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10/2007

Papel de la respuesta celular frente a la peste porcina clásica

Peste porcina
Una revisión publicada en Veterinary Journal presenta algunos de los avances más recientes en el campo de las vacunas recombinantes contra el virus de la peste porcina clásica (VPPC) y discute acerca de la naturaleza de la respuesta inmune protectiva que inducen.

El VPPC es el agente causante de una de las enfermedades víricas hemorrágicas más devastadoras en porcino, la peste porcina clásica. El VPPC causa una fuerte supresión inmunológica y elevadas tasas de mortalidad. La mayoría de los animales sufren infección aguda, durante la cual mueren. Los cerdos que sobreviven desarrollan anticuerpos neutralizantes frente al virus. Sin embargo, en unos pocos casos, el sistema inmunológico dañado no puede controlar la progresión vírica, llevando a una infección persistente.

El VPPC principalmente infecta las células presentadoras de antígenos, como células endoteliales, macrófagos y células dendríticas, y al mismo tiempo provoca apoptosis en células B y T que no están directamente infectadas por el virus. Durante su adaptación in vivo a lo largo del tiempo y en condiciones de campo, hay evidencias de que algunas cepas virulentas evolucionan a formas más atenuadas, asegurando así su supervivencia en los cerdos infectados y favoreciendo a su vez su diseminación.

Existen vacunas vivas atenuadas eficaces contra el VPPC, que solamente se usan de forma rutinaria en países endémicos. La capacidad de dichas vacunas para replicarse en el huésped, incluso a tasas muy bajas, y la respuesta inmune que éstas inducen, hace extremadamente difícil distinguir animales vacunados de infectados, lo cual favorece en países no endémicos una política restrictiva en cuanto a vacunación frente a la PPC. Por tanto, existe una clara necesidad de vacunas más eficientes y más seguras, que permitan diferenciar animales vacunados de infectados.

Hasta ahora, la mayoría de formulaciones de "vacunas marcadoras" de subunidades (utilizando la glicoproteína E2) se hallan en fase experimental. Solamente dos vacunas (Bayovac CSF, Bayer; Porcilis Pestis, Intervet) están autorizadas por la Agencia Europea de Medicamentos (EMEA). Los animales vacunados desarrollan anticuerpos específicos que reconocen exclusivamente la glicoproteína E2, mientras que los animales infectados con cepas de campo de VPPC también desarrollan anticuerpos contra la proteína Erns, la cual puede distinguirse con un ELISA específico. A pesar de las ventajas de usar vacunas de subunidades, su eficacia protectiva sigue todavía evaluándose. Comparado con las vacunas vivas atenuadas, la protección que confieren las vacunas de subunidades es mucho más limitada, especialmente en cerdas gestantes, existiendo un mayor riesgo de establecimiento de individuos persistentemente infectados.

A pesar de las dificultades experimentadas al desarrollar vacunas recombinantes efectivas frente al VPPC, recientes avances en este campo ofrecen posibilidades prometedoras para el futuro. Ya han sido identificados los inmunógenos protectivos y los mecanismos de protección contra el VPPC, lo cual permitirá el diseño de nuevas "vacunas marcadoras" más eficaces.

En la mayoría de los estudios publicados, en particular aquellos que usan vacunas vivas atenuadas, la detección de anticuerpos neutralizantes fue el único parámetro que se tuvo en cuenta. Ahora hay evidencia de que otras armas del sistema inmune, como la respuesta de las células T, son importantes para conferir protección contra la replicación del VPPC. Uno de los avances más interesantes de los últimos años se refiere a los resultados obtenidos tras la vacunación con ADN desnudo que expresa la glicoproteína E2 completa (incluyendo su región trasmembrana). Esta vacuna demostró tener la capacidad de inducir una potente respuesta celular específica (de células T-CD4+), capaz de conferir una protección total contra el VPPC.

Cabe destacar, que en el momento del desafío los animales vacunados se encontraban libres de anticuerpos neutralizantes contra el virus, que únicamente aparecieron inmediatamente tras el desafío viral, como consecuencia de la sensibilización vacunal. Estos resultados demuestran que la respuesta celular contra el VPPC puede jugar un papel relevante en protección, papel tradicionalmente otorgado únicamente a los anticuerpos neutralizantes.

Aunque en la mayoría de laboratorios de diagnóstico actualmente no se están usando técnicas de análisis de la respuesta inmune de las células T, deberían desarrollarse nuevas herramientas diagnósticas basadas en la medición de la inmunidad celular. La caracterización de perfiles de citoquinas inducidas tras la vacunación o la infección con diferentes cepas de VPPC, mediante ELISA, ELISPOT o linfoproliferación, podría resultar útil en el futuro como herramienta de diagnóstico. Una de las ventajas de estas técnicas es que permitirían analizar el estado inmunológico a tiempos muy cortos tras la vacunación, incluso antes de que se induzca la respuesta de anticuerpos.

Las informaciones disponibles sobre las diferentes vacunas frente al VPPC son demasiado diversas para poder identificar la mejor de ellas. La dosis vacunal, el número de dosis utilizadas, la vía de administración, el tiempo que se deja transcurrir entre la vacunación y el desafío, la cepa de virus (y, por tanto, su virulencia) y la dosis utilizada para el desafío, así como los criterios empleados para estimar el éxito de la vacunación varían entre los diversos estudios. Así pues, el establecimiento de esquemas de vacunación y desafío consensuados, junto con la instauración de criterios de seguimiento comunes, resultan absolutamente necesarios para en el futuro poder realizar comparaciones objetivas entre las distintas vacunas que pretendan salir al mercado, así como seleccionar estrategias de vacunación óptimas frente al VPPC.

Llilianne Ganges Espinosa
Universitat Autònoma de Barcelona
 
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