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Las alteraciones conductuales son un predictor de esquizofrenia bastante potente. Adolescentes aparentemente sanos pueden presentar conductas alteradas en la línea de las que manifiestan los sujetos esquizofrénicos y que, junto a otras distorsiones cognoscitivas o perceptivas y excentricidades del comportamiento, pueden ser englobadas con el término esquizotipia.

Se han descrito múltiples relaciones entre alteraciones conductuales adolescentes y características de personalidad esquizotípica. Por ejemplo, los sujetos que puntúan alto en esquizotipia presentaron más alteraciones conductuales durante su adolescencia.

La mayoría de estudios hasta el momento ha subrayado la habilidad de los profesores para identificar conductas que pueden ser usadas para detectar personas en riesgo para la esquizofrenia. No obstante, muchos concluyen con la falta de acuerdo entre estos y otros informantes como padres o los propios adolescentes. De ahí el interés del equipo por estudiar si la presencia de rasgos de personalidad esquizotípica hace más ambigua la conducta de los adolescentes, con la consecuente dificultad para definirla de manera coincidente por parte de los distintos informantes.

Encontraron que, a medida que la puntuación en esquizotipia era más alta, la discordancia también aumentaba. Concretamente, un mayor número de experiencias inusuales en los adolescentes aumentó la discordancia en cuanto a problemas de pensamiento e internalizantes. La discordancia también fue mayor en agresividad y ansiedad/depresión a medida que la desorganización cognitiva era mayor en los adolescentes. Asimismo, a más anhedonia introvertida, mayor discordancia respecto a problemas sociales, ansiedad/depresión, problemas de atención, externalizantes y en total. Por último, la mayor impulsividad no conformista incrementó la discordancia en cuanto a problemas de atención, delincuencia y agresividad. También la variable "sexo del adolescente" resultó ser crucial.

Ninguna fuente de datos parece poder sustituirse por las demás a la hora de evaluar las alteraciones conductuales adolescentes, sobre todo cuando se trata de alteraciones internalizantes, y de ansiedad/depresión en chicas. Si además la atención se centra en los adolescentes con personalidades caracterizadas por rasgos esquizotípicos, la concordancia entre informantes obtenida es aún menor. La conclusión fue que las conductas no predominantes en los distintos subtipos de esquizotipia pueden llegar a generar dificultad para que diferentes observadores la perciban de forma similar.

Con objeto de seleccionar sujetos vulnerables a la esquizofrenia y poner en práctica programas de intervención temprana, es necesaria una herramienta lo más exacta y objetiva posible para evaluar las alteraciones conductuales adolescentes. Con este trabajo, se hace más evidente la necesidad de un tipo de aproximación multidimensional, multisituacional y multiinformante al estudio de esta cuestión.