El dilema de la teoría de opciones reales: una explicación a través de los costes de seguimiento

El Valor Actual Neto (VAN) es uno de los criterios más utilizados para evaluar proyectos de inversión, mientras que la teoría de opciones reales (TOR), aunque supera algunas de sus limitaciones, genera reticencias entre los directores financieros. Este artículo presenta un modelo que incorpora costes de seguimiento en la TOR y analiza su impacto para explicar el uso persistente del criterio tradicional del VAN.
Entre las decisiones que se deben tomar en el seno de la empresa, una de gran importancia consiste en elegir qué proyectos de inversión se llevarán a cabo y cuáles no. En dicho proceso de decisión, es habitual emplear el método de valoración del Valor Actual Neto (VAN), ampliamente conocido en el campo de las finanzas. La teoría de opciones reales (TOR) propone una metodología para valorar oportunidades de inversión que supera las limitaciones del VAN. Según la TOR, el momento de realizar la inversión se puede posponer, de manera que la inversión se lleve a cabo en el momento óptimo (reduciendo la incertidumbre asociada a realizar la inversión). En este caso, se trataría de la “opción real de esperar”, y de forma similar se pueden considerar muchas otras, como la de “abandonar”, la de “expandir capacidad”, etcétera. Según la TOR, las opciones reales de inversión constituyen una fuente de creación de valor si se gestionan adecuadamente.
Sin embargo, los directores financieros de las empresas suelen ignorar las técnicas propias de las opciones reales en sus análisis de inversión. La escasez de análisis financieros basados en opciones reales en los procesos de inversión de capital de las empresas está documentada, y puede atribuirse a varios factores: la falta de confianza en este método por parte de la dirección financiera de la empresa; la existencia de otros métodos de valoración ampliamente extendidos y conocidos; la complejidad técnica de la TOR en comparación con otros métodos; o el hecho de que la TOR fomenta una excesiva asunción de riesgos. Además, algunas conclusiones que se derivan de los modelos de opciones reales resultan poco realistas. Por ejemplo, los umbrales óptimos de inversión conllevan que el tiempo esperado hasta realizar la inversión sea extremadamente alto.
Este artículo propone una extensión al modelo habitual de opciones reales y proporciona una posible justificación al hecho de que los directores financieros sean reticentes a utilizar estos modelos de valoración. El artículo incorpora al modelo típico de opciones reales de Dixit-Pindyck (1994) los “costes de seguimiento” que conllevan las oportunidades de inversión (tracking costs). Estos costes corresponden a la actualización de los planes estratégicos de la empresa asociados a dichas oportunidades, así como la actualización de las estimaciones de los flujos de caja; la asignación de recursos financieros y de marketing a los proyectos de inversión; la adquisición de licencias operativas que estén vigentes en el momento de invertir, etcétera.
El trabajo muestra que el impacto de los costes de seguimiento en el momento óptimo de llevar a cabo la inversión es considerable, lo que da lugar a una solución intermedia entre la solución proporcionada por la TOR y el criterio del VAN. Las simulaciones numéricas muestran que, para configuraciones paramétricas representativas, unos costes de seguimiento moderados conllevan correcciones significativas a la solución obtenida aplicando la TOR, entre un 20% y un 50% inferiores. Por consiguiente, según este modelo, la inversión ocurrirá antes de lo que el modelo de opciones reales tradicional recomienda. El impacto es mayor a medida que disminuye la incertidumbre (volatilidad), y aumentan los costes de seguimiento. En algunos casos, la regla de inversión óptima (teniendo en cuenta costes de seguimiento) se aproxima a la obtenida usando el VAN. El modelo también justifica por qué el porfolio de opciones reales de una empresa no puede ser arbitrariamente grande: debido a la existencia de costes de seguimiento, resulta óptimo descartar la oportunidad de inversión si el valor del proyecto cae entre un 5% y un 50% por debajo del coste requerido para invertir (el correspondiente a VAN=0).
Departamento de la Empresa
Universitat Autònoma de Barcelona
Referencias
Gutiérrez, Ó. (2024). The impact of tracking costs on real options. The Engineering Economist, 69(4), 241–254. https://doi.org/10.1080/0013791X.2024.2438145