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11/2010

Las relaciones de la química con la sociedad según Pablo Espinet, catedrático de Química Inorgánica

Entrevista a Pablo Espinet
"La química es imprescindible para nuestras vidas, pero es necesario que la gente sea consciente de ello"

Pablo Espinet es catedrático de Química Inorgánica en la Universidad de Valladolid. Su línea de investigación está íntimamente ligada al Premio Nobel de Química 2010, al utilizar catalizadores metálicos en reacciones de síntesis orgánica. En la siguiente entrevista, Pablo Espinet reflexiona sobre el futuro de su campo de investigación y el de otras ramas de la química, y analiza también la convivencia de la química con la sociedad, una relación necesaria desde un punto de vista industrial y económico pero no siempre fácil de encajar desde una perspectiva social.

Pablo Espinet es catedrático de Química Inorgánica de la Universidad de Valladolid. Director del Centro de Innovación en Química y Materiales Avanzados de la Universidad de Valladolid, Pablo Espinet hace veinte años que estudia los mecanismos de las reacciones que han protagonizado el Premio Nobel de Química en 2010, lo que sitúa la actividad de su equipo de investigación en uno de los campos más importantes del momento. Habitualmente colabora con el Área de Química Física del Departamento de Química de la UAB, para el desarrollo de los cálculos teóricos de las reacciones de síntesis que desarrolla en Valladolid.

-El tema de su conferencia coincide con el Premio Nobel de Química de este año. ¿Casualidad?

-Sí, totalmente, porque la preparación de la conferencia es anterior al Premio Nobel de este año. Es uno de los temas de mi grupo de investigación. También trabajamos en algunos tipos de materiales moleculares pero, respecto a lo que sería investigación en química dura, el tema de trabajo es éste desde hace 20 años en el grupo, con lo cual significa que hice una buena elección porque entonces no se sabía que le fueran a dar el Nobel a este tipo de reacciones. Sin embargo, por entonces uno podía darse cuenta de la importancia que podrían tener. La reacción de Heck fue nuestro objeto de estudio cuando decidimos investigar el mecanismo de estas reacciones. Al cabo de 8 ó 10 años, dejamos Heck y nos pasamos a Stille y a Negishi, con lo que pudimos colaborar con la UAB con Gregori Ujaque y el resto de compañeros. Nosotros hacemos mucha experimentación, identificación de intermedios, y todo ello se apoya con cálculos teóricos, que son los que realizan aquí.

-¿En qué consisten estas reacciones de catálisis homogénea con metales?

-La reacción de Heck empieza metiéndose un paladio en una cadena orgánica por adición a un doble enlace y luego el paladio se mueve a lo largo de la cadena; nosotros estudiábamos qué ocurría una vez había pasado la primera etapa de la reacción de Heck. Con esto tuvimos al menos para dos tesis enteras, lo cual supone ocho años al menos. Luego nos pasamos a la reacción de Stille (quien no está en la lista de galardonados porque murió en 1989). Fue la primera reacción que se utilizó enormemente, así que si falta es porque el Premio Nobel no se concede a título póstumo. Todas ellas son reacciones de creación de enlaces C-C, con paladio como catalizador homogéneo, que hace que ocurran una serie de cosas en la esfera de coordinación del metal, de forma que se crea un enlace C-C entre dos reactivos que sean, por ejemplo, haluro de R y un organometálico.

-¿Estamos delante de una prometedora rama de la Química?

-Parece que la Química no ha hecho nada nuevo en los últimos tiempos, pero esto no es así. El fenómeno de la inversión de polaridad en el carbono supuso una primera revolución en la química orgánica a finales del s.XIX, ya que se podían formar enlaces C-C, gracias a que uno de esos carbonos adopta la polaridad negativa al estar unido a un metal. Pero la siguiente revolución, que permitió manipular las moléculas con delicadeza, con la introducción de la enantioselectividad en las reacciones, es la que se empezó a desarrollar desde el punto de vista sintético prácticamente en la década de 1970. Y ahí está el reconocimiento de este Premio Nobel, porque permitió un control enantioselectivo por una vía catalítica con paladio, de manera que podemos inducir que la reacción transcurra por donde nos interesa y, por tanto, que sea más limpia y con menos residuos y menos energía consumida en ella. Además, con el trabajo de nuestro grupo añadimos entendimiento a las reacciones. Entender la secuencia de etapas y  cómo controlar cada etapa es de vital importancia en el desarrollo de moléculas específicas como los medicamentos, por ejemplo.

-¿La nanotecnología le está ganando la partida a otras disciplinas?

