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06/07/2015

La integración del Mar Negro en el mundo romano (ss. II-I a.C.)

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Este artículo pretende analizar la situación geopolítica en el ámbito del Mar Negro en el período previo a las Guerras Mitridáticas. Mientras en Occidente, Roma debe afrontar la amenaza de cimbrios y teutones, en Oriente se cierne el peligro de tracios, galos escordiscos, escitas y sármatas. Ante la incapacidad de los romanos a la hora de ayudar a las poleis amenazadas, Mitrídates VI Eupator, rey del Ponto, aprovechará la circunstancia para desarrollar su expansión por las costas del Mar Negro, que lo dotará de extraordinarios recursos, fundamentales en su ulterior conflicto con la República.

El reino del Ponto desarrolló una clara política de expansión por el Mar Negro desde la época de su rey Farnaces I (185-155 a.C.). Obligado a renunciar a sus aspiraciones sobre Anatolia tras ser derrotado por una coalición de sus homónimos bitinio, pergameno y capadocio en el 179 a.C., este rey póntico logró ser reconocido como “amigo y aliado” de los romanos y redirigió su afán expansionista hacia el Mar Negro. La incapacidad de Roma para ayudar de manera efectiva a las ciudades griegas (poleis) de estas lejanas regiones, que sufrían el acoso de escitas y sármatas, ofreció a Farnaces y a sus sucesores la oportunidad de intervenir, si bien reconociendo la hegemonía romana, en respuesta a las peticiones de auxilio de las ciudades amenazadas. Así lo indicaría el tratado de ayuda mutua firmado en el 157/5 a.C. con la polis de Chersonesos Taurica, en Crimea (antigua Táuride). En cualquier caso, con su expansión Farnaces no pretendía un dominio total del Mar Negro, que quedaba muy lejos de sus posibilidades, sino sólo reforzar su reino ante los Estados rivales, ganando el control de áreas de gran potencial económico como la Táuride. No fue hasta el reinado de su hijo, Mitrídates V Evergetes (150-120 a.C.), que mantuvo la política de sometimiento a Roma, cuando se intensificó el vínculo con el Bósforo cimerio, apreciándose la llegada de individuos del Ponto y la presencia de moneda póntica sobre todo de la ciudad de Ámiso. Así se daría un paso importante en la cohesión económica del Mar Negro, que constituiría el preámbulo de la unión política pretendida por el gran rey póntico Mitrídates VI Eupator (120-63 a.C.), entre los años 111/0 y 90/89 a.C., cuando Chersonesos, Olbia, Tyras, Pantikapaion y Theodosia, así como Taman, el Bósforo cimerio y la Cólquide, pasaron a formar parte del reino del Ponto y se detecta el auge en las relaciones entre las regiones septentrionales y orientales del Mar Negro, y los centros pónticos de Amisos y Sinope.

A pesar del temprano interés de Roma por el control del tráfico marítimo en el Mediterráneo oriental, éste fue parcial en relación al Mar Negro. Las fuentes literarias antiguas indican que los éxitos de Mitrídates Eupator en el Bósforo cimerio y la Cólquide, así como sus victorias sobre escitas, sármatas, bastarnas y otros pueblos en la costa norte del Mar Negro, no inquietaron a los romanos. Esto podría ser debido a que se trataría de territorios lejanos, en los que Roma no tenía especial interés. Además, Eupator era “aliado y amigo” de los romanos, lo que suponía que con su acción contribuía indirectamente a extender la hegemonía romana en aquellas regiones. Asimismo, cabe recordar que, entre los años 113 y 101 a.C., Roma estuvo ocupada en las guerras contra cimbrios y teutones, y contra el rey númida Yugurta. Esta complicada coyuntura debió contribuir a su laxa actitud ante el expansionismo póntico en el Mar Negro e impulsó el proyecto de unión política pretendido por Eupator, así como la intervención de éste en la misma Anatolia, que sería el germen de las Guerras Mitridáticas (89-63 a.C.).

En el litoral norte y este del Mar Negro, Mitrídates Eupator anexionó amplios territorios, que asignó a sus hijos y afines (philoi), en calidad de gobernadores (eparchoi), y que controló mediante guarniciones en los centros urbanos y enclaves militares en las áreas rurales (phrouria y katoikiai). En este sentido, es reveladora la difusión de las emisiones del rey, especialmente de Ámiso, que podría vincularse a un proceso de homogeneización monetaria para estabilizar las relaciones económicas entre el Pontus y los territorios anexionados en el Mar Negro. Sin embargo, también podría asociarse al pago de guarniciones pónticas, tropas auxiliares o incluso mercenarios. Indicio de la firme voluntad de anexión de Eupator en la costa norte y este del Mar Negro es el hecho de que impusiera a la polis de Chersonesos su protectorado, erigiéndose en su prostates.

Sin embargo, en la costa oeste del Mar Negro, Mitrídates Eupator ejerció su hegemonía sólo mediante alianzas militares con las poleis de la región (symmachiai). Este fue el caso de Istros, Apolonia, Mesembria y, quizás, Bizancio, donde el rey hizo escala tras su fracaso en Kyzicos, en el marco de la III Guerra Mitridática, así como de las ciudades que se rindieron a M. Terencio Varrón Lúculo (cos. 73 a.C.), procónsul de Macedonia en el 72/1 a.C., que debieron ser afines a Eupator. Ciertamente, los graves problemas de la provincia romana de Macedonia, sometida a la presión de los bárbaros, facilitaron la actividad del rey en la costa tracia, erigido en la única opción de defensa de las poleis. Sin embargo, la proximidad de la provincia debió ejercer un efecto disuasorio en Eupator, que, en cualquier caso, pudo mantener cierta hegemonía en el litoral oeste del Mar Negro hasta el final de la III Guerra Mitridática. Asimismo, si bien la conclusión del conflicto mitridático en el 63 a.C., a cargo de Cn. Pompeyo Magno (cos. 70, 55, 52 a.C.), supuso la reorganización de la Anatolia septentrional y, en general, de todos los territorios que habían estado bajo la hegemonía de Eupator, con respecto al litoral oeste del Mar Negro no parece que se interviniera y, simplemente, permaneció bajo la supervisión de los gobernadores de Macedonia. En este sentido, ni siquiera las exitosas campañas de Terencio Varrón dieron lugar a una auténtica ocupación de los territorios conquistados entre la provincia y el Danubio, lo que contribuyó al aumento de la presión de los bárbaros y a la pérdida de control de las poleis de la costa, que habían recibido duras represalias por su afinidad con el rey. Sólo con M. Licinio Craso (cos. 30 a.C.), procónsul de Macedonia del 30 al 28 a.C., se consolidó la hegemonía romana en los Balcanes, en el marco de una política más amplia, impulsada desde Iliria y Macedonia, que culminó con la creación de las provincias danubianas.
 

Isaías Arrayás Morales
Departamento de Ciencias de la Antigüedad y la Edad Media

Referencias

Arrayás Morales, Isaías. La integración del Mar Negro en el mundo romano (ss. II-I a.C.). Latomus. Revue d’Études Latines. 2014, vol. 73, num. 4, p. 938-967.

 
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