Los nuevos partidos políticos, tan capaces de forjar vínculos sólidos con la ciudadanía como los históricos
Un estudio de la UAB y la Universidad de Lisboa muestra que los ciudadanos pueden desarrollar rápidamente vínculos partidistas con las nuevas organizaciones políticas y que estos vínculos pueden ser tan estables, fuertes e influyentes como los que se tienen con los partidos históricos. La investigación se ha realizado analizando la transformación del sistema político de España entre 2010 y 2018.

La innovación del sistema de partidos políticos ha aumentado considerablemente en los últimos años en toda Europa. Los parlamentos acogen a nuevas formaciones, algunas de ellas con porcentajes muy considerables de votos y escaños. Los estudios realizados se han centrado principalmente en explicar la aparición y la supervivencia de estos nuevos partidos, pero sabemos mucho menos sobre sus posibilidades de establecer vínculos significativos con la ciudadanía y sobre cómo los individuos reaccionan ante su aparición, especialmente en el contexto de una democracia consolidada.
Eva Anduiza, investigadora ICREA Academia de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) y Roberto Pannico, investigador del Instituto de Ciencias Sociales de la Universidad de Lisboa y actualmente investigador Beatriu de Pinós en la Universidad de Barcelona (UB), han analizado en un nuevo estudio la dinámica e implicaciones de la adhesión de la ciudadanía a los nuevos partidos políticos.
Los resultados de su trabajo muestran que los nuevos partidos pueden establecer rápidamente vínculos con la ciudadanía y suscitar un apego comparable al de las organizaciones tradicionales, aunque puedan tener menos seguidores. Su presencia en el sistema político no es necesariamente temporal o precaria. Al contrario, pueden contar con una adhesión estable y relativamente fuerte, que les permite moldear las preferencias políticas y atraer el voto, como mínimo, tanto como los partidos tradicionales.
“Nuestro estudio cuestiona la afirmación de que el tiempo es un requisito para la construcción de un partidismo significativo y demuestra que los ciudadanos no necesitan muchos años para familiarizarse con los partidos, como se ha supuesto tradicionalmente”, explica Eva Anduiza, catedrática del Departamento de Ciencia Política y Derecho Público de la UAB y directora del grupo de investigación Democracia, Elecciones y Ciudadanía (DEC), para quien los resultados que han obtenido “son inéditos y especialmente relevantes en un contexto en el que los nuevos partidos están en auge”.
Los investigadores sugieren diversas explicaciones para sus resultados. Los nuevos partidos no son estructuras institucionales complejas, como un sistema electoral, sino organizaciones con líderes visibles que pueden conectar rápidamente con grupos o demandas sociales. El contexto actual de aceleración de la información favorece que establezcan vínculos en menos tiempo de lo esperado. Y su aparición, incrustada en procesos de cambio político en períodos de especial intensidad, con una rápida sucesión de acontecimientos que generan interés y emoción, se produce en un contexto que facilita el conocimiento y la familiaridad.
España como caso de estudio
Para hacer el estudio los investigadores utilizaron datos de encuesta recogidos entre 2010 y 2018 en el Spanish Political Attitudes Panel Dataset (POLAT) elaborado por el DEC, cubriendo un periodo de transformación del sistema de partidos en España. El análisis comparó partidos nuevos e históricos con relación a tres dimensiones: estabilidad de la cercanía entre el elector y el partido, fortaleza de los vínculos e influencia sobre preferencias y voto. El número total de individuos entrevistados fue de 4.216 (más de 17.000 observaciones a lo largo de las 10 olas de la encuesta). Se categorizaron como nuevos a los partidos que se presentaron por primera vez a las elecciones nacionales en 2011 o después: Podemos, Ciudadanos, Catalunya en Comú, Partido X, VOX, Bildu, Compromís, Equo y Foro Asturias.
“Nuestro trabajo indica que ‘nuevo’ no significa necesariamente ‘frágil’, como hasta ahora se había asumido sobre la base de datos procedentes exclusivamente del caso norteamericano”, señala Anduiza. “Evidentemente, no todos los partidos nuevos consiguen consolidarse y sobrevivir, ni todos son capaces de generar estos vínculos. En el caso de España se pueden apreciar diferencias importantes entre partidos a la hora de forjar identidades fuertes, por ejemplo, entre Podemos y Ciudadanos”, añade.
Para los investigadores, estudios futuros deberían aportar datos comparativos de distintos países, analizar la cadena específica de acontecimientos que conducen a la identificación con un nuevo partido político, y también examinar cómo se desarrollan a lo largo del tiempo diferentes aspectos del vínculo como el interés, el conocimiento, la familiaridad o la experiencia con el partido.
Además, cabría dilucidar las condiciones en las que los nuevos partidos consiguen generar el apego de los ciudadanos. “Las características de cada uno en cuanto a organización, estrategia, comunicación o competencia para construir un grupo de electores bien definido probablemente influyan -incluso más que su novedad- en su capacidad para generar vínculos significativos e, indirectamente, para afianzar sus posibilidades de supervivencia”, concluye Eva Anduiza.
Artículo: Pannico, R., Anduiza, E. On time and meaningful partisanship: Stability, strength, and sway of attachment to new parties. Party Politics. https://doi.org/10.1177/13540688221085235