-La nanotecnología está de moda, y ello tiene mucho que ver con que es ópticamente presentable, se puede mostrar en imágenes, y esto es fundamental para la conexión con el ciudadano medio, porque yo no le puedo explicar en imágenes cómo ocurre un mecanismo de reacción (es una cuestión muy técnica) pero sí le puedo explicar algo de nanotecnología con bonitas imágenes de un cristal líquido. Podríamos decir algo a favor y en contra de la nanotecnología. En contra, se puede decir que mientras los nanotecnólogos hacen las moléculas de una en una, nosotros hacemos millones de moléculas de un golpe, en una reacción típica de síntesis orgánica. A favor, está claro que la nanotecnología tiene aplicaciones en este momento, no se puede negar, y tendrá más en los próximos años.

En cualquier caso, los resultados actuales de la nanotecnología, en función de la atención que se le dedica, serían un poco discutibles. La nanotecnología goza del privilegio de ser transmisible, de ser bonita, el buen perfume se vende en tarro pequeño... Existen también aplicaciones indiscutibles en el campo de la electrónica. ¿Hasta dónde llegarán sus aplicaciones en la medicina? pues hay que tener la ventana abierta. Tiene la suerte de que es un área de investigación, apasionante como muchas, que se puede vender al público con cosas que funcionan.

-¿Actos como el de hoy servirán para impulsar el área en la que están investigando?

-La posibilidad de comunicarse con el público depende de algo que los científicos no solemos tener, que es adaptar el discurso. Comunicando no se puede ser tan estricto como se suele ser en ciencia. Campos como la medicina o la biología son propensas a poder explicarlo todo de una manera más gráfica y así poder llegar al público, pero en los campos de ciencia más dura parece que se quiera ser muy riguroso. Por eso el enfoque que yo doy a mi exposición es el de visualizar a los catalizadores como "herramientas" con las que podemos hacer las moléculas, porque el concepto de "herramienta" es más inteligible. Este tipo de simplificaciones genera una falta de rigor, pero no llegan a faltar a la verdad.

-Se dice que en ciencia existe una separación entre el experto y el profano, acrecentada por el uso deliberado de tecnicismos.

-Sí, eso ha pasado mucho en medicina, tradicionalmente. El lenguaje médico es incomprensible para el público, precisamente para poder mantener su estatus superior. Pero esto es un error; cuando eso ocurre suele ser una defensa del supuesto experto (aunque "experto" es un concepto demasiado elevado como para que un humano lo cubra). Deberíamos sospechar cuando un experto no es capaz de encontrar las palabras para conseguir comunicar el concepto a una persona con una educación media. No podrá transmitir los detalles, pero sí debería poder comunicar el "qué" o el "porqué" de las cosas.

-Pero para ello es importante el nivel formativo en la escuela.

-Siempre me he mostrado crítico con este tema. Ciertamente existe un  pequeño porcentaje de universitarios vocacionales, que es el que nos salva a los profesores y son los que llevarán la delantera. Pero por otra parte suele haber una carencia muy importante en la educación global. Una vez me vino un alumno a una revisión y, al comprobar que todo el examen estaba tachado en rojo por faltas ortográficas, me dijo orgulloso "Es que yo soy muy de ciencias". Es el mismo argumento que usan los de letras a la inversa, lo que supone un problema, puesto que tenemos a universitarios con carencias importantes en la otra mitad de su formación.

-¿Tiene sentido celebrar acontecimientos como el Año de la Química?

-Por supuesto, pero para ello los científicos deberíamos estar mejor formados en comunicación. Se ha invertido mucho esfuerzo en hacer charlas en los colegios para captar el interés de los estudiantes y que acaben descubriendo que la química es hermosa. La gente no tiene ni la menor idea de que no podría vivir sin la química. Por ejemplo, como decía Pasteur, empezaríamos a "bebernos las enfermedades" del mismo grifo, puesto que el agua que consumimos es clorada o tratada con ozono para eliminar microorganismos. El DDT, un polémico insecticida, ha sido el producto químico que más vidas ha salvado, al acabar con plagas de mosquitos y demás insectos, evitando contagios y enfermedades. Cuando uno va al médico se piensa que éste le receta una "medicina", y esto no es así: le está recetando un producto químico que tiene una actividad positiva en el ser humano. Normalmente los medicamentos no suelen ser productos naturales. Sin embargo, la imagen que se suele tener de la química es que ensucia y contamina. Si esto es cierto es por el mal uso que se le da, y que para la industria es más barato pagar las multas que poner remedio al problema ecológico.

-Entonces se trata de mejorar la impresión que se tiene de la química.

-La imagen de la química es mala. Cuando uno habla de "producto químico" suele referirse a algo contaminante o nocivo, o si se dice "terapia química" esto se enlaza a un tratamiento de cáncer, pero no al hecho de tomarse una aspirina. Por eso el Año de la Química es importante para ofrecer una imagen positiva de esta ciencia tan necesaria para nuestras vidas. Como yo suelo decir: en la vida las cosas o son espirituales (si las hay) o son materiales y están hechas de moléculas y átomos, y eso es la química.

Entrevista: Jordi Mora Casanova
Fotografia: Jordi Pareto
Área de Comunicació i de Promoció
 
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