Sesión de debate sobre el cómic Corto Maltés en la Facultad

Acte sobre el còmic Corto Maltès a la Facultat

El pasado 19 de mayo se celebró en la Facultad una sesión de debate en torno a un personaje de cómic clásico, el 'Corto Maltés', obra del dibujante italiano Hugo Pratt (1927-1995). Fue un acto organizado por la Facultad, en el marco del Minor de Desarrollo Sostenible y Ciudadanía Global, para explorar las potencialidades pedagógicas del cómic y la novela gráfica para dar cuenta de conceptos, teorías y fenómenos sociológicos y politológicos.

29/05/2023

La sesión se estructuró a partir de una primera intervención de un ponente experto en la obra de Hugo Pratt, el crítico de arte y gestor cultural Paco Linares Picó, miembro de la sociedad Cong S.A., que gestiona internacionalmente el legado del dibujante italiano. A continuación, cuatro profesores de la Facultad realizaron sendas reflexiones más cortas analizando la obra de Pratt, y en concreto la serie del Corto Maltés, desde diferentes ángulos sociológicos y politológicos. Aquí les hacemos un breve resumen.

Paco Linares Micó mostró, a través de una interesante aproximación biográfica, los itinerarios cruzados entre el autor, Hugo Pratt, y el personaje del Corto Maltés. Inició el relato con el nacimiento del dibujante en la Venecia de 1927, en pleno auge del fascismo italiano y en el seno de una familia plenamente involucrada en la política del momento, por lo que su padre es destinado a Etiopía formando parte de el ejército colonial. Esto hace que Hugo Pratt pasara su adolescencia en esa parte de África, donde descubrió una diversidad de culturas y formas de vida, lo que se reflejará en toda su obra posterior.

Pratt permanece en Etiopía hasta que llega el ejército inglés y ahuyenta a los italianos, pero en ese momento el futuro dibujante ya había aprendido a relativizar las patrias ya adaptarse a las situaciones cambiantes. Su padre muere en Etiopía mientras él regresa a Venecia con el resto de la familia, donde contribuye a la entrada de los aliados en la ciudad y se reubica entre el caos del momento. La Italia de la posguerra es un lugar difícil y lleno de penurias, pero Hugo Pratt y algunos amigos que acaban de alcanzar la mayoría de edad deciden poner en marcha una revista de cómic infantil, que tiene un cierto éxito y los permite un buen aprendizaje a base de copiar los cómics americanos de antes de la guerra (Milton Caniff, Will Eisner, etc.).

Hugo Pratt parte de un importante bagaje lector (Conrad, London, Stevenson, etc.), vio mucho cine de los años 30 y 40, y consumió mucho cómic de los años 20 y 30. A partir de ahí, generó una obra muy personal, llena de aventuras exóticas y con una acusada actitud que desafiaba a todos los dogmas del momento, en la que mezcló numerosos episodios autobiográficos hasta llegar a un punto en el que cuesta distinguir cuando hablan sus personajes y cuando habla él .

Paco Linares Micó explicó cómo un editor argentino contrató a ese grupo de jóvenes dibujantes y guionistas de Venecia y se los llevó a Buenos Aires, donde durante los años 50 había una industria editorial y de cómic muy potente. Hugo Pratt vivió década y media en Argentina y colaboró con las principales revistas y guionistas, en particular con Héctor Oesterheld, con quien desarrolla varias historias que se han convertido en clásicas, como Sgt. Kirk o Ernie Pike. Son historias donde el personaje principal adopta el punto de vista de los antagonistas y hace de portavoz. Son personajes híbridos, que a través de mecanismos de empatía pasan voluntariamente del centro a los márgenes, renuncian a ciertos privilegios para solidarizarse con los grupos oprimidos, por lo que son aún más molestos para el orden establecido.

