"Es necesaria otra manera de hacer justícia"
Más humana, más empática y escuchando más al otro. Esta es la manera de hacer justicia que se necesita para que el sistema funcione. Así lo afirma la juez Ginger Lerner-Wren, que creó el primer Tribunal de Salud Mental de Estados Unidos, en 1997. Ha venido a Barcelona, para participar en las jornadas Justa-Ment, co-organizadas por el Core de Salud Mental de la UAB.
"Se necesita una justicia más humana, más empática y que escuche más al otro, para que el sistema funcione".La juez del Condado de Broward (Florida, Estados Unidos) Ginger Lerner-Wren, que ha obtenido reconocimientos por innovar en la justicia, da conferencias a nivel inernacional sobre la resolución de problemas de justicia en los tribunales de salud mental y sobre la jurisprudencia terapéutica. Participó en la Jornada "Justa-Mente: repensar la justicia - Salud Mental", co-organizada por la UAB y la asociación AFATRAC, que tuvo lugar el jueves, 6 de febrero, en Barcelona, con el objetivo de reflexionar sobre las necesidades de los jóvenes con problemas de salud mental puedan ejercer su derecho a la salud ya una justicia restaurativa.
-¿A qué se dedica un Tribunal de Salud Mental? ¿Y por qué motivos lo creasteis, en 1997?
Lo creamos porque vimos que teníamos un problema grave que nos afectaba a la comunidad. Mucha gente había sido arrestada con enfermedades y trastornos mentales, y en 1993 se reconoció públicamente el problema. Había una saturación en las cárceles de personas con problemas mentales. Además, se produjo un importante número de suicidios en la prisión de personas que padecían estas enfermedades. Los jueces se encontraban que no sabían que hacer ante estas personas, ni como juzgarlas, iban muy perdidos. Era un sistema judicial deplorable. Incluso, salió un reportaje en el New York Times de un periodista muy conocido donde se constataba que las cárceles de Estados Unidos se habían convertido en centros psiquiátricos. Y eso encendió las alarmas.
Estos tribunales son voluntarios, el acusado decide si participa en él o bien opta para ser jugado en un tribunal tradicional. En Estados Unidos hicimos los primeros, pero ahora también son muy populares en Australia, por ejemplo.
-¿Y la situación ha mejorado después de más de 20 años?
-Hemos mejorado, aunque el sistema no se ha transformado suficientemente. Hacen falta más políticas para las enfermedades mentales y se necesitan más recursos. Son necesarias las innovaciones en el sistema judicial para afrontar este problema. Necesitamos colaboración con todos los implicados y todos los servicios. Los tribunales especializados funcionan con mucha colaboración. Continuarán porque salvan personas y la gente se siente a gusto participando, no se sienten un número más, son más personalizados.
De hecho, cerca de 23.000 personas han evitado la cárcel a lo largo de este tiempo gracias a estos tribunales, porque estaban ahí de forma inapropiada, se ha detectado que lo que tenían que hacer era un tratamiento en un hospital o bien ir a un centro de servicios a la comunidad.
-Usted ha escrito el libro A court of Refuge: Stories from the Bench of America 's First Mental Health Court (Un tribunal de refugio), donde cuenta su experiencia en los tribunales de salud mental. ¿Cuál es el mensaje que quiere transmitir con el libro?
Es una herramienta de aprendizaje, y en particular, para las familias, que no entienden el comportamiento de su hijo y desconocen qué hacer ante estas situaciones que viven. He intentado explicar mis experiencias para ayudarles a entender cómo se puede encarar.
-El título es significativo: habla de un tribunal como refugio ...
El título realmente ilustra la misión con la que creamos estos tribunales especializados, que es la de crear un "santuario", que los trate de forma adecuada, con el mensaje de "estamos aquí para ti", "queremos ayudarte ", y" tenemos la experiencia y especialización para ayudarte ". Las familias sufren y se sienten discriminadas, y el estigma les afecta mucho. Por eso yo hablo de "refugio" y "santuario".
