Santiago Giraldo: "El principal reto es creer que los datos personales no tienen valor"

Santiago Giraldo

El profesor de la facultad Santiago Giraldo nos habla de su nuevo libro "Secuestrados por las redes" y de como las redes sociales están afectando la movilización social, la identidad y las relaciones de los jóvenes, destacando los principales retos y mitos sobre el uso de estas plataformas.

24/07/2024

En esta entrevista, Santiago Giraldo Luque, profesor agregado y coordinador del Grado de Periodismo de la Universitat Autònoma de Barcelona, comparte sus perspectivas sobre el papel de las redes sociales en la sociedad actual. Giraldo Luque, con una sólida trayectoria académica e investigadora, nos habla de su reciente libro, "Secuestrados por las redes", donde explora los retos que afrontan los adolescentes en la era digital, los mitos comunes sobre las redes sociales y las posibles soluciones para mitigar los efectos negativos. Con una experiencia que incluye la participación en numerosos proyectos internacionales y una amplia producción académica, Giraldo Luque aporta una visión crítica e informada sobre estos temas relevantes.

 

¿Qué fue tu inspiración detrás el libro “Secuestrados por las redes”? ¿Qué te motivó a investigar este tema?

 

La motivación principal es que desde hace unos 10 años empecé a analizar la movilización social de la ciudadanía ligada en las redes sociales y me di cuenta de que en las redes sociales no se genera realmente una discusión relevante sobre el que una movilización social puede tener por dentro, sino que son simples aspectos muy superficiales ligados a la emoción. Esto me hizo empezar a estudiar las redes sociales como factor de participación política y descubrí que tenían muchos problemas. Esto se fue haciendo cada vez más grande y conectó con el que veíamos en las aulas: la desconexión absoluta con el que pasaba en el aula, un rendimiento escolar más bajo y, evidentemente, se evidenciaba que estaban incidiendo en la construcción identitaria y en las relaciones sociales de los jóvenes. Entonces, desde el 2018 empezamos a preguntarnos qué estaba pasando, por qué hacían esto y qué era realmente el uso que hacían de las pantallas. Conocíamos muchas cosas por encuestas, pero no conocíamos la realidad y nadie tenía los datos, excepto las grandes plataformas. Queríamos ver realmente qué hacían y empezamos a investigar despacio y nos dimos cuenta de que el problema es mucho más grave del que parece.

 

Como experto en economía de la atención, ¿cuáles crees que son los principales retos que enfrentan los adolescentes en la era digital? ¿Cómo afecta esto su salud y bienestar?

 

Diría que el principal es creer que sus datos no tienen valor. Creo que las plataformas hacen muy bien su trabajo al hacernos creer que la privacidad y los datos no son importantes, y esto lo comprobamos porque prácticamente jefe estudiando nos ha puesto ninguna reticencia en la hora de captar sus datos para hacer la investigación. No digo que las utilizamos mal, sino que no ha habido ni siquiera una pregunta de cómo las guardamos. El escaso valor que damos a la principal mercancía de la economía del siglo XXI es relevante y es muy importante que los jóvenes, especialmente los más pequeños, sean conscientes que la información que aboquen en la red, todos los datos de su comportamiento cotidiano son extremadamente valiosos. Esta información es utilizada por otras personas para hacerse millonarias y puede ser usada para fines más perversos. Ser conscientes de esto sería el punto principal para abordar la situación desde la economía de la atención.

 

En el libro también tratos de desmentir diferentes mitos sobre el uso de las redes sociales por parte de los jóvenes. ¿Cuáles son los más comunes?

 

Creo que uno de los importantes es el tiempo de uso o el tiempo que pensamos que pasamos en las redes, cuando en realidad es mucho más grande. A pesar de que los jóvenes ahora son más conscientes del tiempo que pasan porque la mayoría tienen aplicaciones de control del tiempo, el problema es que, a pesar de ser mucho, no toman ninguna acción para intentar reducirlo y cada vez es más grande. Así que podemos controlarlo es un mito, que sea poco, es un mito, que las plataformas tengan controles de uso también es un mito. Normalmente, en una escala de adicciones, cuando el uso de la pantalla es mayor de 3 horas se considera problemático. ¿Pero no diagnosticamos toda la población como adicta, ¿no? Aun así, hay un problema importante.

Otro mito es sobre la socialización. No concibo una socialización tan superficial como la que se da en las redes sociales. Cuando interactúas con un contenido que te interesa menos de 3 segundos, realmente no estás prestando atención a la socialización ni a la persona con la cual interactúas. Hacer un "like" no es una sensación real de humanidad. Mucha gente cree que utiliza las redes como mecanismo de socialización, pero ha contrarrestado la potencialidad de las relaciones fuertes, la confianza y la amistad. Casos como niños que pegan a otros niños y lo graban, violaciones que se graban, son más frecuentes ahora con las redes sociales.

Otros mitos que trato en el libro incluyen la idea que las redes sociales son un modelo de la economía liberal, cuando en realidad son monopolios construidos con prácticas monopolísticas terribles, o que son buenas para la salud, cosa que no es cierta. Generan problemas en los jóvenes, sobre todo en los niños, y esto también es un mito.

 

¿Qué medidas crees que se tendrían que implementar para combatir este uso inadecuado y abusivo de las redes sociales por parte de alumnas y futuros alumnos de periodismo?

 

Creo que hay tres partes. La primera es la regulación institucional, la segunda es el que pueden hacer los usuarios y la tercera son los padres. En el caso de los estudiantes universitarios, los padres ya no tendrían que hacer el trabajo que no han hecho previamente. Los adultos jóvenes tendrían que asumir responsabilidades, especialmente si son periodistas. En cuanto a la parte institucional, creo sinceramente que, igual que el alcohol y el tabaco están prohibidos para los menores de 18 años, si se demuestra que el uso de las redes sociales es problemático, como se ha demostrado en los últimos 5 años con aumento de diagnósticos y suicidios, se tendría que prohibir el uso de las redes sociales para los menores de edad. La ley reciente no aborda el control de las plataformas, sino que pone la atención a los padres y en las escuelas. Creo que se ha demostrado que los mecanismos de funcionamiento de las plataformas son adictivos y habría que poner más atención a esto.

En el caso de los jóvenes periodistas, la pregunta básica es: ¿qué quieren ser cuando sean grandes? Quieren producir contenido para una red social donde no los pagarán, donde pueden tener fama si son el 1% que consigue fama, donde se mezcla desinformación, pornografía, reggaetón, etc., o prefieren mantener un canal adecuado de información, donde su trabajo sea reconocido y recompensado? Creo que hemos cometido un error al volcar todo el contenido gratuitamente en las redes porque no valoran el trabajo que se realiza. Tenemos que competir contra toda la basura informativa que hay. Igual que la salud tiene espacios adecuados para la medicina, la vida democrática depende de una buena información. Como periodistas, tenemos que rescatar nuestro trabajo.

 

¿Dónde pueden encontrar el libro “Secuestrados por las redes” aquellas personas que estén interesadas a leerlo?

 

El libro se puede encontrar en Internet y en cualquier librería de España.