Sala de prensa Prensa y medios

"Los niños nunca olvidarán un trauma pero pueden entender que pertenece al pasado"

Marianne Straume
La psicóloga noruega Marianne Straume visitó el Centro de Crisis de Barcelona (UTCCB-UAB) para impartir un seminario sobre la recuperación de niños y adolescentes afectados por guerras o catástrofes. El centro deviene así una referencia en este ámbito en los países de habla hispana.

23/02/2016

Marianne Straume trabaja en el Senter for Krisepsykologi de Bergen (Noruega), institución de referencia para el Centro de Crisis de Barcelona (UTCCB-UAB). Es especialista en técnicas de recuperación para poblaciones infantiles y adolescentes afectadas por crisis, guerras o catástrofes, e impartió un seminario para los miembros del Centro de Crisis de Barcelona del 12 al 14 de febrero, en la Facultad de Psicología. La formación recibida permitirá aplicar un exitoso modelo para combatir secuelas psicológicas implicando a los padres de las propias personas afectadas. El Centro de Crisis de Barcelona se convierte así en el primer centro en los países de habla española con capacidad para preparar a personas para aplicar estas técnicas, conocidas como Teaching Recovery Techniques (TRT).

Las TRT han sido desarrolladas por la Fundación Children and War -que reúne algunos de los máximos expertos en la materia a nivel mundial, tales como Atle Dyregrov y William Yule- y recogidas en un manual que, con una mínima preparación, puede ser utilizado por personas responsables del bienestar de niños y adolescentes afectados por guerras o catástrofes (maestros, enfermeros, familiares, etc.). Las TRT están diseñadas para usarlas con personas de ocho años o más, y funcionan mejor con grupos de menos de 15 niños.

¿Qué consecuencias psicológicas tiene para un niño o adolescente haber vivido una catástrofe natural o un conflicto bélico?

Tiene muchas consecuencias. Unas muy comunes son las reacciones de estrés postraumático. El episodio ha acabado pero provoca mucho miedo a los niños: no son capaces de “integrarlo”, es demasiado para ellos. Cuando ven o experimentan cosas terribles, esas impresiones pueden ser demasiado fuertes e intentan mantener alejados los recuerdos de esas experiencias porque son dolorosas, terribles y terroríficas. Pero las imágenes vuelven y vuelven. Entonces, tienen dificultad para mantener la atención, intentan evitar los lugares donde pasaron los episodios traumáticos y evitan también pensar en ello. Se sienten trastornados, asustadizos, inquietos... Y les resulta difícil dormir, concentrarse y llevar una vida normal porque tienen que evitar todo lo que les recuerda las cosas terribles que llevan dentro.

¿Son los menores más vulnerables que los adultos?

Sí, y son totalmente dependientes de ellos. Por eso entrenamos a los niños para combatir las reacciones postraumáticas y poder volver a jugar, ir al colegio o dormir mejor, pero hacemos sesiones paralelas con los padres para que puedan entender a los niños y ayudarles a superar esos recuerdos traumáticos. Nunca los olvidarán pero pueden entender que aquello pertenece al pasado y que pueden gestionar sus propios sentimientos. En muchas culturas, se quiere evitar y olvidar los sucesos terribles. Pero, si sólo los apartamos, los recuerdos vuelven en algún momento. Lo hemos visto, por ejemplo, en el caso de refugiados. A veces, los padres intentan ayudar a sus hijos a evitar las cosas: “no pienses en ello”, etc. Pero ellos llevan la guerra dentro, en sus cabezas. Los padres tienen que entender que han de hablar con sus hijos para dejar atrás la guerra.

¿Cómo ayudarles?

Se trata de ayudar a los niños a superar el hecho de evitar esas cosas y a integrar realmente lo que les pasó para que puedan controlar sus recuerdos: lo que experimentan es que los recuerdos se entrometen en sus mentes como si no pudieran controlarlos. Nosotros les enseñamos herramientas y técnicas para ser capaces de tomar el control de los malos recuerdos.

¿Cuándo es necesario actuar, es más difícil si ha pasado mucho tiempo?

Nunca es demasiado tarde. Lo que enseñamos nosotros son técnicas de recuperación: damos herramientas a los niños para ayudarse a sí mismos, y a los padres para que ayuden a los niños. No es tratamiento sino prevención; por eso debería empezar tan pronto como sea posible. A veces, acude una persona dos o tres años después de haber estado expuesta a una experiencia de guerra: no es demasiado tarde pero quizás necesite más tratamiento.

¿En qué consisten las Teaching Recovery Techniques?

Lo más especial es que las realizan los profesores. No es suficiente con que ayuden a los niños especialistas como psicólogos o psiquiatras: necesitamos enseñar a profesores, trabajadores sociales y otros profesionales. Es un modelo en cascada: enseñamos a psicólogos para que ellos enseñen a profesores, éstos a otros profesores, y así llegamos a muchos más niños. El objetivo es enseñarles a reconocer sus propios sentimientos y las reacciones al estrés postraumático: qué tipo de cosas tratan de evitar para no tener sentimientos perturbadores. Enseñamos técnicas para que se expongan ellos mismos a aquello de lo que tienen miedo. Les enseñamos también técnicas de relajación y de respiración, les proporcionamos herramientas para controlar recuerdos o imágenes invasivas. Y les ayudamos a ser conscientes de lo que les pasó y hablar de ello. Esto se desarrolla a lo largo de cinco sesiones. Al final, esperamos que sean capaces de dibujar y de hablar con sus padres sobre lo que les pasó.

¿Es muy importante dibujar?

Sí. Pero es un método muy duro para empezar a trabajar. Primero necesitamos que se calmen a sí mismos para luego, gradualmente, exponerse a lo que ocurrió.

¿Y qué pasa cuando los padres también están afectados por el mismo episodio traumático?

Lo están, y los profesores también. Y es un problema. Después del terremoto de Turquía, planeamos un modelo de charlas en cascada: hablamos primero con los profesores porque necesitaban ellos ayuda antes de hablar con los niños. Y los padres, también.

¿El trabajo es diferente si se trata de una catástrofe natural o de un conflicto?

Es prácticamente igual pero una catástrofe natural es algo que pasa una sola vez y se acaba (excepto, claro está, si vives en una zona con muchos terremotos, donde también suelen tener más preparación). También es diferente porque no es algo provocado por el ser humano. En el caso de la guerra, son traumas más recurrentes, permanecen durante años y se repiten una y otra vez.  Además, son cosas hechas por personas a otras personas y es más difícil de entender para un niño cómo puede ocurrir algo así. Pueden cambiar su manera de entender el mundo y su seguridad. Así pues, la afectación de los niños es diferente pero la manera de trabajar es la misma.

¿Cuáles son los resultados obtenidos?

Este manual ha sido utilizado en todo el mundo. Hemos tenido muy buenos resultados después de los terremotos en Grecia, Turquía e Irán, así que ya ha se ha probado con éxito. Nos piden a menudo usarlo porque está muy estructurado, es muy fácil de aprender y de enseñar, y permite ayudar a muchos niños a la vez.

¿Cree que la actual crisis de refugiados está contribuyendo a que la opinión pública en Europa sea más sensible a este tema?

Así lo espero pero no lo sé. En nuestros países, la respuesta a menudo es: "No les vamos a dejar entrar". Pero apartándoles no llegas a conocerles ni a ver su sufrimiento.

Más información: UTCCB-UAB