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“Un gobierno alternativo de izquierdas necesita la presión de los movimientos sociales”

Christy Petropoulou
Christy Petropoulou, profesora de Geografía Urbana en la Universidad del Egeo (Grecia), ha participado en un seminario del proyecto ENTITLE en el ICTA. Petropoulou ofreció una conferencia sobre los movimientos sociales urbanos y su relación con el significado de los espacios de las ciudades cuando son “vividos” por la ciudadanía.

23/06/2015

- ¿Qué es un espacio vivido?
- Un espacio urbano se convierte en un espacio vivido cuando forma parte de nuestras vivencias y de nuestras emociones. Cuando muchas personas se reconocen en un mismo espacio vivido es fácil que se generen iniciativas por intereses comunes, que a veces acaban convirtiéndose en verdaderos movimientos sociales, y nuevas formas de expresión creativa vinculadas a ellos.

En este mismo sentido, los movimientos sociales se convierten en urbanos cuando se empieza a cambiar el significado de un espacio. Por ejemplo, una plaza deja de ser un lugar para jugar los niños o para ir coger el metro y pasa a ser un espacio de reunión, debate y actividades sociales. O un edificio industrial abandonado se convierte en un espacio social después de ser ocupado.

- Usted habla de la poética de los movimientos sociales urbanos...
- Sí, porque el concepto de espacio vivido tiene que ver con los sentimientos y la manera de expresarlos. Por ejemplo, he visto un vídeo de un grupo de personas que entraba en un banco aquí en España y protestaba cantando y bailando una rumba. Se usan nuevos códigos creativos, que también pueden ser conceptos científicos nuevos, como los que han acuñado movimientos como el decrecimiento sostenible.

En este sentido podemos hablar de “descolonización de la mente”, con formas de comunicar lo que queremos o pensamos que van más directamente a las emociones de los individuos. Una charla puede dividir la gente, una canción puede hacerla bailar, por eso los movimientos sociales urbanos muchas veces organizan actos festivos.

- Pero también hay que hacer política para cambiar las cosas.
- Estos movimientos, cuando pasan a formar parte de las instituciones, dejan de serlo, pasan a ser otra cosa. Para mantener las ideas y la presión, necesitan ser independientes del gobierno. Hay muchas experiencias, por ejemplo en América Latina, que demuestran que cuando no pasa esto el movimiento se desvirtúa y se acaba desintegrando.

De los movimientos sociales urbanos sí que pueden surgir grupos políticos, como ha pasado ahora en Barcelona, donde se ha producido un cambio importantísimo, o que haya algunas personas del movimiento que entren en las instituciones.

- Algunos creen que Barcelona será un ejemplo de innovación social con el nuevo Ayuntamiento.
- Es perfecto como idea y maravilloso si pudiera conseguir todo lo que se propugna, pero lo veo bastante difícil. No olvidemos que nos movemos dentro del capitalismo, con unas reglas establecidas antes de llegar al poder, entonces, o cambias completamente estas reglas o... ¿Y cómo las cambias? Con todas estas relaciones de poder y economía que te obligan a no salirte del camino marcado.

En Grecia tenemos este mismo problema, han llegado al gobierno pero se encuentran que pueden hacer pocas cosas. Por eso, si no hay también presión de los movimientos sociales no podrán conseguirlo. Un gobierno alternativo de izquierdas necesita también la presión de los movimientos sociales para contrarrestar el otro y conseguir cambiar las cosas. Les hace bien.

- ¿Grecia y España se asemejan en los movimientos urbanos?
- Sí, en cuanto a tener espacios autogestionados. Lo que no tenemos en Grecia son movimientos en defensa de la vivienda, como España; ahora están empezando a surgir iniciativas contra los desahucios, aquí ya lleváis más recorrido.

- ¿Se nota el cambio de gobierno en Grecia sobre los espacios urbanos?
- Es pronto, todavía no sabemos qué pasará con todos los espacios que el gobierno anterior quería privatizar, como El Pireo, los aeropuertos locales, el aeropuerto antiguo de Ellinikon o el teatro Embros. Hay muchos movimientos sociales urbanos que juegan un papel importante para las decisiones que tiene que tomar el gobierno respecto a estos espacios. Tenemos edificios públicos, incluso de ministerios, que se querían privatizar, y ahora están surgiendo movimientos sociales urbanos también para evitarlo.

Mucha gente que hay ahora en el gobierno formaba parte de estos movimientos sociales urbanos, así que es de esperar que tenga una sensibilidad especial respecto a las decisiones que tome.

- ¿Hay algún ejemplo de ciudad o pueblo en Europa que sirva de modelo para las iniciativas que propugnan los movimientos sociales urbanos?
- Sólo conozco el caso de Marinaleda (Sevilla). Para nosotros es un ejemplo, porque tiene todo el espíritu de compartir todo lo que es común. Pero cuando hablamos de las grandes ciudades, esto es mucho más difícil.

- ¿Habría que cambiar el sistema completamente?
- Sí, pero no podemos esperar a ello, tenemos que ir causando grietas. Y también es necesario un cambio en los valores de subordinación, priorizando cuestiones como la solidaridad o la relación del hombre con el medio ambiente. Y cuanta más gente seamos pensando de otro modo, más cerca estará la posibilidad de cambiar el mundo.