La música, el único ingrediente necesario para transmitir la esperanza. Crónica del Concierto de Navidad en la Autónoma

El Cor, el Cor de Cambra i l'Orquestra a la clausura del concert de Nadal

Existe una paradoja. La música está en todos lados, forma parte de nuestro ser y de nuestra vida cotidiana. Todos tenemos la capacidad de escucharla todo el tiempo, pero en pocos momentos nos damos cuenta que está. Adoptamos una escucha pasiva y la música desaparece del primer plan de nuestros vidas. A veces, no nos damos cuenta que la música es el único ingrediente necesario para transmitir emociones y crear puentes entre culturas, persones o, incluso, instantes. El Coro, el Coro de Cámara y la Orquesta de la UAB ofrecieron el pasado 19 de diciembre durante una hora un canto a la esperanza. El escenario se convirtió en un refugio sinfónico en que voces hipnóticas e instrumentos armonizados emanaban luz propia a más de un centenar de personas que también creían que la música era el único aditivo inevitable para conseguir la receta pensada: un concierto de Navidad que despertara la atención absoluta de nuestro interior para admirar este arte. 

21/12/2022

Según el director del Coro y del Coro de Cámara de la UAB, Poire Vallvé, el repertorio de canciones que se interpretaron “fueron un canto a la esperanza, un puente entre culturas que deje atrás los momentos de aguas turbulentas y se dirija hacia la luz, la esperanza y la paz”

El concierto titulado Un puente de esperanza ofreció un repertorio de diez piezas musicales, entre las cuales se interpretaron obras populares, cantos gregorianos, madrigales contemporáneos, villancicos y canciones de cuna. El Coro, el Coro de Cámara y la Orquesta de la UAB estuvieron dirigidos por Poire Vallvé, que con su constante ímpetu corporal y su talante rítmico, consiguieron lucir y amalgamar los miembros de las varias agrupaciones musicales en un mismo ente.

En primer lugar, sopranos, contraltos, tenores y bajos crearon una burbuja coral que consiguió reproducir el mensaje esperanzador de las primeras ocho piezas musicales escogidas, que introducían estilos diferentes y rememoraban épocas pasadas. Canciones la última nota de las cuales nunca ha dejado de sonar y que han ocasionado ovaciones abrumadoras en los espacios en que han sido interpretadas.

Una selección que empezó con dos himnos a la luz de Thomas Tallis hasta acabar la primera parte del concierto con un villancico de Pau Casals, que relataba el gozo de la naturaleza por el nacimiento del niño Jesús en Belén. Ambos coros también interpretaron unos arreglos de los himnos de Adviento Maria durch ein Dornwald ging y Veni veni Emmanuel, esta última dirigida por el antiguo director del Coro de la UAB, Joaquim Miranda. De forma ordenada y protocolaria, con una sutil gestión de la batuta y de la dirección orquestal, Vallvé pasó de un bloque de música litúrgica y madrigal a otro con éxitos mundialmente reconocidos de la década de 1970, como son Bridge over troubled water de Paul Simon y Bohemian Rhapsody de Freddie Mercury. Los instantes de solo del piano y el arranque coral fusionaron los acordes y los sonidos emitidos en un momento cautivador. 

La Orquesta cogió el protagonismo en la segunda parte del concierto. Con la interpretación de Lullaby de George Gershwin, las familias de instrumentos de cuerda y viento entremezclaban sus ritmos las unas con las otras. Flautas, clarinetes u oboes reclamaban el primer plan con sus sonidos vibrantes. Contrabajos y violonchelos los acompañaban con sus registros graves y los violines y las violas imponían su poder allegro.

La última pieza del concierto fue una interpretación conjunta del Coro y de la Orquesta del villancico ucraniano Shchedrik, con un arreglo del director de la Orquesta, Jesús Badia, a quien dedicaron el concierto porque primera vez no pudo dirigir su agrupación musical. Una canción corta que extasió a todos los asistentes. En cada momento del concierto, la música fue el único ingrediente necesario para transmitir emociones.