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"La COVID-19 ha ayudado a evidenciar que hay una relación de amistad entre ingeniería y medicina"

AlfonsMias

La Escuela de Ingeniería, como el resto del campus de la UAB, permanece cerrada. Aun así, en la planta principal todavía queda un espacio donde continua habiendo más actividad que nunca. Los UAB Open Labs siguen trabajando codo con codo contra la COVID-19 produciendo material sanitario con las impresoras 3D para abastecer a los hospitales y servicios esenciales. El coordinador de las instalaciones, Alfons Miàs, explica aquí cómo están siendo las jornadas de trabajo en los laboratorios de fabricación digital.

22/04/2020

Ahora hace casi cinco meses, Alfons Miàs presentaba los UAB Open Labs, un nuevo espacio de innovación digital abierto a toda la comunidad. En la Escuela de Ingeniería se inauguraba el Disseny Lab, el laboratorio centrado en la fabricación y construcción de ideas. Unos meses más tarde, con la llegada de la pandemia del coronavirus, se ha convertido en uno de los únicos espacios que permanece abierto y está protagonizando un papel fundamental en la lucha contra la crisis sanitaria. 

La comunidad maker respondió con solvencia y ahora un grupo de voluntarios mantiene las impresoras 3D funcionando más de 20 horas al día para producir todo el material sanitario posible para abastecer a los hospitales y grupos de trabajadores de servicios esenciales. Aunque el peor momento de la curva parece que ya ha pasado, no se dan por satisfechos y quieren seguir ayudando a la comunidad. Encontrar el material necesario para imprimir continua siendo la principal dificultad, de modo que durante los próximos días anunciarán a través de sus redes sociales un crowdfunding para seguir aumentando las existencias.

¿Cómo surgió la iniciativa que estáis llevando a cabo en los UAB Open Labs?

La comunidad maker se estaba moviendo mucho ante todas las necesidades médicas surgidas por el coronavirus. Los primeros 10 días hubo mucha desorientación hasta que hubo una línea clara del material que hacía falta en los centros médicos. Se creó el 'coronavirus makers' y después se unió el Col·legi Oficial de Metges de Barcelona (COMB) y el Col·legi d’Enginyers y acabaron diseñando las piezas que necesitaban los médicos para que nosotros pudiéramos generar stock. Vimos que se podían hacer respiradores para los pacientes enfermos de coronavirus. Nosotros nos centramos en dos modelos haciendo tubos para los respiradores que empalman el aparato que permite respirar de forma asistida. Hacíamos un conjunto de piezas tubulares. Hicimos más de una cuarentena semanal i los llevábamos al COMB para después llevarlos al Parc Taulí. Hicimos muchos, también en sábados y domingos.

¿Cómo está compuesto y cómo trabaja el equipo que lo está haciendo posible?

Empezamos el equipo de UAB Open Labs. Los tres que somos del equipo nos centramos en trabajar aquí y pedimos voluntarios para ayudarnos. Vino el equipo de CORES UAB (Comunidad de Investigación Estratégica), que son seis personas de una organización que depende del rectorado. También se unió Jordi Font del Servei de Tractament d'Imatge y Ernesto Asensio de Físicas.

Uno de ellos tiene dos impresoras 3D y el otro una, por tanto ya teníamos cinco impresoras. Aquí nos dejaron una del Departamento de Ingeniería Química, Ambiental y Biológica y otra del Area de Arquitectura y Tecnología de Computadores. De este modo, ya teníamos cuatro impresoras de los UAB Open Labs y tres más fuera de la Escuela de Ingeniería que iban imprimiendo coordinadamente. Lo más difícil está siendo encontrar el material, porque nosotros teníamos material en stock, pero íbamos aceleradísimos imprimiendo 20 o 22 horas al día todas las máquinas y nos lo acabamos durante la primera semana. Ha sido una aventura de ir buscando materiales.

¿Cuáles han sido las principales dificultades que os habéis encontrado en el proceso de producción del material sanitario?

