Género y docencia, ¿una asignatura pendiente?

Imatge de recurs d'estudiants a l'aula

La Universidad Autónoma de Barcelona publica guías útiles y necesarias para disminuir las desigualdades de género en la Universidad.

30/11/2022

Según la Guía para la introducción de la perspectiva de género en la docencia, la perspectiva de género puede entenderse como la aproximación crítica a cualquier fenómeno que visibiliza las desigualdades entre hombres y mujeres. El objetivo se centra en realizar políticas y acciones que actúen sobre los factores de género para conseguir la igualdad real. Por tanto, demuestra que las diferencias entre hombres y mujeres no sólo se dan en términos de biología, sino por diferencias culturales asignadas a los seres humanos. (Ponferrada, 2017) Como resultado, reconoce las relaciones de poder que existen entre los dos géneros, que en general suelen ser favorables para los hombres y discriminatorias para las mujeres. Además, debe tener en cuenta la interseccionalidad y entender que la discriminación se enlaza y relaciona con otras variables como la etnia, edad, orientación sexual, religión y muchas más variables (Gamba, 2008). En el ámbito universitario, la perspectiva de género promueve la igualdad de género y diversidad en la investigación, en la docencia y en la gestión. Distingue los aspectos biológicos de las representaciones sociales creadas en la docencia, como normas, roles, estereotipos, que se construyen cultural e históricamente de lo femenino y masculino.

Tal y como dicen Rosa M. Ortiz Monera y Anna M. Morero Beltrán (2018), en las Guías para una docencia universitaria con perspectiva de género de la Red Vives de Universidades, debe discutirse la ceguera que sufre el género en las distintas disciplinas. Históricamente, la producción de conocimiento se ha basado en la visión androcéntrica del mundo, excluyendo los saberes e intereses de las mujeres. Este sesgo toma las explicaciones y modelos masculinos como universales. Por tanto, las ciencias "más duras" no son del todo objetivas, ya que hay intereses, prejuicios, relaciones de poder, estereotipos y supuestos ocultos; no se puede asumir que la igualdad de género rige tanto el mundo social como el mundo científico y cultural (Ortiz y Morero, 2018).

De acuerdo con Celia Amorós (1999), y como ocurre en otras disciplinas, la sociología ha olvidado obras escritas por mujeres y también por hombres en defensa de la igualdad de género haciendo que los nombres y las obras no hayan trascendido tanto en la historia . Incluso las mismas obras de autores reconocidos en la disciplina.

También durante muchos años la sociología no ha considerado el género para el análisis, las teorías y los conceptos sociológicos. Pero él da forma y sentido a las personas ya las relaciones sociales. Para entender el mundo social debe considerarse el género y viceversa. Por eso, la guía nos propone concienciar al alumnado sobre los estereotipos y mandatos de género y las relaciones de poder desiguales.

El desprecio e invisibilización del trabajo de cuidados, siendo una tarea necesaria, lleva a una perpetuación de las desigualdades de género. Por tanto, es importante hablar al alumnado que la asignación del trabajo de cuidados a las mujeres, es causada por cuestiones de género (construcciones sociales) y no por el sexo. La guía nos habla también de la importancia de tener en cuenta en la docencia las desigualdades entre mujeres y hombres en el ámbito laboral, tanto de renta, fiscal como de toma de decisiones.

Por último, la guía nos habla de la ciencia política donde se explica que deben revisarse los conceptos teóricos en esta disciplina. Por ejemplo, en lo que se refiere al concepto de liberalismo, mujeres como Olympe de Gouges, Mary Wollstonecraft o Harriet Taylor Mill reivindican los derechos de las mujeres con el argumentario liberal y todas las nociones de igualdad y derechos asociados. O también, el concepto de poder ha sido criticado y de nuevo teorizado y definido por la teoría feminista. A través de un proceso performativo de repetición de actos, nos configuramos como individuos y reproducimos el poder normalizador y el género, sigue este proceso para construirse y reproducirse. El concepto de ciudadanía también debe estar cuestionado, ya que debe considerarse la distinción entre público y privado. La construcción de derechos del ciudadano ha sido sobre todo focalizada en el ámbito público, dejando de lado a las mujeres. La guía destaca el análisis de las instituciones, comportamiento político o políticas públicas. Así, podemos optar por una visión con mayor perspectiva de género y ver por qué se dan estas desigualdades. Por último, nos habla de la docencia en la ciencia política, que debe adoptar esta perspectiva de género para formular políticas públicas con unas herramientas como el gender mainstreaming para hacer planes de igualdad o de evaluación de impacto de género .

