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04/2012

¿Qué hacer con el residuo orgánico generado a diario?

Investigadores de la UAB han realizado un estudio que compara 4 tecnologías diferentes de tratamiento de residuos orgánicos, más el compostaje hecho en casa, para establecer cuál es la opción más favorable. Se trata de saber cuál de estas tecnologías consume menos energía, libera menos gases y genera menos lixiviados. Finalmente estos investigadores están estableciendo un índice que nos dirá cuál de estos tratamientos elabora un compost de mayor calidad así como cuál lo hace de forma eficiente.

Las actividades diarias nos llevan indefectiblemente a la generación de residuos. Concretamente, cada habitante genera alrededor de 1.6 kg de residuos urbanos al día, una parte de los cuales (unos 500 g) corresponden a materia orgánica. Esta materia orgánica (restos de comida y de residuos jardín) puede ser tratada utilizando diferentes tecnologías (digestión anaerobia y / o compostaje) para valorizarla y obtener un material, llamado compost, que puede ser utilizado como una enmienda orgánica para aplicación agrícola. Si bien este proceso de valorización es positivo y necesario, como todo proceso industrial genera una serie de impactos ambientales que deben ser caracterizados y estudiados. La definición de estos impactos en función de la tecnología de tratamiento utilizada puede ayudar a tomar decisiones sobre cuál es la mejor tecnología para tratar nuestros residuos.

El artículo Determination of the energy and environmental burdens associated with thebiological treatment of source-separated Municipal Solid Wast publicado en la revista Energy and Environmental Sciences por investigadores del Grupo de Compostaje de Residuos Orgánicos del Departamento de Ingeniería Química compara diferentes tecnologías de tratamiento biológico de la Fracción Orgánica de Residuos Municipales (FORM). El estudio se hace a partir de los impactos ambientales generados en 4 instalaciones de tratamiento de residuos de Cataluña, todas ellas utilizando tecnologías diferentes, calculados con datos reales obtenidos a partir de un trabajo de campo. En el estudio se añaden también los impactos del proceso de compostaje casero, como una acción que cada vez toma más importancia y que puede ayudar a una mejor gestión de los residuos generados en los hogares.
 

El estudio se puede dividir en tres partes. Una primera que corresponde a la realización del inventario, es decir, la recogida de datos a partir de medidas en planta real, cálculo de impactos y presentación en forma de tabla, para cada tecnología, de los impactos generados. Por ejemplo, los consumos de energía y agua, las emisiones a la atmósfera de gases como el metano, el amoníaco, el óxido nitroso o los Compuestos Orgánicos volados (COV) o la generación de lixiviados. Esto ha permitido definir un inventario con datos locales que permitirá en futuros estudios no tener que utilizar datos bibliográficos (otros países, otros residuos). Los resultados indican que el consumo total de energía en instalaciones de tratamiento biológico de FORM varía entre 235 y 870 MJ / t de FORM tratada. En cuanto a las emisiones, éstas se mueven en los rangos siguientes: 0.36-6.2 kg COV, 0.23-8.63 kg NH3, doce y treinta y cuatro-04:37 kg CH4 y 0.035 a 0.251 kg N2O, siempre referirse a 1 t de FORM tratada.

En una segunda fase se ha hecho el Análisis de Ciclo de Vida de cada proceso sobre la base del tratamiento de una tonelada de residuo como unidad funcional (valor al que se refieren todos los impactos calculados). Pero la aportación más importante corresponde a la tercera fase, donde se hace la propuesta de una nueva unidad funcional que permita la comparación real entre las tecnologías estudiadas, teniendo en cuenta que el objetivo de estas instalaciones, además de tratar el residuo, debe ser también, obtener un compost de calidad. En este sentido se introduce en la unidad funcional la calidad del compost final obtenido y el grado de estabilización de la materia orgánica conseguido a lo largo del tratamiento, de forma que todos los impactos se normalizan en referencia a la calidad del compost obtenido en cada instalación. En este caso se toma como parámetro para medir la calidad del producto final del Índice respirométrico Dinámico (IRD). El Grupo de Compostaje de Residuos Orgánicos es un referente en el desarrollo de esta medida. El IRD es un parámetro que permite determinar la actividad biológica aerobia de un material orgánico a partir de la medida de su consumo de oxígeno a lo largo del tiempo. Un consumo de oxígeno elevado es indicativo de materiales con un contenido elevado de materia orgánica biodegradable, mientras que un consumo bajo refleja la situación contraria y corresponde a lo que se llama materiales estabilizados, es decir, materiales que difícilmente sufrirán degradaciones biológicas posteriores. Un buen compost debe tener un valor de IRD inferior a 1 g O2 / kg Mat. Orgánica h, mientras que la FORM puede presentar valores de IRD cercanos a 5 g O2 / kg Mat. Orgánica h. Esta nueva unidad funcional permite, además, definir si el proceso de compostaje en una instalación en concreto está llevando a cabo de forma eficiente o no y, por tanto, se podría utilizar para la evaluación de instalación instalaciones de tratamiento biológico de residuos orgánicos.

Xavier Font

Referencias

Joan Colón, Erasmo Cadena, Michele Pognani, Raquel Barrena, Antoni Sánchez, Xavier Font and Adriana Artola.
Determination of the energy and environmental burdens associated with the biological treatment of source-separated Municipal Solid Wastes
Energy Environ. Sci., 2012, 5, 5731-5741

 
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