Es a finales de los años 60 cuando Hugo Pratt, después del periplo argentino y de una breve estancia en Londres, regresa a Italia contratado por un nuevo editor que le da carta tova. Es entonces cuando produce 'La balada del mar salada' (1967), una larga historia que transcurre en los preliminares de la I Guerra Mundial en territorios del Pacífico. Es allí donde hace la primera aparición el personaje de Corto Maltés, como un personaje secundario. Pero el magnetismo que le sabe otorgar Pratt, tanto estéticamente (Paco Linares dijo estar basado en el actor Burt Lancaster) como por actitudes, le convertirá en el protagonista de una larga serie que se recopilará en 12 álbumes publicados a lo largo de casi tres décadas, hasta la muerte del autor en 1995. Aunque Hugo Pratt siguió dibujando otras historias y personajes, la popularidad del Corto Maltés eclipsó a buena parte de su obra para el público en general.

Paco Linares Micó explicó también las características gráficas de la obra de Pratt. A través del análisis de varias páginas y viñetas del Corto Maltés, nos mostró algunas de sus aportaciones técnicas que le convirtieron en maestro del arte secuencial. La relevancia estética y artística de la obra ha hecho que haya sido el primer autor de cómic que ha sido programado por grandes museos internacionales.

Para finalizar su exposición, Paco Linares Micó insistió en el concepto de cultura popular y en los intentos de ciertos sectores de separarla de la alta cultura. En este sentido, el Corto Maltés sería un intento de borrar estos límites y apostar por una cultura de calidad que llegue a todos. El mundo del cómic ha tenido que luchar mucho por sacarse la etiqueta de cultura inferior o infantil, y autores como Hugo Pratt ya hace décadas que demostraron que es una forma de expresión tan exigente y elaborada 

como puede ser la literatura o el cine, con capacidad de llegar a mucha gente. Sin embargo, también es cierto que para consumir arte secuencial se requiere un aprendizaje que de lo que no todo el mundo dispone. Quizás de ahí las reticencias de algunos sectores sociales para aproximarse a este medio de expresión

Tras un breve debate, llegó el momento de las intervenciones del profesorado de la Facultad.

La dimensión de género

Empezó la profesora Pilar Carrasquer (profesora de sociología del trabajo, vida cotidiana y género) con una mirada en clave de género de la serie del Corto Maltés. Remarcó la singularidad de las relaciones entre hombres y mujeres que se representan, con unas mujeres fuertes y una masculinidad no hegemónica que contrastan con el contexto histórico en el que transcurren las aventuras (en el cruce entre el siglo largo y el siglo corto , en términos de Hobsbawm). Pilar definió al Corto Maltés como un par culto, solitario y sin domicilio, que se va encontrando en situaciones de conflictos en la periferia del capitalismo, donde tropieza con mujeres imposibles para él, que hacen verosímil su soledad.

Pilar Carrasquer puso varios ejemplos de personajes femeninos interesantes que aparecen en la serie, la mayoría inmersas en procesos de redefinición de su estructura social. Es el caso, por ejemplo, de Marina Seminova, que consideró como un buen retrato de la clase ociosa de Veblen, es una mujer culta que trata de buscarse la vida en un contexto en el que su clase social está en declive . O Banshee Ohara, una mujer pequeñoburguesa activista en el conflicto irlandés que rechaza unirse a Corto para no provocarle desgracias. O el caso de Shangai Lil, una revolucionaria china que pone por delante el cambio social de su país. En todos los casos, ellas siempre tienen la última palabra, y esa palabra suele ser “NO”. Teniendo en cuenta que son obras publicadas durante los años 70 y 80 del siglo pasado, con unos personajes ubicados en los años 10 y 20, se presentan unas relaciones de género muy innovadoras y actuales, totalmente alejadas de los estereotipos machistas que suelen llenar buena parte de la industria cultural. De acuerdo con Pilar Carrasquer, esta extraordinaria modernidad del Corto Maltés y del autor, a menudo no es reconocida por los críticos contemporáneos, a menudo menos modernos y más normativos que el propio Corto y Pratt.

El cambio social

Alejandro Godino, investigador postdoctoral del QUIT, planteó el análisis desde las teorías del cambio social. Inició la exposición comparando el Corto Maltés con los superhéroes americanos (Superman, Batman, Capitán América, etc.), los cuales suelen protagonizar unas historias donde algún “malo” genera un conflicto y los héroes hacen lo posible por resolverlo y volver al orden de las cosas inicial. De alguna manera, los superhéroes de Marvel y DC serían quienes velan por que no haya cambio social, por que las cosas sigan como estaban.

