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La detección de contaminantes tóxicos es un elemento esencial en el análisis y control de la calidad del agua, necesario en un mundo cada vez más urbanizado e industrializado. Las técnicas de análisis químicos son de gran utilidad en la determinación de sustancias concretas, pero tienen limitaciones a la hora de analizar muestras complejas que pueden contener múltiples contaminantes. En este sentido, resulta apropiado el uso de bioensayos o biosensores, en los que se mide el efecto que ejerce una muestra sobre un parámetro vital de un organismo indicador.
 
En este trabajo, publicado en la revista Analytica Chimica Acta, los investigadores proponen y validan un bioensayo microbiano basado en papel para la detección de toxicidad aguda en muestras de agua, que destaca por su simplicidad y bajo coste económico.
 
Se trata del uso de matrices de papel impregnadas con bacterias a las que se añade la muestra a analizar junto con un colorante (ferricianuro). Este colorante actúa como aceptor final de electrones por el metabolismo bacteriano, virando de color amarillo a incoloro al ser respirado por los microorganismos. Así pues, el papel cambia de color en función de la intensidad del metabolismo celular, siendo este cambio inversamente proporcional a la toxicidad de la muestra. El cambio de color del papel puede ser medido mediante técnicas ópticas, de análisis de imagen o a simple vista. El hecho de utilizar un material barato y de no requerir instrumentación compleja convierte este bioensayo en un buen candidato para la detección de toxicidad en contextos de restricción económica o en países en desarrollo.