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Universitat Autònoma de Barcelona
Institut de Ciència i Tecnologia Ambientals (ICTA-UAB)

Un primer estudio integral muestra un gran apoyo a las ideas clave del decrecimiento, pero no al término

01 dic 2025
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El primer gran estudio científico realizado para evaluar las actitudes públicas hacia la teoría del decrecimiento revela un apoyo significativo a sus ideas clave, tanto en el Reino Unido (74-84 %) como en Estados Unidos (67-73 %). Esta teoría defiende que las economías de altos ingresos deberían priorizar el bienestar por encima del crecimiento de la producción.

DEGROWTH THE LANCET ICTA-UAB

Los resultados de este estudio,llevado a cabo por el ICTA-UAB y la London School of Economics and Political Science (LSE) y publicado hoy en The Lancet Planetary Health, ponen en entredicho la afirmación de que tales políticas no contarían con respaldo público.

La teoría del decrecimiento defiende que las economías de altos ingresos deberían dejar de priorizar el crecimiento y, por el contrario, reducir la producción perjudicial de bienes no esenciales. Esta teoría surge de la evidencia de que las economías más prósperas exceden con creces la parte que les corresponde de los límites planetarios. Los defensores del decrecimiento sostienen que su aplicación es el único modo de que estas naciones cumplan con sus objetivos ecológicos y que el bienestar pueda mantenerse con una producción y un uso de recursos muy inferiores. A pesar de ello, a menudo el decrecimiento ha sido descartado al considerarse que no cuenta con apoyo popular y que es, por tanto, políticamente inviable.

El estudio, que es la primera investigación sistemática y a gran escala sobre las actitudes públicas hacia el decrecimiento en dos de las naciones más ricas y orientadas al crecimiento, desafía esa visión. Más de 6.200 participantes del Reino Unido y Estados Unidos evaluaron la propuesta completa de decrecimiento (incluyendo sus ideas, prácticas y metas principales), la etiqueta “decrecimiento” de manera aislada, etiquetas alternativas como “ecosocialismo” y “economía del bienestar”, así como combinaciones de la propuesta con estas etiquetas.

La propuesta completa, con o sin etiquetas, recibió apoyo mayoritario: el 74–84 % en el Reino Unido y el 67–73 % en Estados Unidos. En cambio, el apoyo a la etiqueta “decrecimiento” sola fue mucho menor, del 20–26 % en el Reino Unido y del 13–28 % en EE. UU. Según los investigadores, esto se debe probablemente al bajo nivel de conocimiento sobre lo que implica el decrecimiento. Indican que las personas parecen guiarse por impresiones superficiales, como imaginarse una reducción de los ingresos, en lugar de comprender la visión más amplia. Cuando el decrecimiento se comunicó como una propuesta unificada, la resistencia disminuyó drásticamente. Esto demuestra que las percepciones negativas del término “decrecimiento” pueden superarse una vez que la gente conoce sus ideas centrales.

Dr. Dario Krpan, del Departamento de Ciencias Psicológicas y del Comportamiento de la LSE, aseguró que “lejos de ser ampliamente impopular, nuestros hallazgos muestran que el público apoya firmemente la visión de reducir la producción dañina y priorizar el bienestar. La resistencia pública al decrecimiento no se basa, por lo tanto, en una oposición a su contenido, sino en la falta de oportunidades para comprometerse con él mediante políticas coherentes y con propósito. Esto demuestra que los políticos en Estados Unidos y el Reino Unido deberían comenzar a discutir más abiertamente el decrecimiento y otros enfoques económicos alternativos con sus ciudadanos, ya que está claro que el apoyo ciudadano no es una barrera para iniciar estos debates.”

Los indicadores socioeconómicos como el ingreso anual, la satisfacción con los ingresos y la sensación de seguridad no predijeron de manera significativa el apoyo o rechazo al decrecimiento. Las personas con mayores ingresos no fueron más desfavorables a sus ideas, lo que contradice a quienes afirman que genera rechazo en los grupos de mayores ingresos. En cambio, los factores que más influyeron en el apoyo fueron la voluntad de las personas a afrontar los retos globales con nuevas ideas y acción (lo que los investigadores llaman un “impulso utópico transformador”) y su creencia en la integridad de los ecosistemas, conocida como el “nuevo paradigma ecológico”.

El profesor Jason Hickel, del ICTA-UAB, afirmó que “todos nos hemos sorprendido con los resultados. La gran mayoría de personas anhelan un tipo de economía radicalmente diferente. En lo que respecta a la cuestión específica del decrecimiento, la lección es clara: o se invierte masivamente en comunicación pública para explicar lo que significa el término, o se elige otra palabra, más sólida, difícil de manipular y capaz de expresar el antagonismo de clase que implica.”

El profesor Giorgos Kallis, del ICTA-UAB, indicó que “este es el primer estudio empírico que pone a prueba la popularidad de la propuesta completa de decrecimiento. Y los resultados realmente nos sorprendieron”.

El profesor Frédéric Basso, del Departamento de Ciencias Psicológicas y del Comportamiento de la LSE, comentó: “En esencia, nuestro estudio muestra que la gente apoya una alternativa a la narrativa del crecimiento que ha dominado durante décadas. Esperamos que esto estimule la discusión colectiva y ayude a imaginar una mejor manera de ser y vivir que abrace los principios y políticas del poscrecimiento”.

 

Artículo de referencia: Krpan, D., Basso, F., Hickel, J. E., Kallis, G. (2025) Assessing public support for degrowth: survey-based experimental and predictive studies. The Lancet Planetary Health. Volume 0, Issue 0, 101326. https://www.thelancet.com/journals/lanplh/article/PIIS2542-5196(25)00204-9/fulltext

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