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Descritas las huellas más antiguas de Cataluña

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Investigadores de la UAB, el ICP y el CSIC han identificado en el Valle de Manyanet (Pallars Jussà) varios rastros de animales tetrápodos de hace entre 280 y 290 millones de años, lo que los convierte en las huellas fósiles más antiguas de Cataluña.

09/02/2016

Investigadores de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), el Instituto Catalán de Paleontología Miquel Crusafont (ICP) y el Instituto de Ciencias de la Tierra Jaume Almera (CSIC) han identificado en el Valle de Manyanet (Pallars Jussà, Lleida) varios rastros de animales tetrápodos de hace aproximadamente entre 280 y 290 millones de años, lo que los convierte en las huellas fósiles más antiguas de Cataluña. Corresponden a diferentes grupos de anfibios y reptiles primitivos, entre los que se han identificado huellas de sinápsidos, el grupo que más adelante dará lugar a los mamíferos.
 
Las icnitas o huellas fosilizadas del Valle de Manyanet (dentro del término municipal de Sarroca) se distribuyen en dos zonas que corresponden a dos ambientes diferentes: una zona fluvial de meandros y otra de aguas no confinadas. Estos dos paleoambientes habrían sido el hábitat de grupos de tetrápodos diferentes durante el Pérmico. Los primeros tetrápodos (término de origen griego que significa "cuatro patas") son los primeros vertebrados que pisaron tierra firme, desarrollando pulmones para captar el oxígeno de la atmósfera y transformando las aletas en patas, pero con un ciclo vital todavía fuertemente ligado a los ambientes acuáticos.
 
En lo que era una zona fluvial, los investigadores han identificado icnitas (huellas) de temnospondyli (los antecesores de los actuales anfibios) de diferentes tamaños. "Son un grupo con una forma de vida similar a la de las actuales salamandras, algunas especies succionaban la comida, mientras que otras especies cazaban de forma activa, similar a como hacen hoy en día los cocodrilos", explica Eudald Mujal, investigador del Departamento de Geología de la UAB que encabeza el estudio. En esta zona la biodiversidad es mayor que en la zona de aguas abiertas e incluye icnitas de otros grupos, como seymouriamorfos, un grupo peculiar de animales de casi un metro de longitud, que se encuentran en la transición entre los anfibios y los animales que ya ponían huevos con cáscara o diadectomorfos, animales con aspecto de reptil que podían alcanzar grandes dimensiones, hasta dos metros de longitud aproximadamente.
 
En el área que se corresponde a una zona acuática abierta, los investigadores han identificado rastros de captorhínidos, un grupo de reptiles primitivos de tamaño medio (hasta medio metro de longitud) con varias hileras de dientes que se extinguieron a finales del Pérmico. También han identificado sinàpsidos, los precursores de los actuales mamíferos. "Hemos identificado huellas de pelicosauros, un grupo de sinàpsidos que podían llegar hasta los cuatro metros de longitud y que, en algunos casos, presentaban una vela a lo largo de la columna vertebral de la que desconocemos la función", explica Mujal. El grupo de los pelicosauros se extinguió a finales del Pérmico, pero un grupo de sinàpsidos, los cinodontes, daría lugar a los mamíferos posteriormente.
 
Durante el Pérmico todas las masas terrestres se encontraban unidas en un único supercontinente conocido como Pangea, situado aproximadamente sobre el actual ecuador y que se extendía hacia los polos. En este estudio, los investigadores han comparado las icnitas del Valle de Manyanet con las que se han recuperado de lo que era el centro de este supercontinente y concluyen que las diferencias faunísticas observadas pueden ser la consecuencia de climas diferentes. "Nos hemos dado cuenta de que, en paleoambientes similares, las asociaciones de icnitas, y por tanto de tetrápodos, cambian. Estos cambios coinciden con las diferentes franjas paleoclimáticas que se proponen en los modelos, por lo tanto, la distribución de las faunas probablemente se relacionaba con el clima ", comenta Josep Fortuny, investigador del ICP que ha participado en el estudio.
 
El Pérmico se inició hace unos 300 millones de años (Ma) y finalizó hace unos 250 Ma, dando paso al Triásico, que perduró hasta hace unos 200 Ma, en el que aparecieron los dinosaurios. Estos dos períodos fueron de crucial importancia para la historia de la vida, ya que su límite está marcado por la extinción más grande que ha sufrido nunca la Tierra, en la que desaparecieron más del 90% de las especies, siendo muy superior a la extinción de finales del Cretácico que acabó con el dominio de las faunas de dinosaurios.
 
El hallazgo ha sido publicado en la revista Geological Magazine de la Cambridge University Press.