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"Es una lástima las presiones familiares que recibe un alumno para que no haga una carrera humanística"

ClaraForn
Clara Forn Argimon lleva dirigiendo el Instituto Pere Calders ubicado en el campus de Bellaterra unos 19 años. Conoce a fondo las preocupaciones y angustias que sufren los alumnos de Bachillerato a la hora de elegir sus estudios universitarios. Y también conoce a fondo el día a día de un instituto de secundaria.

29/01/2017

Clara Forn Argimon es directora del Instituto de Secundaria Pere Calders desde hace 19 años, no todos seguidos, con algún intervalo. Casi desde sus inicios ha compaginado la dirección de este centro -situado en el campus de Bellaterra- con la docencia en la asignatura de Filosofía. Ha sido muchos años tutora de cursos de bachillerato, por lo que conoce muy bien las preocupaciones de los alumnos a la hora de decidirse a elegir unos estudios u otros, antes de entrar en la universidad.

-¿Qué representa para un estudiante de Bachillerato la elección de estudios y universidad? ¿Sufren mucho con la decisión final?
-Mucho. La decisión sobre su futuro es una inquietud que tienen muy presente durante todos los estudios, pero en 2º de Bachillerato se acentúa. 

-¿Como haceis la orientación universitaria?
La orientación, propiamente, la hacemos en 2º de Bachillerato, y la hacen los tutores. Pero tanto la jefe de estudios como el psicopedagogo y yo misma, es un tema que conocemos muy bien, y también participamos. La semana pasada coincidiendo que veníamos a las JPO de la UAB hicimos una sesión. Les explicamos en una hora las ponderaciones, cómo se calcula la media, como se hace la preinscripción de las PAU y la universitaria, el tema de las asignaciones, etc. Todo esto les preocupa mucho.

-¿Crees que hay demasiada burocracia?
-Pienso que el departamento de Universidades les deja muchos trámites en sus manos. Toda esta burocracia la hacen solos, a través de la página Accessnet. Antes era mucho más rupestre todo, pero los tutores hacíamos un cierto control y seguimiento, pero ahora no. Todo esto lo deben hacer ellos solos. Se espabilan, sí, pero a veces se equivocan y tienen muchas dudas. Y todo ello se junta en un año como es 2º de Bachillerato, que es muy duro. De hecho, 2º de Bachillerato dicen que es mucho peor, a nivel de exigencia, que 1º de carrera, dicho por los mismos estudiantes. Tienen mucha materia, y tienen las PAU detrás. Se juegan la entrada a la universidad, y para algunos, es dramático, porque no tienen claro si podrán hacer lo que quieren.

-¿Y realmente es necesario este padecimiento, para un joven de 17 a 18 años?
-Yo pienso que no les va mal sufrir un poco, porque los hace madurar. Ahora bien, un poco. Nosotros nos encontramos que en 2º de Bachillerato, en el segundo trimestre, había muchos alumnos -sobre todo niñas- con crisis de ansiedad. Fui a buscar un grupo de directores para hablar del tema porque nos preocupaba lasituación. En este centro hace dos cursos, en colaboración con el Ampa, hacemos talleres de educación emocional para que aprendan a controlarse un poco, para relajarse en los exámenes, para no angustiarse si un examen les va mal, etc... Intentamos poner al alcance de ellos herramientas para que no padezcan esta angustia.

-¿Los hace madurar el hecho de sufrir un poco?
Sí. No estoy de acuerdo con esa teoría de que los niños no tienen que sufrir. Los protegemos demasiado. En la vida les puede ir bien saber aprender a manejar la tensión en situaciones no agradables. Evidentemente un niño que tenga una crisis de ansiedad diaria no puede ser. Yo soy madre, y no me gusta que mi hija sufra, pero claro, a veces pasa, y si lo saben llevar bien, eso les hece madurar y crecer. Y la cultura del esfuerzo también es importante, al igual que el ejercitar la memoria también lo es. No se puede pretender que el niño aprenda por osmosis, sin esfuerzo.