Es un planteamiento que no se da en la serie del Corto Maltés. Aunque también hay personajes heroicos, predominan las situaciones en las que las propias estructuras sociales facilitan la eclosión de los conflictos, y los personajes hacen lo que pueden para buscarse la vida en medio del ajetreo. Unas situaciones en las que el Corto Maltés juega un papel más de observador que de agente, podría decirse que acompaña la acción que él raramente inicia.

En este sentido, Alejandro Godino situó al Corto Maltés en la óptica de las teorías del conflicto y lo definió como un escéptico ante los dogmatismos de su época, lo que le hacía un personaje incómodo para todos los bandos en conflicto, pero al mismo tiempo muy cercano a las personas concretas.

La mirada poscolonial en comparación con Tintin

Francesc Serra, profesor de Relaciones Internacionales, realizó una comparativa del Corto Maltés con Tintin, otro de los clásicos del cómic europeo. Aunque tienen planteamientos similares, con historias llenas de viajes y aventuras exóticas, que como los novelistas clásicos del género (Salgari, Verne, Kipling, London, etc.) tienen una visión muy eurocéntrica. El ponente hizo notar las principales diferencias, empezando por los autores: mientras Hugo Pratt tenía unos orígenes familiares muy cosmopolitas, y su infancia y adolescencia tuvieron lugar en sitios muy dispares, Hergè provenía de una familia belga conservadora y se formó ideológicamente en el fascismo (lo que queda patente en sus primeras obras). Mientras Tintin no aporta muchos personajes reales en sus aventuras, el Corto Maltés está rodeado de personajes como John Reed, Hemingway, Stalin, etc.

Otro aspecto clave es que el Corto Maltés no tiene una residencia fija, mientras Tintin siempre regresa al castillo de Moulinsard. El mensaje de Tintin es que se debe viajar, conocer otras culturas y vivir aventuras, para después volver a la normalidad del propio hogar. En cambio, El Corto Maltés nunca vuelve, está siempre en el viaje. Los dos siempre buscan tesoros, pero la diferencia es que Tintin los encuentra, mientras que Corto los busca toda la vida y no los encuentra o, cuando lo hace, son de otro. Su tesoro es el viaje, el camino.

Por último, tanto uno como otro ponen siempre por delante el valor de la amistad. Los amigos de Tintin son siempre buenos. En cambio, los del Corto no, a veces son unos criminales, pero él es muy respetuoso con todo el mundo que encuentra, con las mujeres, con el entorno, con los amigos, con las culturas. Esto le hace dudar continuamente de sí mismo, con una especie de tristeza vitalista desde la que lo cuestiona todo.

La transición ecosocial

Por último, Josep Espluga realizó una intervención para señalar los aspectos del Corto Maltés que pueden ser interpretados desde la crisis ecológica y las propuestas de transición ecosocial. Centró su atención en los aspectos energéticos y mostró cómo, durante la época biográfica ficticia del Corto Maltés, la fuente predominante de energía era el carbón que hacía funcionar las máquinas de vapor. Él vive en plena época de la primera globalización económica y por eso las historias van llenas de barcos de vapor que recorren el mundo arriba y abajo. La primera vez en la historia en la que se establecen rutas comerciales ordinarias y frecuentes entre continentes. Lo que posibilita las primeras grandes migraciones. Sin embargo, el Corto Maltés se desplaza siempre con un velero, es decir, con energía eólica renovable. Una forma de no depender de los combustibles fósiles.

Otro aspecto remarcado por Espluga es el hecho de que el capitalismo industrial no puede entenderse sin la explotación de las colonias por parte de las metrópolis europeas. La acción de las historias del Corto Maltés transcurren siempre en los intersticios del mundo colonial, y casi siempre da protagonismo a los movimientos de resistencia anticoloniales. A menudo aparecen algunos de los mecanismos del poder colonial, como la esclavitud o el acaparamiento de tierras. Unos temas que con la actual crisis ecosocial han vuelto a primera línea de preocupación política y social.