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La Encuesta sobre Equipamiento y Uso de Tecnologías de Información y Comunicación en los Hogares de 2017 realizada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) indica que el 98% de los jóvenes de 16 a 24 años utiliza internet (lo que supone un incremento de 16,7 puntos respecto el 2006) y que el 99% ha utilizado un teléfono móvil en los últimos tres meses. En el caso de los niños de entre 10 y 15 años, el INE establece que en 2017 el 92,4% utilizaron el ordenador, el 95,1% accedieron internet y el 69,1% disponen de teléfono móvil. Estos datos ponen en evidencia el protagonismo que tienen las TIC, especialmente internet y los dispositivos móviles, en la vida cotidiana de los jóvenes.

Son abundantes los estudios que analizan el uso de las TIC entre los jóvenes desde diferentes perspectivas (ej., uso seguro de internet, papel de las familias, redes sociales, videojuegos, etc.). Entre estos estudios, destacan los realizados en y desde el ámbito educativo, que suelen abordar el análisis del uso de la tecnología en el aula y, especialmente, su contribución a los procesos de enseñanza y aprendizaje. En menor medida, también encontramos investigaciones que analizan la incorporación de las TIC en el contexto escolar desde una perspectiva más organizativa y que se centran en las infraestructuras, el acceso a internet, el apoyo técnico-administrativo al profesorado, la cultura organizativa, la promoción de la colaboración y la participación o las políticas sobre TIC.

La mayoría de estas aportaciones sobre el uso de las TIC suelen destacar su carácter neutral o incluso beneficioso, siendo realmente escasos los estudios que se han interesado por los usos poco éticos, inadecuados o disfuncionales de las TIC que realizan los jóvenes en el marco del sistema educativo.

El propósito de este estudio, publicado en el volumen 56 de la revista Comunicar (Rodríguez-Gómez, Castro, & Meneses, 2018), y desarrollado como parte del proyecto “Usos y abusos de las tecnologías de la información y comunicación en adolescentes”, financiado por la Fundación Mapfre y coordinado por Diego Castro y Joaquín Gairín, es analizar los usos problemáticos de las TIC entre jóvenes en su ámbito personal y escolar. El trabajo de campo consistió en la aplicación de un cuestionario a una muestra de 1.052 jóvenes con edades comprendidas entre 12 y 18 años que cursaban estudios de Educación Secundaria Obligatoria y Postobligatoria. El 48,1% de los jóvenes eran mujeres y su edad media era 16.81 años.

Los resultados obtenidos indican que los usos problemáticos de las TIC entre los jóvenes suelen vincularse en mayor medida a los procesos de aprendizaje y las relaciones de aula y, en menor medida al ámbito puramente personal. Asimismo, estos resultados ponen en evidencia una relación entre los usos problemáticos en el ámbito personal y escolar, siendo los chicos de mayor edad y que utilizan intensivamente los dispositivos móviles los que más probabilidades tienen de incurrir en este tipo de comportamientos. El uso de la tecnología móvil explica en gran medida las conductas inadecuadas en el uso de las TIC en los ámbitos personal y escolar entre los jóvenes, lo que justifica la necesidad de promover actuaciones que contribuyan a un uso más responsable de este tipo tecnología en todos los ámbitos de su vida personal, escolar y social.