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Universitat Autònoma de Barcelona

Bernardo Atxaga y Manuel Rivas evocan los orígenes de sus mundos literarios

22 abr 2015
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Los recuerdos de infancia, la poesía, el periodismo o, simplemente, "las cartas que te da la vida", en palabras de Bernardo Atxaga, son algunos de los ingredientes de la obra literaria del autor guipuzcoano y del escritor coruñés Manuel Rivas. Ambos dialogaron el 22 de abril pasado en la UAB.
Bernardo Atxaga, Jordi Julià y Manuel Rivas
Bernardo Atxaga y Manuel Rivas mantuvieron, el 22 de abril, una animada conversación en la Sala Cine de la UAB en el que hablaron de sus infancias y sus orígenes como escritores, así como de algunos de sus temas recurrentes. El acto, que estaba organizado por los minors de Estudios Gallegos y de Estudios Vascos de la UAB, contó con la participación de Jordi Julià como moderador. Julià, profesor del Departamento de Filología Española, calificó como "un regalo para un profesor de literatura y dilecto lector de Atxaga y Rivas" el hecho de conducir un diálogo entre dos escritores que representan los principales referentes literarios actuales de las letras gallegas y vascas.

Tanto Atxaga como Rivas evocaron sus años de aprendizaje en Guipúzcoa y en Coruña, respectivamente. Atxaga destacó la importancia del entorno rural en el que creció para su mundo literario, al tiempo que explicó que ha luchado siempre contra "el estigma clasista" que acompaña la vida rural. El autor de Obabakoak, citando a Josep Pla, afirmó que el núcleo de la literatura "son los detalles". Rivas, por su parte, recordó las palabras de Franz Kafka según las cuales, "si tienes los ojos abiertos, es la historia que te encuentra", y situó en el origen de su inspiración en la "fascinación de escuchar".

El autor gallego recordó las "vacas urbanas" que podía ver en las afueras de Coruña en su juventud y manifestó también su incomodidad ante una "cierta visión supremacista" que se vislumbra en etiquetas como la de "realismo mágico". Se mostró más partidario de la "imaginación" y del concepto de "realismo trascendental" acuñado por Max Aub.

Inspiración poética

Aunque ambos autores han alcanzado sus principales èxitos como narradores, Julià les animó a hablar también de su obra poética. Atxaga volvió a hablar de su infancia para evocar "la extrañeza", la sensación de transportarse "a otro lugar" que le provocaba la iglesia de su pueblo y su perfume de incienso. Esta experiencia le llevó a escribir poemas porque "la poesía ha sido una manera de buscar ese otro lugar que no está aquí".

Rivas encontró también en la iglesia que debía frecuentar en su infancia una fuente de inspiración. Recordó que, cuando oía la narración del diluvio universal y la paloma volvía con una ramita de olivo, él se preguntaba por el destino del cuervo enviado también por Noé. Para el escritor, la paloma había sido "un buen periodista" porque había vuelto con la información, mientras que "el cuervo es la poesía, porque siguió viajando hacia lo desconocido".

La charla dejó además la evocación de un puñado de anécdotas y recuerdos. Atxaga, por su parte, explicó la importancia que tuvo para él el contacto con el poeta Gabriel Aresti cuando se trasladó a Bilbao como estudiante de económicas, o la discreta calificación que obtuvo una de sus redacciones de colegio en la que parafraseaba la Eneida ("Virgilio y yo sacamos un seis"). Y Rivas recordó sus primeros textos periodísticos, en la que había que reconstruir piezas enviadas por corresponsales que llegaban en precarias condiciones, y explicó "la alegría" que le provocó un profesor que despreció un texto suyo diciendo: "¡Esto no es periodismo, es literatura!".

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