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"Las diferencias dominantes no son naturales"

Yuderkys
En esta entrevista, Espinosa habla de las desigualdades que se viven en América Latina -su país de orígen-, de las desigualdades sociales que ve en el mundo, en general, y de como erradicarlas. También explica su visión del mundo feminista hoy.

24/11/2014

-Este Congreso toma como punto de partida América Latina como región con uno de los índices de desigualdad más altos del mundo. ¿A qué factores se debe esto?

Tiene que ver con un hecho trágico para nosotros que llamamos conquista, saqueo y colonización del continente Abya Yala por parte del proyecto hegemónico e imperialista europeo y el proceso histórico que arranca desde allí y que llamamos colonialidad. Estos hechos imponen un orden económico, epistémico y político a nivel global que parte primeramente de definir como no humano y atrasado el resto de sociedades y pueblos no europeos. Ello justificó masacres, expropiación de la tierra, saqueos, una producción ilimitada de bienes para las metropolis en Europa por medio del trabajo esclavo no asalariado que termina en una desigual distribución de la riqueza a nivel mundial. La desigualdad que usted ve, no es más que las consecuencias de todo esto. Por demás, habría que cuestionar la elaboración de los indicadores para sacar estos índices mundiales. Deberiamos saber que parte de una definición del bienestar y la vida buena, que corresponde al modelo de organización social y estándares definido desde la matriz moderna occidental. Yo le diría que hay sociedades que pondría en cuestionamiento la idea de "igualdad" común en los proyectos e índices de desarrollo.

- Las desigualdades por razón de sexo, en concreto, en América Latina, ¿de qué forma se podrían erradicar, o como mínimo, disminuir?

Desde mi punto de vista esto solo es posible si al mismo tiempo llevamos a cabo un proyecto que atienda a erradicar el modelo económico capitalista de mercado, la división internacional racial y sexista del trabajo y el régimen heterosexualista que produce la lectura binaria del cuerpo. Sin atender a todos estos frentes la desigualdad, la opresión y la dominación seguirá intacta para la gran mayoría de las "mujeres" cuyas vidas sufren las consecuencias de una matriz de poder racista y capitalista.

4.- ¿En una región o país más rico habrá menos exclusión por motivo de género, raza o étnia? ¿De qué depende que haya menos o más?

No creo que esto tenga que ver. En realidad para acabar con estas injusticias habría que minar epistémica, material y económicamente todas estas categorías. Hay que deshacerlas, no solo en términos linguísticos sino en términos de su estructuración y funcionamiento social. Hay que rastrear, aprender, recuperar y mejorar otras formas de organización de la vida superadoras de estas relaciones jerárquicas y de dominación.

5.- ¿De qué forma se manifiestan y reproducen los procesos de exclusión social en la educación superior? (el objetivo principal de estudio del congreso en el que ha participado).

A través de un modelo de universidad que se acoge a unos estándares universales de evaluación del mérito y medición de saber, que son definidos desde los países del norte global y se imponen al resto. Este modelo termina siempre beneficiando primeramente a los varones blancos de clases medias y altas, y con la adquisición de derechos gracias a las luchas feministas, a las mujeres blancas de esas mismas clases. En los programas, institutos y centros de estudios de género y sexualidad podemos ver cómo actúan los sistemas de clase y raza en la definición de quienes están llamados a ocupar los puestos directivos, docentes y de investigación. Quienes son los objetos de investigación y quienes son considerados productores de saber. Una investigación reciente que he conducido avanza en este sentido.

- Y ahora, una pregunta que usted misma se ha hecho al final de la conferencia: ¿Qué sentido tiene hoy en día la producción teórica feminista? ¿Para qué sirve?

Si le soy sincera no tengo una mirada alentadora o positiva sobre este tema. Creo que la teoría feminista, en general, y más difundida ha servido a un grupo de las mujeres. Su eurocentrismo, denunciado desde hace ya varias décadas por feministas y mujeres negras, indígenas y no blancas, la hace una teoría racista por omisión, por no develar la cara oculta de la modernidad. Es una teoría que en muchos sentidos ha creido, y por tanto, ha ayudado, al proceso de occidentalización. Ahora bien, reconozco que hay apuestas marginales dentro de esta teorización que intentan contrarrestar esta tendencia hegemónica. Esos otros proyectos es necesario y urgente que sean escuchados para disputar sentido al feminismo que goza de mayor legitimidad. Estas otras teorías del feminismo habilitan horizontes de futuro que dan continuidad a proyectos de organización de la vida en común, por fuera de la matriz de dominio producida por la modernidad occidental y el sistema moderno colonial de género. Tejen la esperanza de un mundo mejor.

- ¿De qué modo convivir con las diferencias, de todo tipo, nos hacen progresar como sociedad? Es decir, puede ser positivo y beneficioso?

Las diferencias dominantes no son naturales, han sido producidas por la matriz de dominación, justamente, para producir opresión. No veo entonces como puede ser beneficioso convivir con ellas. No hay nada como una relación armoniosa entre ricos y pobres, entre negros y blancos, entre heterosexuales y sexualidades disidentes, entre varones y mujeres, entre mujeres blancoburguesas y mujeres racializadas subalternas... cada una de estas posiciones de sujeto se constituyen como parte de sistemas de jerárquias que fundan, organizan y aseguran la opresión y explotación. Otra cosa sería pensar en diferencias no dominantes que existen y nos hacen singular a cada persona, como diría Audre Lorde. Pero estamos lejos siquiera de poder pensarlas, tan atravesadas y constituidas que estamos por las identidades contemporáneas de homogenización que nos coloca en lugares muchas veces antagónicos.