-Como se puede resolver este estigma en la sociedad?
-Escuchando las personas que tienen problemas de salud mental. Escuchando sus historias y experiencias personales. Tal ves un amigo alcohólico y la escuchas y descubres todo lo que hay detrás, que ha sufrido una depresión o tiene un trastorno determinado, o una persona indigente, que si te paras ves cómo ha llegado hasta allí.
Y también hay que detener el estigma con educación sobre las enfermedades mentales, conociendo los hechos y normalizar las conversaciones sobre ellas, hablando en ellas de forma natural, como cualquier otra enfermedad. Y hay que tener claro que la salud mental forma parte de nuestra salud, en general. Hay que mostrar y enseñar las enfermedades mentales. Es una forma de activismo. Por ejemplo, como lo que hizo la Demi Lobato.
-Usted habla mucho de "Justicia terapéutica". ¿En qué consiste? ¿Es especialmente adecuada para la gente joven, y para personas con problemas de salud mental?
-Sí, claro. Se inició con los juicios para personas con problemas de salud mental pero actualmente se ha expandido y se ha generalizado. Cuando hacemos justicia terapéutica lo que hacemos es tratar de humanizar lo más posible el procedimiento judicial para que no sea una experiencia negativa, al contrario. Nos planteamos qué podemos hacer, por ejemplo, para que personas que sufren la drogadicción o que tienen algún problema de salud mental, entren en el juzgado sin miedo. Siempre teniendo en cuenta las leyes, claro. Pero para ello se debe cambiar el tono, ser activos escuchandolos, eliminando cuestiones técnicas y burocráticas y simplificando lo máximo posible, y esto transforma la energía que se vive en la sala de juicios, y se crea empatía entre todos los implicados. Incluso si no están de acuerdo con las resoluciones, se sienten bien tratados y escuchados, y esto es esencial.
-Pero eso es positivo para todos tipos de juicios y tribunales, sean o no sobre enfermedades mentales, ¿no?
-Sí, absolutamente. Es una forma nueva de juzgar, dijéramos. Los acusados se sienten bien tratados, y escuchados, aunque las decisiones finales sean duras. Cuando yo era una "public guardian" llevaba casos de personas que tenían incapacidad que iban a juicio, y traté de hacer que las decisiones se tomaran conjuntamente y llegar a acuerdos con las personas afectadas. Ellos se sentían bien tratados, les transmitíamos empoderamiento y autodeterminación. Al final, era una forma de dignificarlos también.
-Usted imparte clases en la NSU-Florida, New Southeastern University. Como transmite a sus alumnos -futuros abogados o jueces- su sensibilidad respecto a las personas que tienen problemas de salud mental y cometen actos delictivos. ¿Qué mensaje de fondo les ofrece en clase respecto a este tema?
-Yo les ofrezco la teoría, lo que marcan las leyes, etc... pero también, y sobretodo, les transmito que hay que innovar y hacer "smart justice" (justicia Inteligente). Necesitamos personas con pasión por nuestro trabajo para resolver problemas de las personas y de la sociedad. Debemos resolver situaciones muy complicadas, pero hay que hacerlo de una manera diferente. No es sólo la teoría, es la forma como la llevas a cabo.
-¿Los juristas reciben suficiente formación para hacer esto?
-No está en el currículo académico de Derecho, ni cuando estudias para juez existe la justicia restaurativa. No hay una cultura que promueva este movimiento, y es necesario.
-Por la forma como habla, como lo dice, y lo que dice, parece alejada del estereotipo de juez que tenemos...
-Bueno, no sé, quizás, aunque también hay muchos jueces que piensan como que yo. Y es que es necesario que colaboren juntos para promover este nuevo tipo de justicia. Hay que innovar. Se necesitan jueces visionarios que tengan pasión por el trabajo, cuyo objetivo sea solucionar los problemas de las personas. Hay que crear centros o incubadoras de justicia. Si localizas una manera nueva de resolver un problema y tienes la idea, hay que buscar una estrategia y un equipo para llevarla a cabo.