Científicos alertan sobre los riesgos sociales y ambientales relacionados con la transición energética
Un nuevo estudio internacional del ICTA-UAB y la Universidad McGill de Canadà mapea los movimientos sociales de resistencia asociados con los proyectos de energía verde y combustibles fósiles en todo el mundo.

Para cumplir con el objetivo climático más ambicioso de limitar el aumento de la temperatura media del planeta en 1,5°C es necesaria una rápida eliminación de los combustibles fósiles y el uso masivo de energías renovables. Sin embargo, una nueva investigación internacional del Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales de la Universitat Autònoma de Barcelona (ICTA-UAB) alerta que los proyectos de energía verde pueden ser tan conflictivos social y ambientalmente como los proyectos relacionados con los combustibles fósiles. A pesar de que las energías renovables a menudo se describen como ambientalmente sostenibles, este nuevo estudio advierte sobre los riesgos asociados con la transición a la energía verde, y aboga por un enfoque integrado que rediseñe los sistemas energéticos a favor de la equidad social y la sostenibilidad ambiental. La investigación, que analiza las protestas relacionadas con 649 proyectos de energía, ha sido publicada recientemente en la revista Environmental Research Letters.
El estudio, redactado por un grupo internacional de investigadores con una amplia presencia del ICTA-UAB y dirigido por la Dra. Leah Temper, de la Universidad McGill, se basa en el Atlas Global de Justicia Ambiental (EJAtlas) del ICTA-UAB, una base de datos en línea que recoge más de 3.000 conflictos ecológicos. La investigación examina qué proyectos energéticos están provocando movilizaciones ciudadanas y las preocupaciones que se expresan, qué impactos tienen sobre los diferentes colectivos, y el éxito de estos movimientos para detener y modificar dichos proyectos.
El estudio pone de manifiesto que los conflictos motivados por proyectos de energía impactan de manera desproporcionada en las comunidades rurales e indígenas, que la violencia y la represión contra los manifestantes es generalizada, y que el asesinato de activistas tuvo lugar en 65 casos, 1 de cada 10 casos estudiados. Sin embargo, el estudio también apunta a la efectividad de la protesta social para detener y modificar proyectos energéticos, indicando que más de una cuarta parte de los proyectos que presentan resistencia social resultan cancelados, suspendidos o retrasados. Además, destaca cómo las comunidades se involucran en la acción colectiva como un medio para dar forma al futuro energético y reclamar la localización, la participación democrática, cadenas de energía más cortas, lucha contra el racismo, gobernanza centrada en la justicia climática y liderazgo indígena.
Según la Dra. Temper, “el estudio muestra que el cambio de los combustibles fósiles a la energía verde no es social y ambientalmente benigno de manera inherente, y demuestra cómo las comunidades se están levantando para reivindicar aquellos sistemas energéticos que les funcionan. Estos resultados reclaman acciones para garantizar que los costes de descarbonización de nuestro sistema energético no recaigan sobre los miembros más vulnerables de la sociedad”. El estudio insta a los formuladores de políticas climáticas y energéticas a prestar más atención a las demandas de los movimientos colectivos para abordar de manera significativa el cambio climático y avanzar hacia una transición verdaderamente justa.
El estudio encuentra que, entre los proyectos de energías bajas en carbono, la energía hidroeléctrica es la más dañina social y ambientalmente, porque provoca desplazamientos masivos de población y altas tasas de violencia. De los 160 casos de centrales hidroeléctricas de 43 países estudiados, cerca del 85% son de intensidad alta o media. Los pueblos indígenas están particularmente en riesgo y están involucrados en 6 de cada 10 casos. La Dra. Daniela Del Bene, coautora e investigadora del ICTA-UAB, insta a la cautela en torno a las energías renovables de gran escala. "El caso de las represas hidroeléctricas muestra que incluso las tecnologías menos emisoras de carbono pueden causar impactos severos y dar lugar a conflictos intensos, que incluyen violencia y asesinatos de los opositores. La transición energética no se trata sólo de qué tecnología o fuente de energía se utiliza, sino también de quién controla y decide el sistema energético", añade. Por otro lado, los proyectos de energía renovable eólica, solar y geotérmica fueron los menos conflictivos y presentaron niveles menores de represión que otros proyectos.
Según Sofía Ávila, coautora e investigadora del ICTA-UAB, "los conflictos en torno a las megainfraestructuras de energía eólica y solar no consisten en "bloquear" soluciones climáticas, sino en "abrir" espacios políticos para construir enfoques equitativos hacia un futuro con bajas emisiones de carbono. Por ejemplo, en México, las largas reivindicaciones de injusticia en torno a un ambicioso corredor eólico en Oaxaca se han convertido en el foco de los debates ciudadanos sobre una transición justa, mientras que en el país están surgiendo diferentes propuestas de esquemas cooperativos y descentralizados de producción de energía".
Según el profesor Nicolas Kosoy, de la Universidad McGill, la participación y la inclusión son claves para resolver nuestras crisis socioambientales. Tanto los proyectos de energía verde como los de energía marrón pueden conducir a la devastación ecológica y la exclusión social si las comunidades locales y los derechos de los ecosistemas continúan siendo pisoteados”.
El estudio argumenta que estas movilizaciones locales pueden señalar el camino para responder a la crisis climática y, al mismo tiempo, abordar problemas sociales subyacentes como el racismo, la desigualdad de género, y el colonialismo. Según la Dr. Temper, abordar la crisis climática requiere mucha más que un cambio ciego a las energías renovables. Es necesaria la reducción de la demanda, pero debe ir de la mano de planteamientos de la oferta, como la moratoria, y es necesario dejar de extraer combustibles fósiles. “La preocupación por la igualdad debe ser lo más importante a la hora de decidir sobre aquellos lugares que no se deben destruir ni quemar. En lugar de crear nuevas zonas de sacrificio verde y de combustibles fósiles, existe la necesidad de involucrar a estas comunidades en el rediseño de futuros energético”, explica.
Artículo científico:
Movements shaping climate futures: A systematic mapping of protests against fossil fuel and low-carbon energy projects. By Leah Temper, Sofia Avila,, Daniela Del Bene, Jennifer Gobby, Nicolas Kosoy, Philippe Le Billon, Joan Martinez-Alier, Patricia Perkins, Brototi Roy, Arnim Scheidel. Environmental Research Letters, Volume 15, Number 12.
Link to access: https://iopscience.iop.org/article/10.1088/1748-9326/abc197