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12/2010

Molècula Alzheimer i Parkinson
Terapias para el Alzheimer y el Parkinson con menos fármacos

Investigadores del CSIC, de la Universidad de Barcelona y de la Universidad Autónoma de Barcelona han desarrollado y patentado nuevas moléculas para el tratamiento de enfermedades neurodegenerativas, especialmente Alzheimer. El interés de estos compuestos, derivados de la propargilamina, es que actúan sobre varios receptores cerebrales y que son neuroprotectores, lo que los convierte en fármacos multipotentes que permitirían evitar las terapias tipo "coctel" basadas en varios fármacos. Pruebas in vitro han mostrado que sobre algunos receptores son más efectivos que los fármacos actuales.

Una estrategia novedosa para el tratamiento de las enfermedades neurodegenerativas es conseguir lo que los expertos denominan fármacos multipotentes, es decir, fármacos que actúen sobre varios de los receptores cerebrales implicados en la enfermedad. Esto es especialmente interesante en el tratamiento de enfermedades multifactoriales como es el caso del Alzheimer, para cuyo tratamiento hasta ahora ha dominado la tendencia general de "un receptor, un fármaco".

Un grupo de investigadores del CSIC, de la Universidad de Barcelona y de la Universidad Autónoma de Barcelona han desarrollado varias moléculas, derivadas de la propargilamina, que pueden actuar sobre varios de los receptores implicados en la enfermedad de Alzheimer. Pruebas in vitro realizadas hasta la fecha revelan que son varias veces más efectivas aumentando los niveles de acetilcolina que los fármacos actuales y que tienen añadidos efectos neuroprotectores. Aunque la investigación está en una fase inicial, los resultados preliminares son prometedores y permitirían avanzar en la búsqueda de un tratamiento basado en un solo fármaco que evite las terapias "cóctel".

La mayoría de fármacos empleados actualmente para tratar el Alzheimer actúan exclusivamente inhibiendo la enzima acetilcolinesterasa, con lo que se consigue aumentar los niveles del neurotransmisor acetilcolina y favorecer la transmisión neuronal. Pero no son fármacos neuroprotectores - a excepción de un fármaco, la tacrina, con efectos neuroprotectores gracias a que es un inhibidor de la MAO pero requería dosis muy altas y fue retirada en España por toxicidad-, así que para cubrir ambos frentes (la neuroprotección y la acetilcolina) hay que recurrir normalmente a más de un fármaco.

Buscando una molécula que pudiera unir ambas propiedades, los investigadores han partido de la propargilamina, una molécula de la que ya existen derivados para tratar el Parkinson y que sí tiene efectos neuroprotectores: la propargilamina inhibe las enzimas monoamino oxidasas A y B (MAO A y MAO B), inhibición que reduce la formación de radicales libres, responsables del estrés oxidativo, y con la que se consigue los efectos de neuroprotección. Según los investigadores se trata de modificar los puntos clave donde la molécula actúa con los receptores.

En un trabajo lento y laborioso, se ha conseguido obtener una media docena de moléculas que actúan sobre cuatro receptores: inhiben simultáneamente las enzimas MAO-A y MAO-B, la colinesteresa y la butirilcolinesterasa. Esta última es una enzima implicada también en los niveles de acetilcolina y sobre la cual no tienen efecto muchos de los fármacos destinados a tratar el Alzheimer.

Pruebas realizadas in vitro, en los laboratorios de la Universidad Autónoma de Barcelona, han mostrado que dos de las moléculas son más eficaces inhibiendo las MAO que la tacrina: inhiben entre 6 y 8 veces más la MAO A, y entre 4 y 12 veces más la MAO B. Los resultados también revelan que son eficaces inhibiendo la colinesterasas y muy eficaces inhibiendo la butirilcolinesterasa. Ahora los investigadores están trabajando para ver sus efectos sobre la formación de agregados de proteína beta-amiloide, un factor decisivo en el desarrollo de la enfermedad.

La investigación está en una etapa preliminar, pero es una estrategia que vale la pena investigar para el tratamiento de enfermedades neurodegenerativas, sobretodo para el Alzheimer. Los fármacos en clínica, explica, permiten aliviar los síntomas pero no retrasan demasiado la evolución de la enfermedad. Los investigadores esperan obtener, a partir de estas moléculas, una herramienta terapéutica más eficaz y potente, que asegure el confort y la comodidad del paciente en la administración y dosificación.

Mercedes Unzeta
 
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