-¿Qué consejos les darías?
-Les digo que a partir del 2º trimestre de 2º de Bachillerato cuiden varias cosas: la alimentación (no se puede estudiar si uno no está bien alimentado); y después tienen que conseguir tener 3-4 horas cada día para dedicarse a los estudios y aorganizar el trabajo. Si hacen muchas extraescolares ya les digo que en 2º de Bachillerato quizás deban dejarlas. Eso, claro, si lo que quieren es sacar notas altas para determinadas carreras.

-¿Es justo que por una o dos décimas no puedas entrar en la carrera deseada?
-El trauma sobretodo es para el que tiene una vocación muy clara, como puede pasar en Medicina, por ejemplo, y quiere hacer Medicina sí o sí, y no puede entrar por unas décimas. Yo les digo que a veces llegas a los mismos lugares por sitios diferentes (quizás haciendo algunos estudios de biociencias también estarán contentos y felices, si no pueden entrar en Medicina, por ejemplo). El año pasado tuvimos un disgusto muy grande con una muy buena alumna que se quedó fuera de Medicina por décimas. Pero entró, en la segunda asignación, en Tarragona. Al final, estaba contentísima. ¡Y más adelante, la llamaron de la UAB, en la tercera asignación!

-¿Son muy diferentes los estudiantes de ahora que los de hace años?
-La verdad es que sí, son más inmaduros. Son más activos en cuanto a la capacidad de encontrar información, pero no en el resto. Hay una carta de una profesora que corre estos días por internet, que dice cosas como estas, y estoy totalmente de acuerdo. A ver, lo que no podemos hacer es cambiar la sociedad desde el instituto. Los niños y niñas de hoy en día viven en un mundo que no tiene nada que ver con el mundo de hace 20 años.

-¿Y las familias?
Tiempo atrás llamabas a los padres para decirles que su hijo había hecho esto o aquello y al momento tenías al padre o madre aquí castigándolo o haciendo lo que fuera necesario. Ahora vienen los padres o madres rápido, pero para decir que su hijo no ha hecho esto, o que no es verdad. Evidentemente, no todas las familias, pero ves como las actitudes son totalmente diferentes que años atrás.

-El debate que ha surgido de que la ESO se haga una parte en los centros de primaria, ¿como lo ves?
-No lo sé. Lo único que puedo decir es que aquí los profesores nos "matamos" para dar clases a alumnos de primero de ESO, porque son niños y niñas que todavía creen en el profesor. Son una delicia: tienes un grupo de niños embelesados en el aula. Tienen ganas de trabajar, de experimentar, de conocer... ¡Es un placer! ¡Y las niñas, aún más!. Después van creciendo, y van cambiando, se encuentran con injusticias e incoherencias...

-¿La figura del profesor es esencial en el instituto no?
-Y tanto. Debe ser un profesor mínimamente coherente, que conozca lo que debe enseñar y que trate con respecto al alumnado. Un profesor que no tiene vocación se detecta después de dos días. Aunque también es bueno que los niños y niñas vean toda clase de profesores. 

-Eres profesora de Filosofía. ¿Como ves el debate que se plantea sobre su desaparición?
-La Filosofía me sabría muy mal que la quitaran porque quién perdería más son los alumnos, les da una visión del mundo y de la globalidad, y sirve mucho para la vida.

-¿Y la série Merlín, de TV3, te ha afectado en el aula?
-A mí no me convence demasiado, pero los niños y niñas están entusiasmados. La parte filosófica queda un poco coja pero está bien para dar un poco de conocimiento en este ámbito. De hecho, si alguna vez les digo "va, vamos a tomar un café al bar", me dicen "ala, estás haciendo una merlinada!".

-¿Hay modas en la elección de carreras?
-Sí, seguramente. Pero a mí lo que me da más pena es otra cosa. Un niño o niña que quiere hacer una carrera humanística, ¿sabes las presiones que recibe por parte de la familia para que no la haga? He tenido alumnos que quieren hacer estos estudios y son buenísimos, pero hay padres y madres que les parece poco eso.

-¿Qué tienen que hacer, pues, las familias?
Deben escuchar a sus hijos. Además, son jóvenes y pueden equivocarse. Está claro que hoy la universidad es cara, y tampoco puedes ir probando carreras, pero si te equivocas, no debe pasar nada. A veces, encontrar tu camino en la vida es resultado de equivocarte, y del azar. No es malo equivocarse. Al fin y al cabo, lo que queremos es que nuestros hijos sean felices.