"Mejorar la calidad de vida de las personas a través de la preservación del medio ambiente, eso vale mucho la pena"

Patricia Aymà (30) es biotecnóloga e ingeniera ambiental, CTO de VEnvirotech Biotechnology, empresa dedicada desde 2017 a la transformación de residuos orgánicos en bioplásticos biodegradables mediante bacterias.
20/10/2023
- ¿Cuándo encontraremos en el mercado los bioplásticos biodegradables de VEnvirotech?
En el 2024 tenemos previsto validar los productos. Nuestros bioplásticos tienen un valor añadido, son flexibles, una característica que encaja especialmente bien para utilizarlos en cosmética y biomedicina, unos sectores con unos requisitos muy estrictos que finalizaremos el próximo año.
- ¿Cuáles son los objetivos para los próximos años?
En el 2024 además de cumplir con los requisitos, validaremos el piloto de producción a gran escala. Haremos la escalada en Murcia, en la fábrica de Estrella Levante, para luego tener mercado en el sector cervecero en toda España. Creamos bioplásticos con bacterias y residuos, pero no vale cualquier residuo, necesitamos una cantidad y calidad concretas. Podemos aprovechar los residuos municipales, pero cuesta más tratarlos y hacerlos estables, y eso los encarece. Aquí haremos bioplásticos con la levadura agotada de la cervecería. Antes habremos preparado bacterias para que les apetezca comer estos residuos, y las engordaremos para generar el máximo de bioplástico.
- ¿Tenéis competidores?
Tenemos tanto en la parte de los residuos orgánicos, competimos por la materia prima -biogás y compostaje-, como por el lado del bioplástico. Hay fabricantes de bioplásticos, aunque suelen ser más rígidos y por eso tienen menos aplicaciones. A diferencia de otros bioplásticos que solo son biodegradables en compost industrial, los de VEnvirotech son biodegradables en todas las condiciones, tierra y mar. Por lo tanto, tenemos unos bioplásticos biocompatibles y biodegradables que en cambio son menos competitivos a nivel de precio, son más caros, cuestan unos 4 o 5 €/Kg y los que provienen del petróleo cuestan 1 o 2 €/Kg.
- ¿Cuáles han sido las claves para llegar hasta aquí?
Crear un equipo sólido y conseguir una metodología de trabajo eficiente para sacar adelante tanto la parte biotecnológica como la de ingeniería y química. Empezamos sin saber ni cómo se montaba una empresa y ahora somos 35 personas. El know-how también es importante, nos hace ser distintivos y significativos para conseguir financiación.
- Todo ha ido muy rápido. En 2015 te graduabas en la UAB y en 2017 ya habías creado una start-up. ¿Cómo ha sido posible?
Porque la idea nació de la inconsciencia, de no saber lo difícil que era conseguirlo. Aun así, nos juega mucho a favor que tenemos una buena metodología de trabajo, vamos paso a paso, así los problemas grandes se han convertido en cosas pequeñas. Además, estar en el sector start-up, comenzar con programas de aceleración, nos ha permitido ganar credibilidad poco a poco. El glamur que envuelve al universo emprendedor nos ha hecho encontrar canales de comunicación y referentes para guiarnos en el camino. Debo reconocer que una empresa biotecnológica supone un desgaste importante, hay momentos de frustración. Es un camino que ha sido y es duro, pero ver que te acercas a la misión de la empresa, mejorando la calidad de vida de las personas a través de la preservación del medio ambiente... eso vale mucho la pena.
- ¿Cómo te planteas el futuro?
No me lo planteo. A veces me imagino haciendo vino, queso o pan, cosas simples que tienen que ver con la biología. Aunque ahora no sabría cómo vivir de otra manera. No sé qué pasará con la empresa, espero que vaya bien. Tengo claro que quiero que sea un referente biotecnológico y es por lo que estamos luchando.
- El viernes participas en una mesa redonda organizada dentro de la semana de la innovación de la UAB. A menudo se habla de la falta de referentes. ¿Tuviste alguno?
No tuve ninguno y los he echado de menos. El emprendimiento, a diferencia de la ciencia, se vende muy bien. Faltan referentes, sobre todo se debe comunicar la ciencia, saber qué se está haciendo y hacerlo con un enfoque más mercadotécnico. Debemos explicar la ciencia para que todos la entiendan, que los roles femeninos lleguen a todas partes y dejemos de sentirnos impostoras a la hora de llevar adelante proyectos.
- ¿Crees que está cambiando?
Sí, mucho. En el sector de la biotecnología hay mujeres entre los 30 y los 40 que están destacando y ya son grandes referentes. En el ámbito del emprendimiento sí hay un cambio evidente, sabemos cómo hacerlo y podemos llegar allí. En cambio, a nivel científico me gustaría que llegara más.
- ¿Qué se debería hacer para cambiarlo?
Necesitamos que los proyectos científicos y de emprendimiento liderados por mujeres que impacten en la sociedad sean reconocidos, sobre todo a nivel de centros educativos. También se necesita un plan de formación en comunicación efectiva en todas las carreras científicas, debemos salir de la universidad siendo capaces de explicar en dos minutos y de forma atractiva nuestro proyecto. La ciencia debería enfocarse desde un punto de vista empresarial viendo la aplicación social y cultural que tiene, entenderlo todo como pequeños proyectos de empresa, fijándonos en todos los detalles.
- El año pasado volviste a la Autónoma, participaste en el programa de Mentoría Alumni UAB. ¿Qué te hizo decidir dar el paso adelante?
Era un programa pionero, no había en otras universidades, puede convertirse en un referente. Me convenció. Si quieres que las cosas cambien, tienes que moverte. Me gustaba la idea de poder trabajar de tú a tú con estudiantes, valía la pena probarlo. Cuando estaba en la carrera me hubiera gustado que alguien hubiera estado allí para orientarme, me había sentido perdida. En un principio decidí que quería hacer un doctorado pero hay muchas otras opciones que apenas conocía. Los jóvenes necesitan saber las alternativas que hay y sentirse empoderados.
- ¿Cómo fue la experiencia de ser mentora?
Muy positiva, tanto que este año repetiré.
- Tu carrera ha sido meteórica. ¿Siempre ha ido todo sobre ruedas?
Al principio había miedos e inseguridades, más de una vez había tenido el síndrome del impostor. Fue complicado superar las inseguridades que tenía para sacar adelante la empresa, ver que realmente el mensaje llegaba y crear un equipo que confiaba en mí. Lo que se necesita es tener visión y una estrategia clara, avanzando paso a paso. Ahora me siento segura, con los socios hemos creado una empresa sólida y la haremos crecer.
- Si pudieras viajar en el tiempo, ¿cambiarías algo?
No, con lo que sé ahora, no cambiaría el camino. Tenía muy claro que quería hacer biotecnología y en la Autónoma había la mención de bioprocesos, que era la que más me interesaba. Tenía pensado hacer el doctorado, de hecho, renuncié a dos becas para centrarme en la empresa. Me involucré a fondo en el programa de emprendimiento del Santander, lo tomé como si fuera un máster. Allí encontré a mis socios. Ver los resultados y que las cosas iban saliendo también ayudó. Cuando te gusta algo, solo debes tenerlo claro y dedicarte plenamente. Estoy enamorada de hacer bioplásticos con bacterias.