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«El humor no tiene límites, lo tienen que tener las personas que practican el humor.»

José María Perceval
José María Perceval, profesor agregado de Periodismo en la UAB y doctor en Ciencias Sociales y Ciencias de la Comunicación, ha participado como miembro del jurado en la última edición de la Liga de Debate de Secundaria y Bachillerato. Las jornadas empezaron el pasado 21 de febrero y finalizaron el viernes 23 con el Instituto Can Roca como ganador. 

13/03/2018

«Me encontré con un nivel fantástico y, sinceramente, pienso que estas ligas deberían ser mucho mayores, estar mucho más extendidas. No sólo para prepararte para la universidad sino porque en la propia universidad hay mucha falta de debate.»

Las jornadas de la Liga de Debate de Secundaria y Bachillerato empezaron el pasado 21 de febrero y finalizaron el viernes 23 en la UAB. En esta edición, los institutos participantes se enfrentaron a la pregunta «¿El humor tiene límites?». 
 
El profesor José María Perceval lleva años planteándose esa misma pregunta. En 2007 publicó el artículo «Entre el humor y el furor: sátira y visión de Occidente en los medios de comunicación del mundo arabomusulmán». Sus investigaciones más recientes sobre el tema las encontramos en su libro El humor y sus límites (2015), donde analiza el humor como un fenómeno reciente fijándose en la figura universal del bufón. Ahora el profesor ha puesto en práctica sus conocimientos como miembro del jurado de la última edición de la Liga de Debate de Secundaria y Bachillerato. 

1) ¿Qué es el humor? 
 
El humor para mí es como la lógica-filosófica, es un apartado de la filosofía porque justamente lleva a las personas que están escuchando un chiste a la parte ilógica que la revisa y, por lo tanto, nos sirve como conocimiento de la realidad. Esta es una posición totalmente académica. 
 
2) Usted ha teorizado sobre el nexo que existe entre terrorismo y humor en su libro. Durante los debates esa relación ha sido un tema recurrente
 
No exactamente. Los alumnos repetían bastante los límites del humor con respecto a las personas. Entonces hay que plantearse: ¿tiene limitaciones el humor? El humor no, porque es un instrumento. Es como si dijeras: ¿la ciencia tiene límites? Tampoco. Son los humanos los que pueden destruir el planeta con la ciencia y son los humanos los que te pueden hacer daño con el humor. Es un problema de apuntación, no del humor en sí mismo. Yo creo que es más de lo que se habló que de la relación con el terrorismo. Más que con el terrorismo, yo te diría con el miedo. Porque el humor es una superación de miedos. Por eso en los velatorios se cuentan muchos chistes o en las ceremonias majestuosas son risibles. Por ejemplo, los Oscars. Las grandes ceremonias necesitan humor porque sino al final acaban siendo instrumentos vacíos. Cuando Tortell Poltrona explicaba la cuestión del humor decía que un gesto normal como “yo te saludo”: lo repites varias veces y ya creas sentido de humor con respecto a esa ceremonia. Tan simple como saludar. Imagínate una ceremonia pública, una ceremonia religiosa, una ceremonia de Estado… todas son risibles. 
 
3) Actualmente, tras los atentados de Barcelona, ¿qué cabida cree que tiene el humor negro en nuestra sociedad?
 
Es un poco complicado. Por un lado, el límite moral lo pone el público, no la ley, porque si la ley pone límites luego resulta que se aplica a según quién. Y, además, la ley tiene el problema de que protege a la inversa: los grupos más desprotegidos, como tienen menos defensas, son los más posiblemente atacados. Las personas individuales son mucho más atacables que un famoso. Un famoso tiene abogados para denunciarte. Cada grupo piensa «esto no es posible y debería denunciarse o esto es libertad de opinión». Yo creo que la libertad de  opinión es las dos. Si tú coges a una persona individual a la que le ha destrozado la vida un chiste es evidentemente la más denunciable y es posiblemente la que tiene menos defensa. O un grupo étnico minoritario o un grupo que no puede defenderse.
 
¿Qué se puede hacer ante los grandes grupos? Por ejemplo, chistes de género, chistes con grupos étnicos como catalanes, judíos u andaluces. Yo creo que a eso no hay que poner límite, el límite lo tiene que poner el público porque yo no creo que sean grupos que no-defendibles sino que, simplemente, se pueden sentir ofendidos. Hoy serás tú, mañana serán otros. Si la gente no se ríe pues no se ríe de esos chistes. 
 
Con respecto al humor ligado con el terror, hay una película que yo recomendaría a todo el mundo: Four lions (2010). Esta película hace humor sobre un atentado y demuestra que, al fin y al cabo, los terroristas son humanos también. Viven en un mundo de ensueño, de fantasía, y que cometen esos terribles actos, pero inhumanos no son, no están fuera de la humanidad. No podremos controlar el terrorismo si pensamos que son monstruos que vienen de planetas diferentes. Son personas que pueden estar en la calle, y no sólo los terroristas sino también los que los justifican. Para desarmar esto quizá hay que entenderlo y el humor puede ser un camino. 
 
En cuanto al humor negro, ha habido varios casos famosos. Yo sinceramente soy aquí relativamente pragmático. Si atacan a personas concretas y esta persona se siente ofendida y los denuncia es caso de ley. Ahora, cárcel o no, yo les pondría, por ejemplo, a hacer servicios sociales. Pero lo que evidentemente no podemos impedir es que una persona individual se sienta ofendida. Si esta persona individual es una persona pública, yo lo pensaría. La venganza no nos va a solucionar estos problemas. 
 
