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"La tierra deja de ser un derecho y se convierte en una mercancía"

Leonardo van den Berg
La soberanía alimentaria define la capacidad de las sociedades para decidir su propio sistema de alimentación: la relación de los agricultores con el resto de la ciudadanía, el tipo de comercio y consumo, etc. Leonardo van den Berg visitó la Facultad de Veterinaria para tratar sobre el tema.

28/10/2015

Leonardo van den Berg es miembro del Centre for Learning in Sustainable Agriculture (ILEIA), organización independiente con sede en Wageningen (Países Bajos). Visitó la Facultad de Veterinaria para impartir, el 22 de octubre, una charla sobre el concepto de soberanía alimentaria y sus implicaciones en todas las etapas de la cadena productiva y de consumo de alimentos; y para participar, el día 23, en una jornada formativa destinada a debatir sobre el tema y facilitar su penetración en la actividad académica.

Las actividades en las que participó Van den Berg estuvieron organizadas por el Grupo de Trabajo de Educación para el Desarrollo en las Facultades (GEDEF - Veterinaria), la Unidad de Formación e Innovación Docente - IDES, la Asamblea de Estudiantes de Veterinaria, Dinamización Comunitaria, la Fundación Autónoma Solidaria, VSF - Justicia Alimentaria Global y el Ayuntamiento de Barcelona.

¿Qué es la soberanía alimentaria?

Lo importante de la idea de soberanía alimentaria es que es establecida conjuntamente por mucha gente. La definición más popular fue acordada por más de quinientas organizaciones de campesinos, pescadores, guardabosques… Es el derecho de la gente a decidir su propio sistema agrícola, basado en sus propios valores. Mucha comida, hoy en día, está controlada por corporaciones multinacionales: su calidad, su precio... Pero deberíamos ser capaces de precisar nuestro propio sistema de alimentación.

Está, pues, relacionado con la diversidad de las explotaciones agrícolas.

Sí, la soberanía alimentaria reconoce esa diversidad. Hay diferentes sistemas, diferentes valores, incluso diferentes gustos... Por lo tanto, debería haber derecho a crear diferentes sistemas de alimentación.

Parece haber una total oposición entre los intereses de la industria alimentaria global y las comunidades campesinas de todo el mundo. ¿Por qué el mercado global de alimentos perjudica a los campesinos?

En parte, por la manera de funcionar del mercado global de productos básicos. Las corporaciones multinacionales están interesadas en obtener alimentos o incluso tierras lo más baratos posibles y eso crea muchos problemas con los agricultores. Deben competir entre sí, bajar los precios más y más, y se hace más difícil sobrevivir. A la vez, hay grandes explotaciones e incluso sociedades de inversión que van comprando tierras, expulsando así a los pequeños agricultores. La tierra deja de ser un derecho y se convierte en una mercancía.

¿Está usted en contra de todo tipo de comercio global de alimentos?

No, es importante que haya algo de comercio global porque queremos, por ejemplo, beber café en Europa y no podemos producirlo nosotros mismos. Pero tiene que ser de una manera justa y con un precio justo para los campesinos. Los que producen café así podrían ganar más vendiendo a nosotros, pero siempre a precio justo y usando métodos de producción sostenibles.

¿Qué relación tiene el desarrollo de la soberanía alimentaria con la lucha contra la pobreza?

En cierto sentido, la soberanía alimentaria es una respuesta a la pobreza. Estimula a la gente a hacer uso de sus propias capacidades para crear sistemas alimentarios sostenibles, no ser dependientes y estar protegidos de los intereses de las compañías multinacionales que tienen parte de la responsabilidad de la pobreza.

¿Se podría desarrollar un modelo industrial favorable a la soberanía alimentaria, es decir, que respetara el desarrollo de los mercados domésticos y las comunidades agrícolas?

Creo que ya está pasando en muchos lugares del mundo a pequeña escala. En Países Bajos, por ejemplo, granjas que estaban más enfocadas al mercado global están empezando a vender más en los mercados locales. También hay iniciativas de agricultura sostenida por la comunidad: los consumidores son coproprietarios de la granja y pagan un salario a los granjeros asegurando un precio justo pase lo que pase con la cosecha. Eso también es soberanía alimentaria porque hay una relación directa entre los ciudadanos y los campesinos; hay mucho diálogo entre unos y otros y los agricultores pueden pedir directamente a los ciudadanos pagar un poco más, etc. Son pequeños ejemplos pero muestran cómo los ciudadanos negocian con la gente del campo para crear algo más sostenible, para ganar más bienestar.

¿Qué gobiernos, en el mundo, están implementando políticas favorables a la soberanía alimentaria?

El gobierno de Ecuador ha convertido la soberanía alimentaria en parte de su política nacional. Pero también, como ocurre a menudo en política, tiende a tergiversar el término y hacer un cierto mal uso de él. Por ejemplo, incluye dentro del concepto de soberanía alimentaria los organismos genéticamente manipulados, siempre que sean de producción nacional.

¿Y las instituciones internacionales?

La FAO contempla cada vez más el concepto de soberanía alimentaria pero, en realidad, no utiliza el término aún. Son las organizaciones de la sociedad civil las que la promueven con mucha fuerza, como la Vía Campesina y otras organizaciones.

¿Cómo ha surgido el movimiento a favor de la soberanía alimentaria?

El movimiento surge como respuesta al modelo neoliberal de agricultura. Surge, en primer lugar, a partir de campesinos, granjeros, pescadores y personas que viven de los bosques que quieren realmente defender su manera de vida y lo hacen bajo la bandera de la soberanía alimentaria.

¿Qué papel debería jugar la universidad en la difusión de la soberanía alimentaria?

Debería darla a conocer y favorecer el debate sobre qué sistema de alimentación tenemos y si la soberanía alimentaria es o no es una alternativa. La soberanía alimentaria está relacionada con el reconocimiento de los conocimientos y los valores de la gente respecto a la alimentación: de los ciudadanos y de los agricultores. En este sentido la universidad puede estimular el diálogo entre investigadores y agricultores para conocer mejor las necesidades de éstos y sus valores. Esto se puede hacer de muchas maneras: traer a los campus a la gente de campo, llevar a los estudiantes a las granjas, dejar que los agricultores influyan en la definición de proyectos de investigación, etc.

¿Qué trabajo realiza el Centre for Learning on Sustainable Agriculture (ILEIA)?

Sacamos a la luz casos exitosos pero poco conocidos de agroecología, agricultura familiar y soberanía alimentaria. Los publicamos en una revista, Farming Matters, donde tratamos de mostrar lo que hacen los agricultores. E intentamos analizar también esos casos para determinar qué tienen en común y cómo pueden ayudarnos a avanzar hacia un sistema alimentario más sostenible.