En consecuencia, tal y como dice Maribel Ponferrada en la Guía para la introducción de la perspectiva de género en la docencia si nos centramos en la docencia que aparece recogida en el Tercer Plan de acción por la Igualdad entre mujeres y hombres de la UAB ( 2014-2017), esta perspectiva de género se basa en revisar los contenidos de las asignaturas desde la temática de las desigualdades entre hombres y mujeres pero también en revisar las metodologías docentes y interacciones entre los alumnos y profesores en el aula. Una de las soluciones que da esta guía se centra en utilizar metodologías docentes más participativas, puesto que favorecen la integración y participación; se genera un entorno más igualitario y menos jerárquico. La guía apuesta por incluir la perspectiva de género en las asignaturas y guías docentes con un listado no excluyente de temáticas relacionadas con tres categorías: el conocimiento de las desigualdades de género y del sistema de sexo-género, el conocimiento de las aportaciones de las mujeres en la ciencia, la cultura y la sociedad y finalmente la asunción de valores de equidad de género (Ponferrada, 2017).

La UAB también tiene una Guía para el uso no sexista del lenguaje en la Universidad Autónoma de Barcelona, ​​realizada por el equipo de Serveis Lingüístics y el Observatorio para la Igualdad. Esta guía, escrita por Heura Marçal, Fiona Kelso y Mercè Nogués, nos recalca la exclusión que pueden sufrir las mujeres en la lengua. Muchos textos actuales aún rezuman visiones sexistas y androcéntricas que la propia guía da pautas para evitar. Los recursos que se dan están centrados en alcanzar dos objetivos: hacer visibles a las mujeres y ahorrar la concreción genérica y encontrar alternativas al masculino plural genérico.

Esta manual se centra sobre todo en catalán y castellano, ya que son dos lenguas con flexión de género y todos los recursos que se proponen no transgreden las normas gramaticales. El sexismo lingüístico no es inherente a las lenguas como sistema, sino que radica en los usos consolidados y aceptados por las comunidades hablantes.

La categoría no marcada en catalán y castellano es el masculino y, por tanto, es el genérico. Cuando hacemos referencia a grupos que incluyen personas de ambos sexos, se utilizan normalmente las formas del género masculino. Esto evidentemente da dos valores al género masculino: el específico, en lo referente a los hombres, y el genérico, en lo referente a los hombres y mujeres. En cambio, históricamente el género femenino se ha reservado por lo específico, lo que ha excluido a las mujeres del imaginario colectivo. Actualmente, se está revisando este uso del lenguaje, ya que se considera que el lenguaje construye la forma en que percibimos nuestra cotidianidad. Es un producto social que refleja la desigualdad.

Algunos ejemplos de soluciones que nos da esta guía se centran en usar la forma femenina o masculina cuando queremos referirnos a una persona concreta de acuerdo con el sexo de esa persona. En el caso de los nombres de profesiones, cargos y plazas, una solución sería utilizar las formas femeninas cuando se sabe que hacen referencia a mujeres. . Si hablamos de las formas genéricas, aunque se utiliza el masculino como valor genérico para personas de un mismo grupo o categoría profesional, se pueden utilizar palabras colectivas o construcciones metonímicas. Por ejemplo, en vez de decir "los alumnos" diremos "el alumnado", o en vez de decir "los profesores" diremos "el profesorado o el equipo docente o incluso "de los tutores" lo cambiaremos por "profesorado tutor". También la guía recomienda en lugar de "los profesores y los investigadores", decir "el personal docente e investigador, y el PDI" Todos estos cambios afectan positivamente a la igualdad de género ya que incluyen a la mujer en el lenguaje.

También, en un documento debe utilizarse la forma femenina cuando hacemos referencia a una mujer o un conjunto. Por último, como último ejemplo de los muchos que tiene la guía, es necesario usar tanto como se puedan nombres invariables. Por ejemplo, en vez de llamar hombre, diremos persona, ser humano o individuo. O también no diremos niño sino que llamaremos niño o criatura (Marçal, Kelso y Nogués, 2011).

Actualmente, se están explorando muchos ámbitos poco indagados para conseguir la verdadera igualdad de género. La utilización de todas las guías mencionadas puede ser una buena forma de entender la problemática y empezar a resolverla.

 

Bibliografía

Amorós, Celia y Cobo, Rosa (2005). Feminismo e ilustración. En Celia Amorós y Ana de Miguel (eds.): Teoría feminista: de la ilustración a la globalización. De la ilustración en el segundo sexo. Volumen 1 (p. 90-144). Madrid: Minerva Ediciones, 2005.

Gamba, Susana. (2008). ¿Qué es la perspectiva de género y los estudios de género? Editorial Biblos: Argentina

Marçal, Heura Kelso, Fiona y Nogués, Mercé. (2011). Guía para el uso no sexista del lenguaje en la Universidad Autónoma de Barcelona. Cerdanyola del Vallès: Servicio de Lenguas y Observatorio para la Igualdad

Ortiz Monera, Rosa Maria y Morero Beltrán, Anna Maria. (2018). Guías para una docencia universitaria con perspectiva de género. Castellón de la Plana: Red Vives de Universidades.

Ponferrada, Maribel. (2017). Guía para la introducción de la perspectiva de género en la docencia. Cerdanyola del Vallès: Observatorio para la Igualdad de la UAB.