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05/2012

Una emotiva conferencia culmina la visita de Jane Goodall en la UAB

En el marco de su visita a la Universitat Autònoma de Barcelona, con motivo de la reunión Jane Goodall Institute Global Meeting, la conocida primatóloga Jane Goodall ofreció, el ​​martes 8 de mayo pasado, una vitalista conferencia ante un auditorio expectante y lleno a rebosar de público de todas las edades. Con una larga charla, Goodall repasó su carrera hasta alcanzar una visión positiva y esperanzadora del futuro del planeta Tierra y de la humanidad.

El acto empezó con las intervenciones de Federico Bogdanowicz, director del Jane Goodall Institute en España, que agradeció la UAB su hospitalidad durante el encuentro, el vicerrector de investigación de la UAB, Manuel López Béjar, y, por último, e introduciendo a la propia Goodall, Jordina Belmonte, directora del ICTA, quien destacó el intenso trabajo en diferentes vertientes de la primatóloga.

Jane Goodall, inglesa de 78 años, después de sorprender a la audiencia con un "hola" traducido al chimpancé, explicó cómo, durante su infancia, ya mostraba fascinación por los animales y soñaba con ir a África. De mayor tuvo la oportunidad de viajar a Kenia donde conoció Louis Leakey, un prestigioso paleoantropólogo, que le propuso investigar los chimpancés en el parque de Gombe Stream en Tanzania. Durante estas investigaciones descubrió que los chimpancés son capaces de utilizar herramientas para, por ejemplo, extraer termitas de sus nidos. Hasta ese momento, se creía que sólo el hombre era capaz de utilizar utensilios para su propio beneficio. Goodall también llegó a la conclusión de que, como nosotros, los chimpancés tienen sentimientos que demuestran y los alteran.

Todos estos descubrimientos permitieron Leakey conseguir financiación para Goodall. Con los años, Leakey sugirió a Goodall que fuera a la Universidad ya que en aquel momento no tenía ningún tipo de formación académica. En Cambridge, donde fue a hacer el doctorado, entró en conflicto con prestigiosos etólogos que defendían que los animales no tenían personalidad ni sentimientos. Este ejemplo, demuestra que trabajar en el campo permite, muchas veces, desprenderse de las rigideces de la vida académica. Sin embargo, Goodall se sacó el doctorado y continuó investigando en Tanzania.

Años más tarde, la ya prestigiosa primatóloga llegó a la conclusión de que para proteger a los chimpancés, y la vida salvaje en general, se había de proteger y ayudar a los habitantes de los pueblos alrededor de la zona donde viven los animales. Así surgió el Jane Goodall Institute, que lleva más de 35 años coordinando este trabajo en varias zonas de Tanzania, Burundi, Sierra Leona y Gambia, zonas que además, tal y como afirmó Jane Goodall, "sufren de las grandes multinacionales y corporaciones europeas, americanas, y ahora también asiáticas, que arrasan el continente africano y se van sin dejar rastro.




Razones para la esperanza

Goodall explica que en sus viajes -se mueve de un lugar a otro durante 300 días al año- encuentra gente que ha perdido la esperanza en el futuro, que cree que ya no hay nada que hacer para salvar este planeta. Para animar estas personas, sobre todo los jóvenes, y para hacer ver que no todo está perdido, Goodall ha encontrado tres razones por la esperanza. Primero, la juventud. Los jóvenes pueden aprender aún que sólo tenemos un mundo y que cada pequeño gesto que hacemos en favor de la sostenibilidad se verá reflejado en un futuro. Por otra parte, Goodall esgrime la gran resistencia y poder de recuperación que nos demuestra día a día la naturaleza como otra razón para mantener la esperanza. A la vez, la insistencia y perseverancia humanas, reflejadas en la figura de la misma Goodall, son la tercera gran razón. Si no dejamos de luchar por la vida salvaje conseguiremos salvarla algún día.

La conferencia terminó con una calurosa ovación por parte del público presente, en buena parte jóvenes estudiantes que, de buen seguro, recibieron el mensaje de esperanza de Jane Goodall.

Miquel Carandell
 
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