Hay chistes que en mi tiempo se contaban sobre defectos físicos, sobre cuatro ojos, sobre cojos, sobre homosexuales, sobre mujeres, que ahora ya no hacen gracia. Yo creo que la sociedad es la que debe superarlo porque el terrible problema que tenemos no es dónde ponemos los límites al humor sino dónde ponemos los límites a la ley, parando al supuesto humor negativo. Nos podemos encontrar con casos muy terribles, como el de los titiriteros o el de Carrero Blanco. Estábamos en otra época y ahora estamos pasando el algodón demasiado, y yo creo que eso puede llegar a afectar a la libertad de opinión.
 
4) ¿Cuál ha sido el papel que han tenido las redes sociales en su difusión?
 
Muy ambiguo. Por una parte, las redes sociales viralizan cosas fantásticas, muy buenas, y, por otra, cosas terribles. Ahora mismo lo que pasa con las redes sociales es que el efecto es como cuando sucede una catástrofe en lo que antes, en las sociedades antiguas, eran aldeas pequeñas y ahora mismo son grandes ciudades, luego una catástrofe es mucho más grande. Con las redes sociales es lo mismo: ahora la catástrofe es muy grande. Aquí lo que yo más bien haría es una educación en las escuelas a las generaciones que nos van a suceder para que se dieran cuenta de que aunque estén solos en casa, están unidos al mundo, que antes no era así. Esta realidad hay que vivirla. Lo que haces tiene un efecto en el mundo. Por ejemplo, en Estados Unidos miran las redes de Facebook para contratar a las personas. Vivimos absolutamente desnudos ante el mundo, cosa que antes sucedía relativamente, pero no de forma tan evidente. La ingenuidad es lo que lleva muchas veces a las presiones una mañana, a un enfado que te puede destrozar la vida. Y la red social hace eso. 
 
5) Como jurado de la liga de debate: ¿cómo valoraría las intervenciones de los estudiantes de secundaria y bachillerato?
 
Pues yo me quedé francamente sorprendido para bien. Me encontré con un nivel fantástico y, sinceramente, pienso que estas ligas deberían ser mucho mayores, estar mucho más extendidas. No sólo para prepararte para la universidad sino porque en la propia universidad hay mucha falta de debate. Hacemos un tipo de educación absolutamente Gutenberg: yo leo u hablo como gran figura o como libro andante, y los alumnos deben aprender. Esta unidireccionalidad de la educación se debe romper. No tenemos este feedback necesario y tampoco enseñamos al alumnado a que sepa hablar, a expresarse, a defender ideas…Y es lo que va a hacer luego. Es más: las redes sociales están ahora mismo en un estadio de prehistoria y eso significa que vas a estar enfrentado directamente con el público. Ahora salen esos artículos que se escriben donde los insultos se alternan con las cosas más increíbles. En parte, la única cosa que yo le veo de positivo es que, como mínimo, sirven para no ir al psiquiatra porque ya consiguen sacar todas las toxinas malas de ese día. Imagínate cuando sea en directo. 
 
6) ¿Cuáles cree que han sido los argumentos más fuertes? 
 
Yo creo que los argumentos más interesantes son los que añadían a la cuestión personal. No se dijo este argumento más académico que dije yo en mi libro, pero luego en la intención sí que aludían a esa cuestión, a la de la persona normal que se siente agredida. Eso es muy interesante. Yo incido más en la cuestión del humor como una forma de la filosofía lógica, y se debería enseñar en filosofía porque justamente te lleva a consecuencia ilógica. Ahora se habla mucho de la serendipidad. Se trata de un cuento de los tres príncipes de Serendip que, por intuición, llegan a la conclusión sobre un caso y el chiste es que casi les condenan a muerte porque, como saben tanto, se piensan que son los ladrones. Ellos han llegado por consecuencias lógicas, diríamos ahora sherlockholmianas. De la misma forma que Sherlock Holmes es el mejor ejemplo para un investigador de historia, el humor es también una manera de llegar. Por supuesto, también es bueno para el periodismo como retórica. En un artículo en el que tienes la ironía, la forma, el personaje, trabajas muy bien. Pero, aparte, como filosofía, un chiste realmente a veces define una situación de una forma fantástica.
 
7) ¿Te parecieron acertados algunos símiles que hicieron durante el debate —concretamente, el ganador, el Instituto Can Roca— como The Handmaid’s Tale o Lisístrata?
 
Hubo grupos, concretamente el que ganó, que estaban muy preparados. No sólo habían leído. Si te aluden a Lisístrata o a Aristófanes o a cuestiones de Henri Bergson o Freud sobre el chiste, se nota que hay una base detrás realmente importante. Pero lo interesante no es lo académico del debate, sino la retórica de defensa de la argumentación a favor o en contra. En ese sentido, yo los encontré fantásticos, con un nivel muy alto. 
 
8) Para acabar, muy brevemente, ¿cree que el humor tiene límites?
 
Yo creo que el humor tiene cuatro límites: la ley (hay que tener mucho cuidado con ella porque puede matarte el humor, la creatividad y la democracia); la moral (que también puede ser decisiva porque podemos tener grandes grupos que se ofenden ante determinadas cosas cuando a lo mejor habría que pasar o hacer que la persona que está haciendo el chiste se quede sin que la gente se ría); los grupos sociales (se ríen de unas cosas y no de otras), y las personas individuales (los límites que yo pongo a mi humor).
 
Concluyendo: el humor no tiene límites, lo tienen que tener las personas que practican el humor. 
 
Más información:
 
Si queréis conocer los detalles de las jornadas de debate, podéis encontrar las últimas noticias, entrevistas, clasificaciones y su seguimiento en directo en el blog de Suma’t al debat de la UAB.