¿El populismo alimenta la polarización afectiva?

Tanto el populismo como la polarización afectiva son conceptos que se refieren a una sociedad dividida. Comprender estas dinámicas puede ser clave para diseñar estrategias que mitiguen los efectos negativos del populismo en la política y la sociedad, por eso, este artículo analiza las relaciones e influencias entre ambos términos para el caso de España desde 2014 hasta 2022.
Los términos populismo y polarización afectiva describen una sociedad dividida, y es habitual encontrar conexiones entre estos conceptos en el ámbito periodístico, político y académico. Sin embargo, a pesar del creciente número de estudios sobre estos fenómenos, la relación entre populismo y polarización afectiva no está completamente aclarada.
Este artículo sostiene que la división populista entre el pueblo puro y la élite corrupta puede profundizar las divisiones propias de la polarización afectiva. Es decir, puede hacer que las personas desarrollen sentimientos más positivos hacia quienes comparten sus ideas y más negativos hacia quienes piensan diferente. Para comprobar esta hipótesis, un estudio reciente ha analizado datos de panel en España desde 2014 hasta 2022, explorando si el aumento de actitudes populistas o el hecho de empezar a apoyar a un partido populista influye en los niveles de polarización afectiva.
Los resultados son claros: las personas con actitudes populistas más marcadas también presentan mayores niveles de polarización afectiva. Este efecto se debe a que estas actitudes refuerzan los lazos con el propio grupo e intensifican el rechazo hacia los demás. Sin embargo, el simple hecho de convertirse en simpatizante de un partido populista no tiene el mismo impacto que el crecimiento del populismo a nivel individual. Es decir, no todas las personas que votan a un partido populista experimentan un aumento en la polarización afectiva.
Estos hallazgos tienen implicaciones importantes. En primer lugar, demuestran que es fundamental distinguir entre el apoyo a partidos populistas y las actitudes populistas individuales. Estos dos conceptos, que a menudo se usan indistintamente, capturan realidades distintas. En segundo lugar, ayudan a entender cómo el populismo puede afectar la convivencia democrática, ya que una sociedad más polarizada emocionalmente puede tener más dificultades para alcanzar consensos y mantener un debate público respetuoso.
Por tanto, comprender mejor estas dinámicas puede ser clave para diseñar estrategias que mitiguen los supuestos o asumidos efectos negativos del populismo en la política y la sociedad.
Departamento de Ciencia Política y Derecho Público
Universitat Autònoma de Barcelona
Referencias
Pérez-Rajó, Juan (2025). Does Populism Fuel Affective Polarization? An Individual Level Panel Data Analysis. Political Studies, 73(1), 29-54. https://doi.org/10.1177/0032321723122457