras y que expulsa a las personas que viven a buscar otro lugar. Es una profunda expansión de las desigualdades.

Y dentro nuestro país también hay bolsas de parados que no salen de su situación, e incluso personas que tienen trabajo pero que van empeorando sus condiciones laborales. Esto tiene mucho que ver con los modelos económicos que no crecen a cargo de la economía real sino que es una economía financiera. Desde principios de los años 80 la economía ha dejado de ser real para crecer de forma especulativa, y eso no genera puestos de trabajo. Si a todo esto le juntamos la crisis del cuidado de las personas, nos da como resultado una crisis civilizatoria.

-Pero si dejamos de consumir, mucha gente perderá trabajo ... ¿no es un pez que se muerde la cola? ¿Cuál sería la alternativa?
Hay que repensar el modelo. El decrecimiento de la esfera material de la economía es una realidad y eso obliga a pensar cuáles son las necesidades de las personas que hay que satisfacer en lugar de crear necesidades, como hacen los modelos económicos convencionales. Se fabrican productos que pueden ser prescindibles con materias primas que se están agotando. Me refiero a necesidades tales como una alimentación sana, poder acceder a una vivienda digna, pagar una factura mínima energética, ... es decir un principio de suficiencia, o sea, aprender a vivir bien con menos (menos materiales y menos energía).

Pensando así podemos ver que es lo que es necesario producir y hacer. Por ejemplo, en el campo de la agricultura, ésta puede producir alimentos que no envenenen ni a la tierra ni a las personas, de forma cercana, con circuitos cortos de comercialización, reduciendo el consumo de proteína animal industrializada. O en el campo de la movilidad, hay que repensar cómo nos transportamos y movemos, y estimular el transporte a pie y en bicicleta.

-Usted explica a menudo también que hay que buscar otro modelo de ciudades.
Sí, me refiero a que se necesitan ciudades policéntricas. Es decir, que el ciudadano se vea obligado a desplazarse menos en coche o transporte público para que tenga todo lo necesario al alcance. La alcaldesa de Paris, por ejemplo, tiene una campaña que plantea "todo a 15 minutos", reformulando los transportes públicos y reajustando la vivienda, con precios de alquiler por ejemplo más bajos para tener la vivienda cerca de donde trabajas.

-El tema de la vivienda no debe ser fácil de cambiar... el mercado es libre.
No es fácil, pero es necesario. Además de los cambios a pequeña escala mediante la autogestión de empresas, etc. se necesitan cambios a gran escala que requieren de políticos implicados y que intervengan. En la vivienda, necesitamos políticos que intervengan en el mercado de alquileres, por ejemplo.

-Estamos a una universidad y es obligado preguntarle sobre cómo puede contribuir la gente joven en todo ello.
Yo estoy muy contenta en este sentido. Debo decir que tengo 54 años y llevo activa en movimientos sociales desde los 14, y nunca había visto sacar a la luz problemas estructurales como se está haciendo últimamente, y de la mano de las personas más jóvenes de la sociedad. Todo lo que está suponiendo los movimientos como el Fridays for Future o el movimiento feminista, a mí me tiene súper ilusionada. Además, me encontrando los últimos meses en institutos, en la ESO, gente que está sacando y moviendo estos temas.

Lo que sí tengo que decir, sin embargo, es que la universidad va retrasada en este aspecto: no está jugando el papel que debería tener ante una crisis civilizadora y una emergencia como la que estamos viviendo. Pero vaya, también hay brotes con profesores y grupos de personas jóvenes que se están articulando para hacer frente a esta crisis.

-¿Acabamos la entrevista con optimismo, entonces?
No sé si sería optimismo la palabra. Yo diría más bien que, ante todo lo que está cayendo, veo muchas posibilidades en los entornos locales, y vale la pena. Vale la pena hacer los cambios.

Podeis ver la conferencia de Yayo Herrero en la página de Youtube de Dinamització Comunitària (UAB).

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