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"Se ha perdido la habilidad para relacionarnos, y esto favorece la aparición de trastornos mentales"

EntrevistaCarlaSharp
Entrevista a Carla Sharp, profesora de Psicología de la Universidad de Houston, que ha hecho investigaciones pioneras sobre el trastorno límite de la personalidad (Borderline Personality Disorder, BPD) en niños y adolescentes. Ha venido a ofrecer una conferencia y un workshop en la Facultad de Psicología de la UAB.

13/12/2018

"Necesitamos que la gente se conecte y se relacionen entre ellos de una forma diferente a como lo estamos haciendo actualmente. Si no lo conseguimos, los trastornos psiquiátricos irán creciendo".

Carla Sharp, catedrática de Psicología de la Universidad de Houston (EE.UU.), tiene una larga experiencia como investigadora en los trastornos psiquiátricos a lo largo de la vida, con especial atención a la juventud. Dirige también un centro de adolescencia para la prevención y tratamiento de estos trastornos en Houston.

Ha publicado más de 200 publicaciones en revistas, capítulos y libros. Destaca su libro "Manual del Trastorno de la personalidad fronteriza en niños y adolescentes" (Springer). Recibió en 2016 el premio de la Sociedad Norteamericana para el Estudio de los Trastornos de la Personalidad. Los días 10 y 11 de diciembre ha venido a la Facultad de Psicología de la UAB.

-Qué es el Trastorno Límite de la Personalidad (Borderline Personality Disorder, BPD)?
-Es uno de los 10 desórdenes de la personalidad que conocemos hasta el momento. Describe un desorden caracterizado por impulsividad, emocionalidad, sentido de vacío, problemas en las relaciones personales, entre otros. Ha sido diagnosticada en adultos hace unos 30 años pero en jóvenes y niños no ha sido diagnosticado hasta hace más poco.

En los adolescentes podemos detectar cuáles son los síntomas que nos hacen ver que cuando sea adulto la podrá sufrir, pero no lo podemos detectar en pre-adolescentes (en los que podemos detectar algunos rasgos como emocionalidad o impulsividad pero no todos los rasgos que incluye el BPD).
 
-Son más comunes y habituales los trastornos límite de la personalidad ahora que hace 40 o 50 años?
 -No es exactamente así. Lo que ha cambiado es que ahora tenemos la habilidad de poder identificarlos claramente. Hasta hace unos años lo confundíamos, y ahora vemos claramente que es diferente de una depresión, de ansiedad o del comportamiento anti-social, por ejemplo. Es decir, la BPD no crece pero sí que ahora tenemos más conocimiento para poder diagnosticarla.
 
-¿Qué pueden hacer las familias para prevenir la aparición de los trastornos límite de la personalidad en sus hijos?
 -Esta es una cuestión muy importante y en la que estamos dedicando mucho tiempo de estudio e investigación. Una persona que nace con BPD tiene un temperamento muy sensible, es como si en lugar de tener todas las capas de piel que tenemos todos, no tuviera ninguna. Son niños que serán reactivos al ambiente, más emocionales, y necesitarán más de los padres para ayudarles a regular las respuestas al ambiente. Es muy importante que los padres los mentalicen porque en la adolescencia es cuando los niños integran su personalidad y necesitan encontrar respuestas. Y la familia debe tenerlo presente para saber cómo tratarlo.
 
-¿En qué proyectos de investigación está trabajando desde la Universidad de Houston (Estados Unidos) relacionados con las patologías de la personalidad en jóvenes y niños? ¿Algún proyecto a destacar, en concreto?
 -Actualmente estamos muy interesados ​​en investigar en prevención y también en intervención temprana. Los trastornos límite de personalidad son muy difíciles de tratar y los tratamientos son de muy larga duración para que sean efectivos, por eso cuando antes se detecten los trastornos, mejor. Estamos trabajando centrados en la prevención, es decir, antes de que un trastorno arraigue. Estamos iniciando ahora mismo diferentes proyectos de intervención temprana en madres y sus hijos.
 
Estamos haciendo intervenciones en madres que son de alto riesgo: por ejemplo, en madres que han sufrido violencia doméstica y que viven en centros de acogida o refugios. Estas madres están bajo los efectos de este trauma, sin trabajo, sin hogar, sin ingresos, etc. y su cerebro tiene poca capacidad para detectar los trastornos de personalidad que puedan tener sus hijos. Otro proyecto en el que estamos trabajando es el de los niños que viven en refugios de acogida, que también podrían sufrir estos trastornos de personalidad.
 
