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01/2015

Agua: discurso higienista y práctica municipal (Mallorca, 1855 – 1936)

La problemática en torno al agua fue un importante argumento utilizado por parte del higienismo en su denuncia de las condiciones de salubridad de los centros urbanos, especialmente desde la última mitad del siglo XIX. Este artículo analiza de qué manera el suministro de agua potable, una de las actuaciones sanitarias que se llevaron a cabo en esa misma época, como las medidas de resguardo o el derribo de las murallas, fue utilizado como estrategia de discurso y de aplicación por los higienistas y los consistorios municipales de Mallorca entre 1855 y 1923.

La problemática en torno al ciclo del agua fue uno de los argumentos más importantes utilizados por parte del higienismo en su denuncia de las condiciones de salubridad de los centros urbanos, especialmente desde la última mitad del siglo XIX. Este discurso buscaba la concienciación social de la población y de las autoridades con potestad de actuar. Además, debe tenerse en cuenta que en el siglo XIX el acceso al agua dependía en buena medida de los ayuntamientos, como así lo establecieron las leyes liberales españolas de manera temprana.
 
El objetivo del artículo es analizar cómo el suministro de agua potable fue utilizado como estrategia de discurso y de aplicación por los higienistas y los consistorios municipales de Mallorca entre 1855 y 1923. Se trata de un período de gran importancia tanto debido a la consolidación del Estado liberal como a la aparición de nuevos paradigmas científicos, que dieron paso a la microbiología y a la medicina de laboratorio. Las fuentes principales han sido las actas municipales, la prensa de la época y publicaciones científico-técnicas.
 
El sistema tradicional de abastecimiento de agua en Mallorca se define por el aprovisionamiento de agua pública a los núcleos urbanos mediante una serie de puntos de acceso, localizados preferentemente en la periferia de la población, con ausencia de cualquier tipo de red hidráulica. Tampoco se puede obviar la existencia de pozos y cisternas, propiedad de las clases más acomodadas que, además, permitían de forma paternal y clientelar el acceso al agua de parientes, amigos y determinados vecinos. Ante esta realidad, médicos e ingenieros reclamaron la intervención de las instituciones públicas en aras de aumentar la calidad y la cantidad del agua pública disponible. Éstas acometieron algunas reformas pero no integrales. De hecho, se crearon lo que podría denominarse proto-redes hidráulicas dando mayor número de puntos de acceso al agua pública a través de grifos en fuentes y abrevaderos para animales.

Imagen 1: Reproducción de una fotografía de los años 30 del siglo XX de la fuente de la Almoina (Pollença), que fue construida en 1827, formando parte de la canalización de la primera fuente de la villa. Fuente: Salas Vives, Pere (2011): Història de Pollença. Segle XX, Pollença, Ajuntament de Pollença - Caixa d'Estalvis i Mont de Pietat de les Balears.

La consecución de la canalización de la ciudad de Palma, capital de Mallorca, es un buen ejemplo de la falta de ajuste entre la denuncia de la clase médica y su realización. No sería hasta la Segunda República que la capital de Mallorca haría realidad una propuesta de canalización que databa de casi setenta años. A partir de 1934 la mayoría de habitantes recibirían en sus casas agua a presión suficiente para el consumo doméstico, al menos para los estándares de la época. En ninguna otra localidad de la isla –a excepción del caso anecdótico del Puerto de Pollença– se consiguió realizar una red de suministro domiciliario antes de los años sesenta. Este retraso en las inversiones era consecuencia de la precariedad de las haciendas municipales y, sobre todo, la prioridad dada a la realización del ensanche y al derribo de las murallas (1902) en la ciudad de Palma, proyectos también reiteradamente demandados por los higienistas. Aun así, debe entenderse que el discurso científico de denuncia resultaría eficaz con más o menos celeridad, discurso que fue asumido por las autoridades, las élites y la población. Como consecuencia, se produjo un cambio progresivo en el comportamiento institucional y en el ámbito privado, que se reforzaron mutuamente. De hecho, la mortalidad ordinaria efectivamente descendió de forma acusada durante nuestro período de estudio en prácticamente la totalidad de Mallorca.
 
En conclusión, existió un desfase entre las propuestas de los higienistas y las reformas llevadas a cabo pero no puede obviarse el avance que supuso el aumento de la cantidad y la calidad del agua que recibían los ciudadanos. Y, sobre todo, no puede desligarse de otras actuaciones sanitarias, tales como las medidas de resguardo o el derribo de las murallas, que protagonizaron en las mismas fechas los ayuntamientos y la diputación, las cuales también tenían el correspondiente respaldo científico.

Imagen superior izquierda: Primera canalización del agua de Ternelles hasta la villa de Pollença del 1810-1813. Fuente: Pere Salas Vives.

Joana Maria Pujadas-Mora

Referencias

Pujadas-Mora, J. M.; Salas Vives, P. Agua: Discurso higienista y práctica municipal (Mallorca, 1855 – 1936). Hispania. 2014, vol. 74, num. 246, p. 123-150. doi: 10.3989/hispania.2014.005.

 
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