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Universitat Autònoma de Barcelona

La prohibición de los patinetes eléctricos en el transporte público tendrá poco impacto en el uso del coche privado

03 feb 2023
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La prohibición temporal de acceso de los patinetes eléctricos al transporte público no supondrá un aumento significativo de los viajes en coche privado y de las consecuentes emisiones de gases contaminantes, pero tendrá importantes consecuencias sociales. Así se desprende de un estudio llevado a cabo por el ICTA-UAB y el Departamento de Geografía de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) con motivo de la entrada en vigor el pasado miércoles día 1 de febrero de esta regulación adoptada por la Autoridad del Transporte Metropolitano (ATM) durante seis meses. 

PATINETES ELECTRICOS PROHIBICIÓN BARCELONA  ICTA-UAB

El estudio, basado en una encuesta administrada a más de 300 usuarios de patinete y transporte público durante la semana anterior a la entrada en vigor de la medida, analiza el impacto de la prohibición y pone de manifiesto que solo 1 de cada 10 desplazamientos que hasta ahora se efectuaban en patinete será sustituido por un modo privado, lo que confirma estudios preliminares del grupo investigador que constatan que los usuarios de micromovilidad (patinetes y bicicletas eléctricas) no se encuentran entre los usuarios potenciales del transporte privado. De hecho, solo un 26 % de los entrevistados declara tener acceso al coche particular. 

El perfil más habitual de persona que hasta el 1 de febrero introducía el patinete en el transporte público era el de un hombre (63 %) de menos de 40 años que se desplaza en patinete y transporte público para ir a trabajar (84 %). La mayoría de los desplazamientos afectados por esta prohibición son desplazamientos en RENFE Cercanías (60 %), seguidos por el metro (24 %) y el autobús (8 %), y tienen una escala marcadamente metropolitana con origen o destino fuera de Barcelona. 

La medida supondrá un impacto significativo en la calidad de viaje de los usuarios afectados, que en su gran mayoría tendrán que dedicar más tiempo de viaje, al sustituir el patinete por desplazamientos a pie, o tendrán que hacer rutas más complejas e intrincadas añadiendo otros medios de transporte público. 

Más transporte activo y mayores distancias en transporte público, las alternativas. 

Preguntadas por cómo adaptarían su desplazamiento después de la prohibición, más de un 40 % de las personas encuestadas respondió que haría la etapa que hasta ahora cubría en patinete eléctrico en modos activos (31 % caminando y 10 % en bicicleta propia), un 16 % optaría por más transporte público, y solo un 9 % declaró que haría el viaje en coche. Por otro lado, aunque 9 de cada 10 personas encuestadas afirmaba conocer la intención de la ATM de prohibir los patinetes en el transporte público, un 12 % de ellas admitía aún no saber cómo se adaptaría a esta medida, y un 12 % adicional confesaba que seguiría introduciendo el patinete en el interior del transporte público. Los investigadores destacan que, en contrapartida, el número de usuarios que sustituirá el patinete por el transporte activo permite vislumbrar un aumento de la actividad física derivada de la movilidad cotidiana. 

Los usuarios que hasta ahora combinaban el uso de patinete y de transporte público valoran muy satisfactoriamente su uso del patinete (7,8), mientras que su opinión sobre el transporte público se queda en un 6 sobre 10. Por eso, ante la perspectiva de no poder subir su patinete, un 86 % se declaraba entre insatisfecho y muy insatisfecho con esta medida. A pesar de que buena parte de los usuarios considera que el transporte público actualmente se encuentra suficientemente preparado para subir el patinete (48,5 % de acuerdo o muy de acuerdo), la mayoría también afirmaba sentir que son una molestia para el resto de los viajeros. Al mismo tiempo, un 49 % de los encuestados declaró estar de acuerdo o muy de acuerdo con la idea de que, si tuvieran una alternativa, preferirían no subir el patinete eléctrico al transporte público. 

En los próximos meses habrá que seguir de cerca el impacto y la evolución de la medida, sobre todo en relación con los cambios de modo de transporte, los tiempos de desplazamiento y los niveles de satisfacción, indicadores que ayudarán a entender mejor tanto la sostenibilidad ambiental como la sostenibilidad social de la prohibición. 

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