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Universitat Autònoma de Barcelona
Institut de Ciència i Tecnologia Ambientals (ICTA-UAB)

La expansión del capitalismo provocó el deterioro del bienestar humano

23 sep 2022
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Lejos de reducir la pobreza extrema, la expansión del capitalismo a partir del siglo XVI estuvo asociada a un dramático deterioro del bienestar humano, según un estudio científico realizado por el ICTA-UAB en colaboración con la Universidad Macquarie (Australia), que demuestra que este nuevo sistema económico se tradujo en un descenso de los salarios hasta situarlos por debajo del nivel de subsistencia, una reducción de la estatura humana y un marcado repunte de la mortalidad prematura.

L'expansió del capitalisme va provocar el deteriorament del benestar humà

Un estudio del ICTA-UAB utiliza un enfoque alternativo para reconstruir la historia del bienestar humano en los últimos 500 años

A menudo se da por supuesto que, antes del siglo XIX, la inmensa mayoría de la población vivía en la pobreza extrema, sin poder acceder a bienes esenciales como los alimentos, y que el surgimiento del capitalismo supuso una mejora constante y espectacular del bienestar humano.

Un nuevo artículo científico supervisado por el investigador del ICTA-UAB Jason Hickel pone en duda estas afirmaciones. El estudio, publicado en la revista científica World Development, demuestra que los datos utilizados para hacer estas afirmaciones se basan en datos históricos del PIB y en tipos de cambio de la paridad de poder adquisitivo (PPA) que no tienen en cuenta de manera adecuada las modificaciones en el acceso a los bienes esenciales. Estos datos no ofrecen una buena aproximación al bienestar humano y pueden dar la impresión de progreso incluso cuando los niveles de salud se deterioran.

Los investigadores utilizan un enfoque alternativo para reconstruir la historia del bienestar humano. Analizan tres indicadores empíricos: los salarios reales (con respecto a una cesta de subsistencia), la altura humana, y la mortalidad en cinco regiones del mundo (Europa, América Latina, África subsahariana, Asia meridional y China) desde el surgimiento de la economía mundial capitalista en el siglo XVI.

Su análisis apunta a tres conclusiones. En primer lugar, consideran poco probable que la pobreza extrema fuera una condición normal o universal antes del siglo XIX. Los datos sobre los salarios reales indican que, históricamente, los trabajadores urbanos no cualificados solían tener ingresos suficientes para satisfacer sus necesidades básicas de alimentación, vestido y vivienda. La pobreza extrema tiende a surgir durante períodos de dislocación social dramática, como las guerras, las hambrunas y la desposesión, particularmente bajo el colonialismo. «Si asumiéramos que la pobreza extrema era casi universal en el pasado, entonces podría parecer una buena noticia que sólo una parte de la población mundial viva en esa condición hoy en día», afirma Dylan Sullivan, autor principal del estudio e investigador de la Universidad Macquarie (Australia). «Pero si la pobreza extrema es un signo grave de malestar, relativamente poco frecuente en condiciones normales, debería preocuparnos profundamente de que cientos de millones de personas sigan sufriendo de esta forma actualmente», afirma.

La segunda conclusión es que, lejos de conseguir avances en aspectos sociales, el auge y la expansión del capitalismo provocaron un dramático deterioro del bienestar humano. En todas las regiones analizadas, la incorporación al sistema mundial capitalista se asoció con un descenso de los salarios por debajo del nivel de subsistencia, con una reducción de la estatura humana y con un marcado repunte de la mortalidad prematura. «Esto se debe a que el capitalismo es un sistema antidemocrático en el que la producción se organiza en torno a la acumulación de las élites y no a las necesidades humanas», explica Sullivan, quien añade que «para maximizar la rentabilidad, el capital suele tratar de abaratar la mano de obra mediante procesos de cercamiento, desposesión y explotación».

Por último, constatan que la recuperación de este prolongado periodo de empobrecimiento no se ha producido hasta hace poco tiempo: el progreso del bienestar humano no comenzó hasta finales del siglo XIX en el noroeste de Europa y hasta mediados del siglo XX en el Sur global. Esto coincide con el auge del movimiento obrero, los partidos políticos socialistas y la descolonización. «Estos movimientos progresistas redistribuyeron los ingresos, establecieron sistemas de abastecimiento público e intentaron organizar la producción en torno a la satisfacción de las necesidades humanas», explica Jason Hickel, quien añade que «el progreso parece venir de los movimientos sociales progresistas».

 

Artículo de referencia

Sullivan, D., and Hickel, J. (2022) Capitalism and extreme poverty: A global analysis of real wages, human height, and mortality since the long 16th century. World Development. https://doi.org/10.1016/j.worlddev.2022.106026

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