«Hay que repensar la universidad para que se aprenda de forma comprometida con la sociedad»

JaniceMcMillan

La profesora de la Universidad de Ciudad del Cabo (República de Sudáfrica) Janice McMillan pronunció la conferencia inaugural del XI Congreso Estatal y V Internacional de Aprendizaje Servicio (ApS), hace unos días, en la UAB-Casa Convalecencia. Es una experta en este campo y ha recibido diferentes premios por su docencia e investigación vinculada al ApS

09/02/2023

Janice McMillan ha sido coordinadora de ApS del programa de estudios en el extranjero Bing de la Universidad de Stanford en Ciudad del Cabo. Es miembro de la Comisión de Respuesta Social de la Universidad del Senado en su país. Desde finales de 2020, participa en el trabajo sobre la “blanquitud” como contribución a la estrategia de desmantelamiento del racismo institucional de su universidad.

-En su charla ha hablado de la importancia de la «vulnerabilidad» frente a la sociedad. ¿A qué se refiere?

El sistema actual sigue fallando en todas partes. Hay muchas personas que viven en la calle y muchas personas pobres en todo el mundo. Debemos sentirnos vulnerables ante los más necesitados y las injusticias, aunque sea incómodo. Intentar ser invulnerable es intentar ser algo que no somos.

-¿Cuál es la situación del aprendizaje servicio (ApS) en su país, en Sudáfrica? Según algunos expertos, parece que van un paso por delante del resto del mundo. ¿Es así?

Bien, agradezco esta visión que se tiene, pero no estoy segura de que en Sudáfrica vayamos un paso adelante, porque tenemos una situación muy diversa y compleja, relacionada con la colonización y el apartheid.

-¿En qué sentido?

Bien, desgraciadamente podríamos decir que casi todo en Sudáfrica está relacionado con la colonización y el apartheid. Arrastramos muchos conflictos de esta etapa, y nos quedan por resolver muchas situaciones heredadas de este período histórico que tanto nos ha impactado. En la universidad, por ejemplo, nos encontramos con la problemática de que las universidades se han levantado en terrenos pertenecientes a los colonizadores. En mi universidad, por ejemplo, existe una estatua levantada en medio del campus del colonizador que cedió aquellos terrenos. Esto genera un ambiente conflictivo entre los estudiantes porque asimilan la universidad a un ente colonizador. Hay manifestaciones estudiantiles a menudo. Tenemos la necesidad de «descolonizar» la universidad.

-¿Nos podría explicar un par de casos significativos en los que el ApS ha ayudado a transformar la sociedad o algún aspecto social en su país?

Por una parte, en 1999 empezamos diez universidades del país un proyecto de ApS, que todavía hoy funciona, en las escuelas de primaria: los estudiantes para ser maestros iban a escuelas de primaria para colaborar con las familias y el profesorado. Ha tenido mucho éxito: hay mucho compromiso por parte de ambos lados; aunque ha cambiado mucho el sistema educativo, sigue funcionando y muy bien.

Otro proyecto destacable sería el proyecto de Valhalla Park, un barrio a veinte minutos del centro de Ciudad del Cabo donde los residentes viven en una especie de chabolas, una zona heredera del apartheid.

-¿En qué consiste este proyecto en la zona de Valhalla Park?

Allí, en 2004, con los estudiantes de Geografía, iniciamos un proyecto (junto con una entidad cívica local) para “mapear” las necesidades de aquellas personas y encuestamos a sus residentes puerta a puerta para saber cómo vivían. Descubrimos un gran iceberg (lo que hay, pero que no se ve, que está enterrado). Para los estudiantes fue un gran descubrimiento, pero para los residentes de allí, también, porque vieron que alguien se preocupaba y se interesaba por ellos, ¡que no eran invisibles!

Debemos reimaginar o al menos imaginar el ApS con todas las partes interesadas: estudiantes, personal y sociedad, en general, de modo que podamos construir asociaciones a largo plazo.

-Sus intereses docentes, de investigación y desarrollo se centran en trabajar con los estudiantes como educadores y dinamizadores. ¿Qué significa esto?

Entender a los estudiantes como conocedores y portadores de conocimientos, habilidades y valores antes que verlos como estudiantes. Muchos de ellos se han convertido en mis compañeros e influyen en nuestra forma de trabajar. Necesito que me ayuden a entender qué está pasando en su generación, de muchas formas diferentes: socialmente, políticamente, educativamente...

-Usted defiende, y así le hemos leído en algunos artículos, que la educación superior es «aprender de forma comprometida con la sociedad». ¿Qué cambios organizativos son necesarios para que esto sea así?

Gran pregunta. Creo que con toda honestidad es una aspiración más que una realidad concreta. Creo que tenemos la necesidad de pensar en la alineación de sistemas y prácticas para el cambio real. Me refiero a un cambio de segundo orden para cambiar a las personas, lo que requiere un cambio de mentalidad y una voluntad de admitir el hecho de que no tenemos las respuestas, y de hablar de ellas.

-¿La universidad debe situarse más cerca de la sociedad?

A ver, es que la sociedad está en nuestros campus... no es que seamos la universidad y la comunidad esté ahí fuera. Debemos trabajar desde este punto de partida y no desde una dicotomía. Esto plantea retos muy interesantes y reales en cómo imaginamos nuestros campus y el papel del ApS, el aprendizaje comprometido con la comunidad y la investigación comprometida.

-¿Es el ApS el futuro hacia dónde debe ir la docencia a la universidad, en este mundo global y tecnológico?

Creo que, sin duda, el ApS debe llevar a repensar y reimaginar a la universidad. El compromiso con la sociedad debe llevar al sistema universitario a cambiar.

-Usted fue una de los diez académicos de África que recibieron un reconocimiento en el ámbito universitario para la educación transformadora en África (UETLA). ¿Cuáles son los retos para usted como mujer que investiga desde el continente africano?

Creo que esto tiene que ver con el hecho de ser consciente de mi whiteness [blanquitud] y la historia que arrastro como tal. En Suráfrica, fruto de su pasado, una minoría blanca ha impuesto una forma de ver las cosas a una mayoría negra. Mi reto es luchar como mujer blanca contra estas concepciones impuestas por los blancos a los negros: descolonizar.

Yo intento trabajar de forma que se valore la cocreación y el aprendizaje y el compromiso más horizontal, pero las jerarquías están ahí, aunque estén por debajo del iceberg. Trabajo cada vez más en torno a cuestiones de “blanquitud”, no sólo como un privilegio de la piel, sino como un privilegio del sistema y la sociedad. Es necesario reforzar diariamente la necesidad de abrirse a personas vulnerables. Además, estoy conceptualizando un proyecto que haga de nexo entre la capacidad de respuesta social, la blanquitud digna y la empatía, con la esperanza de contribuir a un trabajo de cambio organizativo.

Esta noticia se engloba dentro de los siguientes ODS

  • Reducción de las desigualdades
  • Fin de la pobreza
  • Educación de calidad