Accede al contenido principal
Universitat Autònoma de Barcelona

La precariedad objetiva afecta al 38,2% de la población trabajadora

28 nov 2025
Compartir en Bluesky Compartir en LinkedIn Compartir por WhatsApp Compartir por e-mail

El Centro de Estudios Sociológicos sobre la Vida Cotidiana y el Trabajo (QUIT) del Departamento de Sociología de la UAB participa en el IX Informe FOESSA sobre exclusión y desarrollo social en Cataluña, aportando datos y reflexiones sobre la precariedad laboral en Cataluña. El análisis realizado por las investigadoras del QUIT pone sobre la mesa que, pese al contexto aparentemente optimista —crecimiento económico, aumento del empleo y descenso del paro—, la precariedad persiste y, por tanto, se consolida a nivel estructural.

Gente

El estudio muestra que la precariedad objetiva afecta al 38,2% de la población trabajadora encuestada. Los salarios bajos son la cara más extendida de la precariedad (37,7%). Esta precariedad salarial refleja un problema amplio de ingresos bajos (por debajo del equivalente al SMI a jornada completa), que sufren aproximadamente 1,4 millones de trabajadores/as. Las otras dimensiones clave de la precariedad objetiva son la discontinuidad laboral (17,5%) y la inestabilidad contractual (14%).

Estas manifestaciones de la precariedad laboral, altamente correlacionadas entre sí, tienden a acumularse en determinados colectivos. En concreto, destacan las personas jóvenes y las inmigrantes: el 39,3% de las menores de 30 años sufren inestabilidad en el puesto de trabajo, y el 25,4% de las personas inmigrantes de origen extracomunitario experimentan discontinuidad laboral. Si bien estos colectivos también aparecen afectados por los bajos ingresos (60,5% entre las menores de 30 años y 53,2% entre las de origen extracomunitario), la precariedad salarial supera a estos grupos y se convierte en transversal, con una marcada dimensión de género: el 48,4% de las mujeres activas laboralmente tienen un salario inferior al SMI frente al 28,5% de los hombres. Esta diferencia se vincula a las desigualdades de género en el reparto del tiempo de trabajo y las responsabilidades de cuidado, así como a la segregación laboral horizontal, que encamina a muchas mujeres a sectores y ocupaciones donde, incluso con jornadas completas, los salarios se mantienen bajos.

En cuanto a la precariedad subjetiva, es decir, la percepción de riesgo sobre la continuidad en el puesto de trabajo, el mantenimiento de las condiciones y/o de la continuidad en el mercado laboral en general, esta afecta al 17,4% de la población. Además de representar una proporción menor de la población trabajadora en comparación con la precariedad objetiva, presenta una caracterización más difusa, que no se asocia de manera tan clara con determinadas características sociodemográficas.

El análisis profundiza en la poca correspondencia entre precariedad objetiva y subjetiva, identificando cuatro perfiles que reflejan la diversidad de posiciones y experiencias en el mercado laboral en términos objetivos y subjetivos:

  • Seguridad (57,7%): trabajadores/as en una situación más estable y consolidada, y que tienen confianza sobre su posición en el mercado laboral. Se corresponde con el perfil social más privilegiado, de mediana edad, con más estudios y con mayor predominio de hombres.
  • Amenaza (10,1%): personas con buenas condiciones que, sin embargo, perciben inseguridad ante la posibilidad de vivir un empeoramiento de las condiciones laborales. Suelen ser perfiles cualificados que ven un riesgo de empeoramiento en un contexto de precariedad creciente.
  • Normalización (25,5%): personas con precariedad objetiva que no perciben que su situación pueda empeorar. Se encuentran en situaciones marcadas por salarios bajos, temporalidad y discontinuidad, pero tienen la certeza de seguir encontrando trabajos con las mismas condiciones. Este perfil concentra jóvenes, mujeres y personas extranjeras.
  • Vulnerabilidad (6,6%): personas que acumulan tanto precariedad objetiva como subjetiva. Además de ser un perfil feminizado y con notable presencia de personas extranjeras, cuentan con bajos niveles formativos y empleos poco cualificados. Son las personas trabajadoras más cercanas a la exclusión laboral.

El informe aporta evidencia empírica útil para orientar políticas públicas que reduzcan la precariedad laboral y las desigualdades laborales, como fórmulas para reducir la exclusión y la desigualdad social. En este sentido, la centralidad de la precariedad salarial subraya la necesidad de medidas sobre ingresos y jornada. Además, la exploración de la diversidad de formas de experimentar precariedad señala la necesidad de intervenir para evitar que la segmentación laboral reproduzca y consolide las desigualdades que ya atraviesan la sociedad catalana.

Dentro de