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Universitat Autònoma de Barcelona
Institut de Ciència i Tecnologia Ambientals (ICTA-UAB)

Estudian las vías de contaminación de las lagunas costeras del Mediterráneo

23 dic 2020
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Investigadores del ICTA-UAB y la UPCT analizarán las vías de entrada de nutrientes, metales traza y contaminantes originados por la actividad humana al Mar Menor.

Projecte OPAL

Un proyecto científico liderado por el Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales de la Universidad Autónoma de Barcelona (ICTA-UAB) y la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT), financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación a través de la convocatoria del Plan Nacional de Ciencia «Proyectos de I + D» en la modalidad de «Retos de investigación», estudiará las principales vías de entrada de nutrientes, metales traza y contaminantes originados por la actividad humana en las lagunas costeras del Mediterráneo utilizando como modelo el análisis del Mar Menor, la laguna costera más grande de la Península Ibérica y una de las más degradadas ecológicamente.

Las lagunas costeras son hábitats de alta productividad biológica, que sustentan ecosistemas ricos que proporcionan gran cantidad de bienes y servicios como la pesca, la acuicultura, el turismo o las actividades recreativas y de naturaleza. La cuenca mediterránea alberga alrededor de 400 lagunas costeras, con una superficie total de 641.000 ha. Algunas de ellas se han utilizado desde la antigüedad para actividades pesqueras y forman parte del patrimonio cultural de las regiones.  Sin embargo, el aumento de la presión humana ha impactado negativamente sobre estos ecosistemas. La explotación intensiva del suelo y de los recursos biológicos e hidrológicos ha originado contaminación acuática y pérdida de hábitats, entre otros impactos severos, advierten los investigadores.

El proyecto “Origen e incorporación de solutos antropogénicos a lagunas costeras: agua subterránea, sedimentos y eventos puntuales” (OPAL) analizará un número abundante de substancias presentes en el agua (nitrato, plomo, mercurio, isótopos estables, pesticidas, etc.), su procedencia y las vías de acceso al Mar Menor. “La presión humana sobre las lagunas costeras aumenta la presencia de nutrientes y contaminantes, que se originan principalmente en las aguas residuales domésticas o industriales no tratadas y en el uso de fertilizantes para la agricultura en las cuencas hidrográficas circundantes”, explica Marisol Manzano, del área de Geodinámica Externa de la UPCT, quien recuerda que esto causa procesos de eutrofización, caracterizados por poca disponibilidad de oxígeno y luz en el agua, floraciones de fitoplancton, reducción de la vegetación sumergida en los lechos y, en consecuencia, elevada mortalidad de peces.  Sin embargo, la investigadora destaca que los mecanismos que transportan estas sustancias a las aguas de la laguna “no se conocen con suficiente detalle”. 

Jordi Garcia-Orellana, investigador del ICTA-UAB y del departamento de Física de la UAB, indica que el papel de la descarga de aguas superficiales (ríos, cursos de agua o escorrentía superficial) como fuente de solutos en los ecosistemas costeros ha sido bien documentado, pero otras formas de transporte de nutrientes y contaminantes han sido menos estudiadas. “Las descargas de aguas subterráneas, o la recirculación de las aguas de las lagunas a través de sedimentos enriquecidos con nutrientes y otras sustancias disueltas en el agua son fuentes importantes de contaminantes que no se han tenido en cuenta de forma habitual” señala. Los investigadores destacan el papel de este tipo de procesos, especialmente en áreas áridas o semiáridas con presencia limitada o ausencia de ríos y arroyos permanentes.

Por su parte, el investigador del ICTA-UAB Valentí Rodellas recuerda que el Mar Menor es una zona de estudio idónea, ya que se trata de un lugar donde se han realizado numerosos estudios sobre la hidrogeología, hidrodinámica, biología, ecología y socio-economía. “Esta laguna es también un modelo ideal para esta propuesta porque el sistema está sujeto a importantes presiones antrópicas que han derivado en una degradación de su estado ecológico, incluyendo el turismo, la agricultura (cultivos de regadío intensivo en la cuenca, el Campo de Cartagena) y una explotación minera histórica (Sierra de Cartagena-La Unión)”, concluye.

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