-¿Las patologías de personalidad son producidas por cuestiones sociales y culturales o bien son consecuencia del componente genético de cada individuo?
-Las causas genéticas son muy importantes. En el pasado se pensaba que el desorden de personalidad era sólo debido al ambiente y del entorno familiar y personal. Pero los últimos 15 años hemos visto que en muchas enfermedades psiquiátricas hay un componente genético muy importante y lo importante es descubrir cuál es la vulnerabilidad biológica o genética que tiene el individuo. Es un tema de temperamento. Un niño puede nacer con una alta sensibilidad para el trastorno a nivel genético, y el ambiente y entorno hace que lo desarrolle o no. Pero lo que está claro es que esto no es culpa de los padres, muchos de los cuales se sienten culpables, y en absoluto, lo son.
 
Los padres necesitan más información para detectarlo y dar el tipo de ayuda que necesitan sus hijos. En el pasado estigmatizábamos a los padres de estos niños con el trastorno límite de personalidad y no apreciábamos la dureza que representa para ellos educar niños con este temperamento. Y estas madres y padres justamente lo que necesitan es mucha ayuda y apoyo, y no que se les critique o culpabilice por parte de la sociedad.


-Debería cambiar la asistencia y tratamiento de las personas que padecen BPD en los hospitales?
 
-Rotundament sí, debe cambiar el tratamiento. En estos momentos hemos iniciado una alianza global entre diferentes países para la prevención e intervención temprana del BPD. España espero que entre en breve. Es una iniciativa global para influir en las políticas sobre la prevención e inmediata intervención.

El problema es que en todo el mundo, incluso en Estados Unidos, la asistencia de las personas con trastorno límite de personalidad (BPD) no está dentro de los protocolos sanitarios; se dice que estas personas tienen depresión, angustia, TDHA, etc ... pero no se dice trastorno límite de personalidad. Y así pierdes de vista la parte central del problema (esto se demuestra en que sólo el 30% de los tratamientos que se realizan son efectivos). Nuestra predicción es que esto quiere decir que el 70% de los niños no reciben el diagnóstico y tratamiento adecuado y pueden desarrollar un BPD, porque no está identificado y consecuentemente, no está tratado.
 
En las clínicas y hospitales conocen este trastorno pero no lo diagnostican por miedo a que los niños y jóvenes sean estigmatizados en su vida personal. En estos momentos nos encontramos con que el doctor te puede diagnosticar un cáncer a tu hijo pero no un trastorno límite de la personalidad. ¡Se deben cambiar las prácticas médicas y la asistencia a estas enfermedades, en todo el mundo!
 
En la mayoría de casos saben que es un BPD pero no saben cómo tratarlo. Debemos formar profesionales que puedan y sepan tratar con personas que sufran trastorno límite de personalidad. Mucha gente piensa que es intratable e incurable, y no, esto no es así, existe un tratamiento para esta enfermedad y es curable. Ahora, hay mucho trabajo por hacer, y es un largo camino hasta llegar a la curación.
 
-Qué tipo de tratamiento es lo que se hace? Con medicamentos?
No, no, realmente los medicamentos no funcionan demasiado. Lo que sí es clave es la psicoterapia. Hay cuatro tratamientos de psicoterapia, y de ellos dos son los que se utilizan más: la del comportamiento dialéctico, y la terapia de mentalización. Son diferentes vías para llegar al mismo lugar. El problema es que son de larga duración, no tienen una inmediatez, pero funcionan.
 
-¿En qué lugares del mundo se está más avanzado o se está avanzando más en los trastorno límite de personalidad?
Inglaterra, Dinamarca, Alemania, Noruega, Australia, y en Estados Unidos depende del estado. Todos estos países se han dotado de programas nacionales y globales para diagnosticar y tratar el trastorno límite de personalidad.
 
-¿A nivel general, que necesita la sociedad para afrontar y tratar el trastorno límite de personalidad?
-Lo que necesita nuestra sociedad es más mentalización respecto. En Estados Unidos, por ejemplo -pero a nivel general también-, las relaciones personales se han roto totalmente. La habilidad para relacionarnos unos con otros se ha rasgado. Vivimos en una sociedad que hace culto a la individualización y a todo lo material. Y lo más difícil ahora es mentalizar a las personas para que se relacionen de una forma correcta. Vivimos en un mundo donde se prioriza el individualismo, el amor al trabajo, el no compartir con las personas que tenemos al lado, el ser esclavos de la tecnología, etc ... Todo ello favorece los trastornos psiquiátricos. Y justamente lo que hace falta es buscar la conexión entre las personas. Necesitamos que la gente se conecte y se relacionen entre ellos de una forma diferente a como lo estamos haciendo actualmente. Si no lo conseguimos, los trastornos psiquiátricos irán creciendo.