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La supervivencia del sistema público de pensiones depende de la falta de trabajo

Cotització
Según el artículo de los investigadores actualmente se está desaprovechando como mínimo el 18% del potencial demográfico de España, ya que hay 4 millones de personas que podrían cotizar y no lo hacen por razones diversas. Es decir, no es que falten trabajadores sino que faltan puestos de trabajo.

19/10/2016

“Frente al conocido argumento que el envejecimiento de la población hará inviable el pago de las pensiones, al no haber suficientes personas en edad activa para hacer frente a la creciente nómina de las pensiones, se tiene menos presente la idea de que España goza en la actualidad de buena salud demográfica”, explica Pau Miret.

Un estudio del Centro de Estudios Demográficos de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) que se ha publicado en la revista “Perspectivas Demográficas”,  sitúa el debate de las pensiones más allá del envejecimiento de la población y evidencia el desaprovechamiento del potencial demográfico que se da actualmente en España causado por la recesión económica. Este tema se ha abordado en profundidad en el seminario el 20 de octubre, en el CED-UAB, donde el investigador Pau Miret presentará este artículo, titulado “La quiebra en el sistema público de pensiones: ¡no en nombre de la demografía!”, a las 12,30 h, en el decurso del seminario.
 
No faltan trabajadores, falta trabajo
  El estudio explica que el grueso de la población vinculada a la Seguridad Social se concentra entre los 38 y 59 años: son los baby-boomers, nacidos en las décadas de los sesenta y setenta. Los más mayores se jubilarán en ocho años y a los más jóvenes les quedan treinta años de productividad. No es una población envejecida sino todo lo contrario. Pero sólo un 70% de esta inmensa población activa está trabajando y contribuyendo a la Seguridad Social: el resto está desocupada, en la economía informal o –minoritariamente- son funcionarios de la administración central del Estado.
 
“No faltan trabajadores, lo que falta es trabajo”, explica el investigador del CED-UAB Pau Miret, autor del estudio, que subraya que “la culpa no es de la demografía, sino de la crisis económica”. “Frente al conocido argumento que el envejecimiento de la población hará inviable el pago de las pensiones, al no haber suficientes personas en edad activa para hacer frente a la creciente nómina de las pensiones, se tiene menos presente la idea de que España goza en la actualidad de buena salud demográfica”, explica Pau Miret.
 
Los baby-boomers, las generaciones más numerosas de España, deberían ser ahora los grandes sustentadores del sistema. Están en las edades centrales laborales (entre 38 y 59 años), en que deberían haber alcanzado un buen posicionamiento en su carrera laboral y, por tanto, se encuentran en plenas facultades productivas y contributivas, con todavía algunas décadas de vida laboral por delante.
 
Aunque nunca ha habido tanta población disponible para trabajar, desde la recesión económica una parte importante ha quedado fuera del mercado laboral formal. La población laboralmente activa alcanzó los 23 millones en 2008 y desde entonces se ha estabilizado, mientras la población cotizante ha caído tras la crisis por debajo de los 16 millones. Se estima que actualmente se está desaprovechando como mínimo el 18% del potencial demográfico. Hay 4 millones de personas que podrían cotizar y no lo hacen.
 
Tensiones en el sistema público de pensiones
  La población que cobra una pensión de jubilación ha aumentado el 23% entre 2004 y 2014, pasando de 4,5 a 5,6 millones de personas. La relación de dependencia demográfica entre cotizaciones y jubilaciones al final de la expansión económica era de 1 a 4. Aunque la situación a finales de 2014 ha empeorado, no es dramática, pues actualmente hay 3 cotizantes que sostienen cada pensión de jubilación.
 
El panorama se agrava cuando se añaden los demás colectivos de población que perciben pensiones y prestaciones contributivas (de invalidez, viudedad y otras como las de orfandad o a favor de familiares). En 2014 esta ratio es de 0,6: superior a 1 pensionista por cada 2 contribuyentes netos.
 
Pero la tensión deviene insoportable cuando se añade a la población pensionista quienes están cobrando una prestación por desempleo. La relación demográfica de dependencia en la Seguridad Social llega entonces a 0,8: 4 personas que perciben pensión o prestación por desempleo por cada 5 contribuyentes netos. “Las tensiones del sistema contributivo de la Seguridad Social ni tienen ni tendrán en las próximas décadas una causa estrictamente demográfica, sinó que se deben a la fase recesiva del ciclo económico capitalista”, señala el investigador de la UAB, Pau Miret.
 
Esta tensión se relajaría si se aprovechara todo el potencial demográfico. Incorporando completamente a la población laboralmente activa al mercado de trabajo formal, aumentarían los cotizantes a la vez que desaparecían quienes cobran una prestación por desempleo. Si, además, se mejorara la salud laboral de manera que las pensiones de invalidez pasaran a ser una categoría residual, la relación de dependencia sería menos de la mitad que la actual.
 
El 20 de octubre ha tenido lugar en la UAB el seminario “Ayudar y recibir ayuda: mercado laboral y seguridad social”, inscrito en un proyecto de investigación I+D+i, en el que diferentes expertos en el tema debatirán sobre ello. El investigador Pau Miret pronunciará la conferencia “El paraguas de la Seguridad Social: quién lo sostiene y quién se resguarda”, y a continuación presentará el estudio que se publica hoy.