El campus está cerrado y con los proveedores [era difícil], porque hubo unos días que todo el mundo estaba confinado en casa. Hacían falta autorizaciones para entrar en el edificio, porque desplazarse... ¿Cómo conseguir material cuando todo está cerrado? Era difícil. Aun así, hemos recibido mucho apoyo por parte de la Universidad y de la Escuela de Ingeniería, nos lo han puesto todo muy fácil.

¿Cómo es el proceso por el cual se pasa de la idea del diseño del material hasta tenerlo en las manos?

Has de detectar una necesidad, que es una manera de hacer maker. Empezaron a salir ideas y rápidamente nos pusimos en contacto vía Telegram con médicos, enfermeros y gente que conocía el tema para que nos hiciesen una lista de necesidades. Cada día repasábamos las máquinas, las limpiábamos y reponíamos el aceite. Por cada pieza que nos traían buscábamos la forma más eficiente y rápida para que quedase bien impresa, mirábamos la eficiencia y la calidad de cada una. Quizá tardábamos un día hasta que no nos quedaba material y después ya comenzamos a imprimir de una manera más industrial. Mirábamos que todas las máquinas produjesen al máximo manteniendo la calidad, y nos íbamos alternando una persona al día para venir a poner las piezas a imprimir. Primero se quitan las piezas de la impresora que se han impreso el día anterior, las limpias con agua y jabón y las secas para guardarlas. Todo esto con mascarilla y guantes. Alrededor de una vez a la semana las llevábamos al Parc Taulí y allí las desinfectaban y las preparaban para utilitzarlas. Es todo muy mecánico.

¿Ahora qué estáis produciendo?

Los respiradores, que son el grueso que hemos hechos, ya se han acabado y ahora estamos haciendo protección para la gente que está yendo a trabajar. Todavía tenemos una pieza, que son los protectores nasales para equipos médicos, pero básicamente estamos haciendo muchas viseras y gafas para proteger a los comerciantes, geriátricos y en residencias de ancianos. Lo hacemos coordinadores con el Consejo Comarcal del Vallés Occidental. Continuamos haciendo piezas para equipos médicos, pero ya tienen mucho stock.

¿Todo el material que ha salido de los UAB Open Labs ha llegado ya a los hospitales y a todos los centros a los que tenían que ir?

Sí, los llevábamos nosotros. A través de los grupos de Telegram los médicos nos enviaban fotos y nos daban las gracias. La mayoría de poblaciones medianas y grandes ya tienen espacios de fabricación digital y se han movido todos, nosotros hemos sido uno más. Ha sido gratificante, nos hace sentir parte el hecho de poder ayudar y que desde la Autónoma podamos poner nuestro granito de arena.

¿Las perspectivas que tenéis son de continuar fabricando lo que os pidan?

La idea es continuar hasta que no quede nada por atender. Mientras podamos ayudar de alguna manera, nosotros estaremos activos, podemos ir haciendo turnos. El primer día dijimos: "¿qué hacemos, de lunes a viernes? ¡No, si nosotros estamos en casa!" Hemos hecho toda la Semana Santa, todos los días de fiesta, fines de semana... Nos tocaba un día a la semana [a cada uno] y estamos contentos de poder colaborar.

¿Qué papel crees que puede jugar la ingeniería en la lucha contra la COVID-19?

Hay todo un camino por recorrer brutal aquí, porque a nivel médico la tecnología está aportando muchísimo. Lo ves en todo, como cuando te hacen una operación o una ecografía. La fabricación digital, específicamente, está ayudando muchísimo en temas muy conocidos como las prótesis, pero también en otros más desconocidos como operaciones quirúrgicas. Se están imprimiendo células madre en fase de pruebas, impresiones óseas, tejidos... Hay muchas aplicaciones en las que la impresión digital puede ayudar y hacer avanzar a la medicina. Algunas cosas están en fase de experimentación y otras son ya muy actuales y se están utilizando mucho. La COVID-19 ha ayudado mucho a evidenciar que aquí hay una relación de amistad entre ingeniería y medicina, o fabricación digital y medicina.

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